Cuatro

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Harry sale del trabajo un poco más temprano que cualquier otro día y saluda a Miguel en cuanto le abre la puerta, distraído como siempre porque va contestando los mensajes de su móvil y en su cabeza, aunque no hay espacio para pensar en eso, desearía tener unas cuantas vacaciones para poder apagar el condenado aparato y no tener que volver a verlo por aquel tiempo de reposo.

Por supuesto no es algo que puede hacer, en esos momentos se encuentra en la cúspide de su carrera empresarial y tomarse vacaciones sería para él como abandonar los casi diez años de trabajo duro y esfuerzo en los que se ha partido la espalda para llegar a la cima en la que se encuentra.

El sonido de la puerta al ser cerrada llama su atención y Harry ve como Miguel toma asiento delante del volante, frunce un poco el ceño cuando recuerda que debe decirle que no se dirige a su casa y del bolsillo de su chaqueta de marca saca un pedazo de papel que le ha dado Zayn.

—Miguel— Llama.

—¿Si, señor Styles?

—Toma esta dirección y llévame allí, por favor.

Le pasa el papel, el chófer lo mira y segundos después se encuentra asintiendo sin ninguna objeción.

—Cómo usted diga, señor.

Harry recuesta la espalda del asiento de cuero y se dedica todo el viaje a mover los dedos y los ojos en la pantalla de su móvil y en algún instante se siente demasiado cansado como para continuar, pero es algo que sabe que no debe dejar. Termina suspirando cuando cree que por fin es el último correo que le llegará en el día y de pronto siente que el coche se detiene. Alza la mirada para ver a través de la ventanilla polarizada y se encuentra con un edificio un poco, demasiado cutre como para que alguien pueda vivir en él.

—Miguel.

Lo mira.

—¿Sí, señor?

—Creo que me has traído al lugar equivocado.

—No, señor. Aquí es. En el papel dice edificio Wallows dos, número diez. Mire allí.

Y es posible que a Harry se le cruce una mueca en la cara cuando ve que efectivamente están en el lugar correcto. Es bastante decepcionante en su opinión y no le apetece salir del coche para tener que estar alrededor de esa infraestructura tan desmotivante, y no lo hace, para esto está justamente Miguel.

—Necesito que entres al edificio, busques a Louis Tomlinson y lo traigas aquí, por favor.

Es una orden directa, Harry no titubea ni una sola sílaba y cuando Miguel le mira por el retrovisor lo encuentra con las manos en el regazo y las piernas cruzadas, con el gesto profundo y piensa que quizás es la misma posición que debe de adoptar cuando está a punto de tragarse a alguien, o en el caso más profesional, despedirlo de la manera más cruel posible.

Miguel sale del coche, el móvil de Harry suena y él en serio tiene ganas de lanzarlo por la ventana, pero no lo hace porque no puede permitirse perder la información que hay dentro y porque el mensaje que le ha llegado es lo bastante importante como para que deba responderlo en ese instante.

La puerta junto a él se abre cuando menos se lo espera y de repente entra una figura menuda que reconocería en cualquier parte. Harry casi, casi sonríe al verlo, pero sus labios se mantienen en una línea recta mientras deja el móvil en el asiento y ve como el precioso muñeco intenta adivinar qué rayos está sucediendo. Cuando sus ojos azules, y Harry los compara con preciosas joyas, caen sobre él, sus cejas se alzan y suelta un suspiro, como si estuviera demasiado estresado o no pudiera creerlo.

—Buenas tardes, Louis— Le saluda Harry, con toda la diplomacia que carga y sin moverse un solo centímetro.

Miguel ha entrado al coche, pero a nadie le importa eso.

Baby Blue ✦ daddykink! [ls] | ✓Where stories live. Discover now