Capítulo 7: Fuerza

367 32 21
                                    

Tal y como predijimos Inuyasha llegó esa misma noche, se le veía bastante frustrado, su búsqueda había sido inútil.

Inuyasha: miko, sin tus poderes no puedo encontrar fragmentos.

Era lo esperado, obviamente sería incapaz de hallar alguno sin la habilidad que posee la sacerdotisa.

Kagome: tenía que cuidar de Hakuryu —el joven bufo como respuesta— también aprovechamos para entrenar.

Inuyasha: ¡Ja! Él no tiene nada que entrenar, es un debilucho.

El “abajo” se escuchó por toda la aldea, preferí mantenerme callado antes de buscar problemas, de cierta forma tenía razón, no soy tan fuerte como él o como la azabache. No quiero ser un estorbo y por eso necesito mucho entrenamiento, para volverme más fuerte con mis poderes espirituales.

Las estrellas de esa noche alumbraban con furor. A pesar del peligro, ese mundo era muy hermoso.

Inuyasha: ¿Qué tanto miras el cielo? —se cruzó de brazos parado al lado mío.

Yo me encontraba sentado afuera de la cabaña de la anciana apoyado en la pared, podía ver claramente a las estrellas fugases pasar y a las constelaciones que se encontraban ahí desde hace una eternidad.

Hakuryu: es muy hermosa la vista, de donde yo vengo casi no se ven las estrellas.

Kagome: ¿Por qué no? —se sentó junto a mí a contemplar el oscuro cielo.

Hakuryu: vivo en una gran ciudad, repleta de luces y contaminación —no creo que entiendan esa palabra— el aire está sucio por fábricas y automóviles —eso tampoco— son unas máquinas de metal con ruedas que sirven para transportarse, reemplazan a los caballos y van muchísimo más rápido.

Kagome: eso suena muy extraño ¿Y qué paso con los caballos?

Hakuryu: bueno, muchos viven en granjas y sirven para transporte a corta distancia o son para cabalgar como diversión, también los hacen competir en concursos con obstáculos o aeródromos, donde hacen carreras.

Inuyasha: ¿Y las personas que no tienen las carrozas de acero qué hacen?

Que buena pregunta, sorprendente de alguien tan bruto para pensar como él.

Hakuryu: hay algo que se llama transporte público, están los buses, que son automóviles muy grandes y trenes que van por una vía y son muy largos.

Ambos asentían con la cabeza, seguro se estaban imaginado cosas muy extrañas, les mostraría vídeos si mi teléfono aun tuviera batería, se le agoto hace un par de días.

Hakuryu: si logro regresar a mi casa les traeré libros y fotos para que entiendan.

Si es que regresaba, claro está. Ese pensamiento me hacía un nudo en la garganta. Me atormentaba la idea de no volver a ver a mis seres queridos.

Kagome: tranquilo, sé que encontraras la forma de volver —colocó su mano en mi hombro dándome fuerzas.

Escuché un gruñido proveniente del chico a mi lado. Su molestia hacia mí se incrementaba a medida que me volvía más cercano a la chica, aun así, la trata mal. Quién lo entiende.

Inuyasha: deberías intentar volver por donde viniste.

Ambos nos dimos vuelta a mirarlo sorprendidos, eso no sonaba nada descabellado.

Kagome: puede que tengas razón.

Hakuryu: ¿Creen que puedo volver a casa a través del pozo?

Una luz de esperanza iluminaba mi rostro, una sonrisa se escapaba de mis labios al imaginar mi regreso al siglo XXI. Aún existía una oportunidad no explorada.

InuYasha A Través Del TiempoUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum