Capítulo 3

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Capítulo 3: Gente como esa. 

—No entiendo, ¿si tan rápido es por qué lo ponen en última posición?—mi abuelo intenta explicarme algo, pero la muchedumbre rabiosa chilla como loca porque un equipo acaba de anotar. Me arrastro por la grada, sentándome más cerca del anciano y me inclino hacia él.

—Es rápido, pero no tan bueno. —la abuela había conseguido entradas para el juego de Los Coyotes y otro equipo visitante que no conozco. El frío de la pista de hielo hace que se me estremezcan los dedos y me veo obligada a esconderlos debajo de la manga de mi sudadera. —Es como tu abuela en tacones,— explica el abuelo— Lenta pero sigilosa.

La abuela le da un fuerte zape en la nuca tan rápido que ni siquiera me da tiempo de reír. Cuando vuelo mi mirada al juego, uno de Los Coyotes se desliza con rapidez y la multitud aguanta la respiración, lanza justo al arco, pero falla estrepitosamente.

—¡Venga ya!—me encojo por los gritos histérico de la abuela junto a mi—¡Deja de jugar como un jodido bebé y golpea como hombre Ligi, maldita sea!—la multitud enardecida aclama los gritos fanáticos de mi delicada abuela enfundada en su suéter rosa pálido y yo siento lástima por el pobre Ligi, aunque no sé quién es porque nunca logro reconocerlos con esos tremendos cascos negros.

—¿Viste como se deslizó?—el abuelo aplaude con delicadeza repetidas veces—Me recordó a las olimpiadas de patinaje de invierno—se limpia una lágrima imaginaria y sigue alentando al equipo con palabras dulces. Yo simplemente le frunzo las cejas en una mueca desdeñosa porque aquello, definitivamente, no tiene nada en relación con el patinaje salvo el hielo. Pero él era así, un tanto extraño... pero es así. Después de todo fue él quien me llevó a mi primera clase de patinaje sobre hielo cuando era niña.

Una vez me contaron que ellos discutieron fuertemente por eso, porque mi abuela quería que entrara al equipo de hockey mixto, mientras que mi abuelo quería que danzara en el patinaje clásico. Luego, en fin, gracias a mi cuerpo menudito y frágil, decidieron que el patinaje sería mejor. Y creo que fue lo mejor, porque honestamente, no me imagino jugando esa cosa de bestias.

—¡Ligi maldita sea!, ¡si no le pones huevos al juego le diré a tu esposa quién es tu nueva novia!—el hombre en la cancha se gira como si su cabeza fuera un búho y mira directamente a la anciana en una mueca, yo, por otro lado distingo como varias personas se giran a mi abuela y le lanzo miraditas de pánico a mi abuelo. ¿Cómo diablos sabía todo aquello la vieja?, da miedo. Bueno, al final el abuelo me da dinero y me dice que lo mejor es que vaya por una soda, yo, aturdida aún por los chillidos de la abuela asiento y me voy.

Hoy no estaba de ánimos para venir a ver un juego, me dolió todo el sábado la cabeza y creo que me está por dar gripa, pero es una especie de tradición para mis abuelos y yo venir juntos, juegue quien juegue, así que negarme no era una opción. Además, aquellos primates golpeándose y empujándose entre insultos y gruñidos me recordaban inaudiblemente a Jungkook, a su potente y fuerte cuerpo, a su intensa mirada y a la forma en la que me sostuvo el viernes. 

Debía olvidarlo, pero probablemente para eso, primero, debía dejar de repasar la escena en mi mente...

¿Cómo diablos iba yo a olvidar la forma en la que patinamos?, el tipo es demasiado intenso.

Sacudiendo la cabeza y encajando las manos en los bolsillos de mi hoddie azul oscuro, subo por las escaleras de las gradas escuchando los murmullos histéricos de los fanáticos y las bocinas que, retumbando fuertemente en las paredes anuncian que un equipo anotó. Entonces la gente grita más fuerte y me duele más la cabeza.

Vaya domingo. Se supone que debería estar acostada en mi cama, con mi laptop en el estómago y viendo alguna serie o jugando algún juego, ah.

Justo cuando me pongo en la fila de la cafetería, los chicos del frente comienzan a hablar—¿Ese no es el idiota que quería meterse la grupo de baloncesto?—no me giré, pero la curiosidad me domó, sin embargo, me puse la capucha de mi hoddie y miré mis pies. No eran para nada sutiles, pero su asquerosa e incómoda colonia delató que eran unos muchachos de la Universidad. Oh, claro que lo sabía.

『 ɢ ᴀ ɴ ʙ ᴀ ʀ ᴜ  ||  jungkook 』Where stories live. Discover now