Veintiséis

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Louis debe regresar a casa.

Y eso es algo que Harry definitivamente no quiere, pero que tampoco lo impide porque es lo acordado.

El domingo ya se ha acabado, el sol del lunes ya está en el cielo y son alrededor ‪de las seis de la mañana, Louis ya tiene lista su mochila para ser llevado a su casa en donde pretende simplemente cambiarse y que Liam lo lleve a la escuela porque en casa de Harry ya se ha duchado y tomado el desayuno.

Harry tiene las mejillas internas entre los dientes mientras espera en el pie de las escaleras a que el chiquillo termine de bajar, se ha devuelto porque se le ha quedado el teléfono en el baño y Harry no tiene ningún problema con su leve retraso.

Respira profundamente, no tiene ni la menor idea de cómo se sentirá su casa ahora que Louis no estará por los alrededores y no puede creer que se haya acostumbrado tan pronto a la convivencia con aquel adolescente de ojos celestiales.

Vuelve a inhalar. Louis por fin aparece.

Le da una sonrisa brillante y le muestra el teléfono.

—Ya lo tengo— Le informa.

Harry se muerde la lengua para no hacer un comentario de pura obviedad y le hace una seña con la mano para que pase primero. Salen de la enorme casa, Miguel está afuera con el coche esperando porque conoce perfectamente el estricto horario de su jefe y les abre la puerta de los asientos traseros.

—Buenos días, señor Styles. Buenos días, joven Louis.

—Buenos días— Responde Harry, como todos los días.

Entra al coche.

—¡Hola, Miguel!— Saluda Louis un poco más animado que cualquier otra persona. —¿Cómo estás?

—Muy bien, gracias. ¿Y usted?

—De maravilla. Aunque no tanto ahora que tengo que ir a clases y eso, ya sabes que nosotros los adolescentes no soportamos esto de las escuelas y el sistema educativo.

Harry frunce las cejas al escucharlo decir tonterías y pone los ojos en blanco cuando Miguel ríe con amabilidad ante su comentario y le da toda la razón. El millonario espera paciente a que a ellos se le dé la gana de terminar de charlar y mira el reloj en su muñeca para ver cuánto tiempo está perdiendo porque es exactamente esa cantidad lo que le va a descontar de su salario.

Harry no tiene compasión.

Louis por fin entra al coche, Miguel se mete en el asiento del conductor y arranca el auto. El chiquillo no tarda en abrazarse contra el costado de su papi y apoya la barbilla sobre su hombro estirando los brazos pidiendo en silencio un beso.

Harry levanta un poco la curva del labio y le sube una de las manos a la nuca, el frío material de los anillos que lleva puesto le provoca un escalofrío al pequeño Louis, quien inhala profundamente y cierra los ojos cuando Harry le roza los labios y lo besa con la boca abierta.

Se le antoja toquetear su lengua con la suya y lo aprieta un poco más cerca de su costado. Louis le acaricia la muñeca con la que lo sostiene y tararea tan sofocado que Harry cree que en cualquier instante se va a desmayar y por eso se agarra con ligera fuerza.

Harry es el primero en apartarse y quizás hace esto de morderle el labio inferior y llevárselo consigo como ha hecho Louis el sábado anterior. El chiquillo suelta una risita encantadora, le apoya la mejilla en el bícep y su rostro ha tomado un color bermellón espléndido.

Y luce precioso, divino, sacado del mismo cielo, y Harry no puede creer que sea suyo en estos momentos.

Y en todos los que han de venir.

Baby Blue ✦ daddykink! [ls] | ✓Where stories live. Discover now