Capítulo 51: Vida

151 14 14
                                    

Corrimos hacia los aldeanos, los examinamos y como se pensó, ninguno estaba vivo, lo más raro es que solo cayeron al suelo muertos. No parecían haber sufrido algún ataque, como si se hubiesen desmayado al mismo tiempo. Demasiado sospechoso. El perro miraba por todos lados en busca del enemigo, pero el semi-yukai no estaba por ninguna parte.

Miroku: es extraño que los aldeanos mueran sin razón, al menos, no una visible.

Hakuryu: ¿Cómo se puede matar sin tocar?

Inuyasha: a lo mejor los envenenaron.

Miroku: no, tendrían expresiones de horror en sus rostros y alguna que otra marca visible.

Hakuryu: murieron sin sufrimiento.

Mientras tratábamos de adivinar lo que ocurría, finalmente aparece la malvada secuaz con olor de su amo, parada sobre una roca reía como si la escena fuese graciosa.

Inuyasha: ¡Kagura! —prepara las garras de su mano izquierda.

Kagura: Inuyasha, nos volvemos a encontrar —alza su abanico y lo mueve— ¡Levántense y bailen para mí!

Tras la orden de la mujer demonio, los cuerpos se levantan del piso y se abalanzan sobre nosotros, como sucedió con los lobos y Koga.

El hanyu y yo los golpeamos con los puños mientras que el monje con su bastón, tratamos de que no vuelvan a levantarse, pero eran demasiados.

Era una pelea sin fin.

~Kagome

Me desperté apenas sentí la presencia de Naraku, al mirar el futón a mi lado me di cuenta que la exterminadora había hecho lo mismo. Frunce el ceño y su gata se vuelve la gran pantera que es. El zorrito aparece por la puerta, en su cara se veía la angustia que sentía. Salta y se coloca en el lomo de su amiga felina.

Shippo: ¡Los chicos salieron a investigar qué ocurre!

Sango: debemos ir con ellos —se levanta y toma su Hiraikotsu.

Hago lo mismo, era extraño no escuchar gritos, llanto o alguna persona corriendo por la casa. No había nadie ¿Todos salieron sin que nos diéramos cuenta? ¿Qué pasó con las personas?

Kagome: algo muy raro está... —guardé silencio al encontrarme con un ser parado en la puerta— ¿Quién eres?

Se trataba de una niña cubierta de blanco, desde su cabello, piel hasta ropa, solo sus negros ojos sin brillo resaltaban sobre su inexpresivo rostro. En su mano tenía un espejo que apuntaba hacia nosotros. Sin duda lo que más me llamaba la atención era que no poseía ningún tipo de presencia. Como si no existiera, no tuviera vida.

Kanna: mi nombre es Kanna y represento a la nada.

No había ni una sola emoción en ese lindo rostro.

Sango: ¿Eres secuaz de Naraku? —se pone en posición de ataque.

Kanna: soy una parte de él.

¿Parte de él? ¿Una extensión?

Le tiro una flecha sagrada, antes que le llegue ella desaparece.

Shippo: no sé dónde está —asustado observa para todos lados.

Kagome: no tiene presencia.

La gata gruñe en dirección a una pared, de inmediato su dueña capta la señal.

Sango: ¡Hiraikotsu! —lanza su arma.

La muralla se destruye con el boomerang, del otro lado estaba el espíritu blanco, recibe el ataque, sin embargo, el espejo absorbe al Hiraikotsu, luego lo lanza de regreso dándole a su portadora en el estómago.

InuYasha A Través Del TiempoWhere stories live. Discover now