Cuando salí del auto, todos mis movimientos eran lentos, sentía vagamente las gotas caer sobre mi cuerpo, empapándome, pero no hice nada para detenerlo. Me dolía el hombro, pero no presté atención alguna. Sólo pude sentir un pequeño cuerpo que puso mi brazo sobre sus hombros y me dejé llevar. Incluso cuando subíamos por el ascensor del condominio de apartamentos, las personas se nos quedaban viendo, estábamos empapados, pero solo fui capaz de mover los pies automáticamente y apoyarme un poco en ella.

     Jihee me miró sorprendida cuando le dije la contraseña de mi apartamento, pero no dijo nada, solo puso los números rápidamente y entramos.

     Ella dijo que me diera un baño y no discutí en lo más mínimo, me encaminé a la recámara con todos los pensamientos que me acosaban desde que salimos del bar ¿Le daba miedo ahora? Solo estaba preparándome mentalmente para lo peor. Me deshice de la ropa lentamente, el hombro me molestaba.

      No podía quitar de mi mente sus grandes ojos viéndome sorprendida ¿Cuán horrorizada estaría de mí ahora mismo?

     Abrí mis ojos y me atraganté torpemente cuando entró al baño como si yo no estuviese allí de pie, en ropa interior. Jihee pasó de largo por mi espalda y fue directo a la ducha, la abrió y se quedó un momento comprobando el agua en la tina de baño. Probó la temperatura una vez más luego de unos momentos y entonces hizo un ademán con su mano para que me acercara a ella. Dudoso, decidí no quitarme los boxers. Mi cuerpo gimió de placer ante el cálido abrazo del agua caliente, me relajé casi de inmediato, cerrando un poco los ojos y respirando hondo. Solo hasta ese momento me di cuenta de lo mucho que necesitaba eso.

     —Oh, mírate. Parecías un lunático decidido y ahora pareces una esponjita. —su melodiosa voz al fin se abrió paso a mi cabeza y abrí los ojos, casi ofendido conmigo mismo por olvidar su presencia. Me hallaba hundido en la tina de tal forma que mis labios estaban debajo del agua, y la miré sin mover la cabeza. Solo fui capaz de verla, no sabía qué decir ¿Qué hacía ella aún conmigo?

     ¿Por qué no se... iba?

     Jihee se acomodó junto a mí en silencio, sobre los azulejos de costado y descansaba su peso en la bañera. Había pasado un pálido brazo por el borde de la tina.

     Miré curioso cómo metía la mano en el agua cristalina y la movía un poco, provocando pequeñas estelas de movimiento en la superficie junto a mi brazo, y, de golpe, me pasó los dedos por el cabello.

     Me congelé ante su acción, completamente desconcertado y permanecí inmóvil, mudo. Sentí el latido de mi corazón acelerarse, retumbando en mis oídos. Contuve un gemido de placer cuando acarició gentilmente los cabellos de mi nuca y masajeó la zona por unos segundos, dejando una sensación eléctrica sobre la superficie de mis hombros y brazos. Sus caricias fueron tan reconfortantes que no era capaz de apartarme. Luego, sus helados dedos colocaron con amabilidad los bucles negros detrás de mis orejas. Me estremecí cuando las gotas de agua cayeron mi cuello.

     Quise acurrucarme a su pequeña mano, me sentí extraño. Me habían acariciando ahí muchas veces, incluso con los labios, sin embargo, sentí que fue la primera vez que realmente fui acariciando por una chica. Su toque era completamente diferente, casi con anhelo y cariño, y sentí un capa cálida desplazándose en mi pecho. Me acarició las raíces del cabello de tal forma que cerré los ojos lleno de placer y luego deslizó los dedos por mis mechones.

     Un segundo antes de que alejara su mano, la tomé con torpeza, era demasiado tarde como para arrepentirme, por lo que la apoyé sobre mi mejilla. Como le había dado un pequeño tirón a su brazo, ella ahora estaba un poco arrodillada, y su otra mano ahora sujetaba el borde de la tina, me miró a los ojos sorprendida.

『 ɢ ᴀ ɴ ʙ ᴀ ʀ ᴜ  ||  jungkook 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora