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Veinticinco

Cuando Harry se da cuenta de que Louis por fin despierta ya es pasado medio día.

El millonario hizo varios intentos de levantarlo a eso ‪de las nueve, y otra vez ‪a las diez, y una vez más ‪a las once, pero por alguna razón no podía, quizás era por el hecho de que Louis durmiendo parecía el ser más precioso que puede existir en el universo, con aquellas largas pestañas y pómulos afilados, con esa respiración cálida y ceño calmado.

El cielo sabe que Harry no tuvo corazón para perturbar su paz haciendo algo como despertarlo, así que le dejó dormir y darle la oportunidad de que se levante cuando quiera.

Y Louis lo ha hecho, y ha aparecido en la puerta de su despacho con los pies descalzos, la camiseta de su pijama un poco estrujada, las mejillas coloradas y frotándose un ojo con el dorso de la mano mientras bosteza con somnolencia. Harry lo mira desde su escritorio.

—Buenos días, papi— Saluda.

Harry guarda el archivo en el que está trabajando y lo cierra para darle su atención al pequeño retoño que tiene en la puerta.

—Buenas tardes, Louis.

Louis sonríe un poco confundido.

—¿Tardes?

—Es casi la una, así que sí. Tardes. Te has perdido el desayuno así que he mandado a que te prepararan un poco más de comida, espero que te guste el pollo con salsa teriyaki.

Louis asiente y parpadea varias veces, se le dibuja un pequeño puchero en los labios y Harry no entiende por qué de repente parece que va a hacer un berrinche o se echará a llorar, pero no pregunta al respecto, él simplemente hace esto de echarse hacia atrás en el asiento de cuero y palmearse los muslos llamándolo.

Y el chiquillo ahora tiene esta sonrisa brillante mientras corretea hacia él y toma asiento directamente sobre su regazo. Le echa los brazos al cuello, lo abraza, Louis lo besa con pequeños picoteos que se multiplican con cada risita que suelta y Harry hace todo lo posible por devolverle cada uno de ellos.

Louis respira, Harry le sube una de las manos a la nuca y le frota los dedos justo en el inicio de su cabello provocando que cierre los ojos y se le escape un ronroneo.

Harry baja la voz al hablar.

—¿Cómo dormiste, príncipe?

—Justo como eso, un príncipe. Cuando desperté no estabas.

—Tenía cosas que hacer y no me gusta perder el tiempo en la cama.

Louis lo mira por debajo de las pestañas con una sonrisita.

—No creo que sea una pérdida de tiempo pasar el rato allí si me estás follando.

Harry frunce los labios ante su comentario.

—Sabes a lo que me refería.

Louis se encoge de hombros.

—Si. ¿Qué estuviste haciendo toda la mañana? — Pregunta cambiando el tema.

Harry le acaricia uno de los costados cuando Louis se empieza a mover hasta que sus rodillas quedan a cada lado de su cuerpo, encima del acolchado del asiento. El millonario deja caer su cabeza en el espaldar cuando Louis se ha alzado ligeramente y es ahora un poco más alto.

Le roza los labios.

—Trabajando— Responde.

—Siempre estás trabajando. Es lo único que sabes hacer.

—El dinero no me lo encuentro, Louis. Debo de producirlo a base de esfuerzo y sudor.

Louis pone los ojos en blanco.