Capítulo 48: Incriminación

163 15 58
                                    

~Hakuryu

A la mañana siguiente nos preparamos para partir. Los aldeanos se despidieron tristes de nosotros, nos veían como sus salvadores y querían que nos quedáramos a vivir con ellos. Lo encontré muy tierno. Me alegro que ahora exista esperanza en la villa y que en un futuro tendrán una vida mejor.

Caminamos por el sendero sin mucho que decir, supongo que mi presencia los ponía a todos incómodos. El hanyu no quería ni mirarme, evitaba todo contacto conmigo. No era molestia lo que él sentía, sino, culpa. Mientras que el resto susurraba cosas que decidí ignorar por mi salud mental.

Todos sabían lo que sentía.

Por su lado, la sacerdotisa era la única que se encontraba ajena al lenguaje no verbal con el que se comunicaba el grupo. Lucía cabizbaja y pensativa, su rostro tenía una extraña mezcla de emociones opuestas entre sí. Conociéndola como lo hago, sé que debe estar pensando en lo de ayer y su hermana.

Estuvo a punto de traicionarla.

Es tan complicada la situación que con solo reflexionar sobre lo que ocurre hace que me duela la cabeza. Necesito una aspirina. Con mi dedo masajeo mi sien tratando de disipar el malestar.

Kagome: Haku ¿Estás bien?

Hakuryu: —rio nervioso— sí, es solo que estaba algo pensativo, es todo.

Kagome: has estado así desde ayer.

Hakuryu: creo que lo de Rukawa me afectó más de lo que creí.

No podía decirle que su casi beso con el de las garras también dejó mi ánimo por los suelos. Una media verdad era suficiente para que no me siguiera preguntando.

Kagome: ya volveremos a verlo, Sesshomaru aparece cada cierto tiempo por Colmillo de Acero —agregó sin pelos en la lengua.

Tenía razón. Y con su última humillante derrota por el Viento Cortante volverá buscando venganza. Es tan insistente.

Inuyasha: no me recuerdes a ese lunático —se mete en la conversación— si aparece volveré a vencerlo y asegurarme de que quede muerto esta vez.

Escuchamos un estruendo a lo lejos junto a muchos gritos. Algo ocurría más adelante.

Kagome: siento la presencia de un fragmento de la Perla.

Partimos en aquella dirección, al llegar notamos como un grupo de forajidos corrían por sus vidas de un yukai oso gigante que rugía con fuerza.

Kagome: lo tiene en la frente.

Inuyasha: ¡Déjamelo a mí!

Desenvaina su espada listo para atacar, mas el monje poniéndose en su camino lo detiene.

Miroku: ¡Inuyasha, espera!

En eso aparece un enjambre completo de avispas venenosas, atacan al demonio, lo derriban y luego una de ellas saca el pedazo de su frente. En cuanto el poder sale de él, disminuye su tamaño y muere.

Sango: fue una trampa —concluyó la astuta mujer.

Kagome: si las seguimos nos guiarán a Naraku.

InuYasha A Través Del TiempoWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu