Capítulo 94: Campo

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~Kagome

Salimos corriendo de la casa hacia la villa, el del futuro se quedó para cuidar a la mujer junto con el mapache mágico. Quise oponerme a la idea, pero mi deber era proteger a los aldeanos. Me resigné a seguir en silencio al híbrido al igual que el resto del grupo, rogando en mi interior por la seguridad de mi amigo y de quienes le acompañaban.

Al llegar a la villa notamos que los murciélagos no tenían piedad alguna, estaban arrasando con todo a su paso. Tomaban a las personas y animales, los elevaban en el aire mientras consumían su sangre y luego los lanzaban a una muerte segura al suelo.

Inuyasha: ¡Suéltenlos! ¡Garras de Acero!

Destruye una buena cantidad de ellos.

Disparo mis flechas, Sango usa su Hiraikotsu, Miroku los destruía con su bastón y pergaminos, Shippo nos ayudaba a distraerlos e Inuyasha usaba su Viento Cortante. La gente corría despavorida.

Los demonios no paraban de llegar, el anciano yukai le había ordenado a todo su ejército destruir esta aldea y yo no dudaba de ello.

Esto se está saliendo de control.

~Hakuryu

Desde la entrada disparaba mis flechas deteniendo a todos los vampiros que pasaban cerca de nosotros. Hasta que un par ven de lejos a la mujer, intenté destruirlos, pero ya estaban fuera de mi alcance. Regresan a su guarida, van a avisarle al abuelo.

Maldición.

Hakuryu: vendrán por usted —le advierto.

Ella asiente con la cabeza y el ceño fruncido, sabía que eso iba a pasar.

Hachi: ¡Ay, qué miedo! —se pone a temblar.

Hakuryu: Hachi, vas a tener que ayudarme.

La casa queda rodeada de asquerosos seres, con mis flechas mataba a los que más podía. El mapache con su magia los distraía y era ahí cuando yo aprovechaba para disparar. Al principio parecía funcionar, pero el número de murciélagos seguía creciendo, como si fuesen infinitos. Hasta que llegó el momento en el que no dimos a basto.

El techo se rompe mostrando a una multitud, eran cientos, todos tras aquella humana que su único pecado fue amar a un demonio.

Hice una barrera que nos protegía y el mapache quedó afuera, observaba aterrado como esos murciélagos intentaban romper mi campo.

Hakuryu: ¡No te quedes aquí! ¡Ve a buscar ayuda! —le grité desesperado.

Hachi: ¡S..sí!

El yukai mágico sale por la puerta convirtiéndose en ese gran ser volador anaranjado para intentar intimidar y que no le ataquen. Una gran táctica cobarde, pero servible para evitar el enfrentamiento.

Al pasar el tiempo iba perdiendo las fuerzas. Gotas de sudor corrían desde mi frente a mi mejilla, caigo de rodillas al suelo apenas respirando. La madre de la mitad bestia me sostiene para evitar que me golpee.

Mujer: ¡¿Está bien?!

Hakuryu: n..no lo re..resisto más —la observo— per..perdóneme.

Mujer: —me sonríe— no hay nada que perdonar, diste lo mejor de ti, gracias.

Pensando que eso es algo que mi madre diría me desmayé, quedando ambos a merced de los demonios.

~Inuyasha

Esos malditos seguían apareciendo como cucarachas, mataba a uno y llegaban 2 más. La gente se ocultaba detrás de nosotros en busca de protección, la miko atendía a los heridos junto con el kitsune mientras les cuidábamos la espalda.

InuYasha A Través Del TiempoOnde histórias criam vida. Descubra agora