Capítulo 49: Aliado

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~Miroku

Corrimos castillo adentro con la hermosa exterminadora. Llegamos a una especie de gran salón oscuro, el silencio era sospechoso, la presencia maligna era muy fuerte. El semi-demonio estaba cerca.

Miroku: ¿Naraku eres tú? —pregunté en voz alta.

Se prende una vela dejando ver a una bella mujer que cargaba un gran abanico, al instante me doy cuenta que se trata de un ser sobrenatural. Es un demonio, sin embargo, hay algo muy extraño en ella.

Sango: ¿Quién eres?

Kagura: mi nombre es Kagura, soy el espíritu que domina los vientos. Mi amo les envía un presente —tenía algo entremedio de los dedos de su otra mano.

Miroku: ¿Con tu amo te refieres a Naraku? —cuestioné.

Kagura: —ríe con malicia— me quedaría a charlar pero tengo asuntos que atender afuera.

Tira una pieza de madera al suelo, esta se agranda y se transforma en una marioneta del mismo Naraku con su piel de mandril y cuerpo con tentáculos. La mujer sale por la puerta en dirección al patio donde Koga estaba peleando con Inuyasha ¿Qué tendrá planeado hacer? ¿De dónde Naraku sacó una sirviente?

Sango: ¡Hiraikotsu! —destroza algunos tentáculos pero se regenera— ¡Rayos! ¡Excelencia! ¡¿Qué hacemos?!

Miroku: ¡Ponte detrás de mí! —ella lo hace— ¡Agujero Negro! —abro el vórtice de mi mano.

Es entonces cuando aparecen las avispas venenosas para protegerlo, algunas alcanzan a entrar por mi mano. Cierro el agujero con el rosario y caigo de rodillas al suelo. El veneno ya estaba haciendo efecto.

Sango: ¡Excelencia, resista! —corre a sostenerme antes que caiga al suelo.

Miroku: tra..tranquila, Sango, solo absorbí unas pocas. Estaré bien.

Me pongo de pie con su ayuda, me tambaleo un poco mas logro mantener el equilibrio.

Miroku: tenemos que desintegrar esa marioneta para que no vuelva a regenerarse.

Sango: ¿Cómo lo hacemos?

Miroku: yo lo haré con pergaminos sagrados, pero necesito que lo distraigas.

Sango: entendido, tenga cuidado.

Miroku: —le sonrío un poco— también tú.

Veo como se sonroja un poco y aparta la mirada. Lanza su arma hacia el enemigo. Avanzo con dificultad, me costaba respirar. Me pongo detrás de él y le pego los pergaminos en distintas partes de su cuerpo sin que se dé cuenta, recito un viejo conjuro con mi bastón. Estoy a punto de dar el golpe final, sin embargo, una fuerte luz blanca invadiendo la habitación lo interrumpió.

Sango: ¡¿Qué fue eso?!

Miroku: ¡No lo sé! ¡Pero no significa nada bueno! ¡Hay que salir de aquí!

Activo los pergaminos, es así que se purifica el monstruo y desaparece en su totalidad. Lo único que queda es el pedazo de madera que la atractiva mujer se encarga de pisar y romper.

Sango: vamos, excelencia.

Se pone el Hiraikotsu en su espalda, me ayuda a pararme y coloca mi brazo sobre su hombro. Era muy tierno como no quería mirarme por la vergüenza de estar cerca mío.

Qué linda.

Salimos hacia el patio, nos encontramos Kirara, Shippo y Kagome en el techo del palacio, a Koga enfrentándose a sus propios hombres muertos, la sirviente de Naraku controlando los cadáveres con su abanico y a Hakuryu sosteniendo a Inuyasha inconsciente en medio de un gran cráter en el suelo.

InuYasha A Través Del TiempoWhere stories live. Discover now