Capítulo 45: Reencuentro

190 18 11
                                    

Corro para ganar tiempo, siento como las garras de la felina se clavan en la ropa sobre mi hombro para sujetarse. En pocos segundos vuelvo a ver la silueta de la sacerdotisa muerta a lo lejos, acelero el paso con tal de alcanzarla.

Hakuryu: ¡Kikyo! ¡Espera!

Ella se detiene, me espera sin voltear, llego a su altura y caminamos juntos. Supongo que no puede ir más rápido.

Hakuryu: gracias por esperarme.

Ella no respondió a aquello, sin embargo, puso una pregunta sobre la mesa evitando el silencio que amenazaba por aparecer.

Kikyo: ¿Por qué vienes a arriesgar tu vida?

Su duda era válida, ninguna persona normal expondría su seguridad por otras personas.

Hakuryu: por lo mismo que tú.

Me da una mirada severa, como si la hubiese ofendido.

Kikyo: no tienes ni idea que es lo que yo hago aquí —aseguró.

Hakuryu: tu hermana y el hombre que amas corren peligro, creo que puedo sacar conclusiones de eso.

Kikyo: que atrevido eres al tratar de adivinar lo pienso —me sonríe de manera engreída— pero nunca podrás hacerlo, nunca nadie ha podido —orgullosa.

Hakuryu: entonces, seré el primero, reto aceptado.

¿Por qué estoy diciendo eso? De las personas que la conocen, creo que soy el que menos la comprende ¿Por qué me hago el interesante?

Ella solo hace un pequeño sonido de risa como respuesta. Luego parece meditar algo y agrega.

Kikyo: eso significa que tú estás aquí porque consideras a Inuyasha un hermano y tienes un interés romántico por Kagome.

Era demasiado astuta, mientras a mí me costaba todo un mundo comprenderla, ella me leía como un libro abierto. Me sentía tan desprotegido ante esa oscura mirada.

¿En qué momento quedé tan expuesto?

Antes que pudiera contestarle los gritos de Kagome inundaron la escena.

Kagome: ¡Por favor! ¡Inuyasha! ¡Deja de pelear!

Inuyasha: ¡No lo haré!

Me adelanté corriendo hacia ellos y cuando llego, el monje y la miko voltean sorprendidos, no esperaban mi presencia.

Hakuryu: ¿Qué es lo que pasa?

Horrorizado observo el panorama, el lugar era de lo más feo posible, la cueva era la entrada a una montaña hueca. El hanyu estaba batallando con un orco negro salido de libros de J.R.R Tolkien. La gata salta a ayudarlo, pero el pervertido tomándola en el aire antes que se transforme lo evitó.

Miroku: no puedes bajar, Kirara —me mira— ¡¿Dejaste a Sango sola?! —me grita indignado con la mascarilla puesta.

Hakuryu: claro que no, está con Shippo a salvo, el verdadero peligro es aquí adentro.

Me fulmina con la mirada, suspira y después se calma, no era momento para formar un espectáculo. Se notaba el enojo que me tenía desde que desperté con Sango entre mis brazos esa mañana.

Kagome: Inuyasha tiene que salir de ahí, si pierde, ese ogro lo absorberá —exclama angustiada— la fosa tiene un sello, su única escapatoria es por aquí.

Eso es malo.

Es entonces cuando ella abre los ojos paralizada en dirección detrás de mí. No sabía de mi acompañante.

InuYasha A Través Del TiempoOnde as histórias ganham vida. Descobre agora