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Doce

Cuando Louis consigue calmarse de lo que sea que pasa por su cabeza, Harry se permite a sí mismo apreciar la manera en la que bate sus pestañas para, tal vez disipar las lágrimas que quizás ha tenido que contener, como hunde sus mejillas consiguiendo que sus filosos pómulos se marquen de una forma exquisita y luego chasquea tan solo un poco la lengua para dejarse caer en el espaldar de la silla y respirar profundamente, parece derrotado, agotado a más no poder.

—No es necesario que hagamos nada de lo que hay en esa lista— Louis dice. Se aclara la garganta con una mueca. —Podemos tener sexo vainilla, estoy seguro de que con la posición del misionero podemos, podemos pasarla bien.

Y quizás no, Harry no piensa que puedan pasarla bien sabiendo que él tiene preferencias en algunas cosas, tal vez mucha. Se siente sencillamente consternado y un poco ofendido porque está seguro de que si se tratara de él Louis no dudaría en hacer las cosas que le gustan, y Harry se cree capaz de hacer lo mismo por él.

—Me gustaría que cumpliéramos con el contrato, si puse aquella lista fue con la intención de que ambos saliéramos beneficiados en esta relación. Así que, si eres tan amable de explicarme estas cosas me sentiría muy agradecido.

Louis se muerde la boca, entre cierra los ojos como si analizara las palabras que salen de la boca de Harry y él está perdiendo un poco la paciencia con respecto a esto. No es muy bueno insistiendo, le molesta de hecho esa idea de rogar por las cosas y llegar al grado del fastidio.

—Bien— Responde Louis. —Pero debes prometer que no pensarás que estoy loco.

—Te doy mi palabra.

—No, nada de eso— Niega varias veces, Harry frunce el ceño porque su palabra vale más que cualquier otra cosa.—Promételo con un beso.

Bien, quizás esa manera sea un poco mejor y es un hecho que Harry no se va a oponer, así que se inclina hacia adelante en el escritorio y Louis se pone de pie básicamente echándose encima de la madera para llegar a su boca.

Sus delgados dedos se cuelan en la piel de su nuca, justo debajo del cuello de su camiseta para acariciarlo suavemente, ni siquiera abren la boca ni sus lenguas se tocan, es un beso realmente sencillo, pero cuando Louis se aleja tiene las mejillas tiernamente enrojecidas y parece muy contento con el trato que ha hecho.

Ambos se sientan derechos en las sillas y Harry cruza las piernas poniendo sus manos en su regazo, espera paciente a que Louis hable.

—¿Qué es lo que no sabes de esa lista, papi?

Harry se siente tentado a decirle que nada, pero no quiere pasar la diminuta pena de parecer ignorante ante toda aquella situación, teniendo en cuenta de que él lleva unos cuantos años de más y Louis sólo tiene diecisiete y ya sabe de todo un poco. Se aclara la garganta y sin decir una sola palabra extiende la mano hacia el escritorio y agarra el contrato. Lo hojea hasta llegar a las últimas páginas cuyo contenido es el que necesita y decide mencionar desde el principio.

Sus ojos se pasean por lo primero en la lista.

—Aquí dice BDSM. ¿Qué significa eso?

Louis tuerce un poco la boca, alza los ojos hacia el techo y no parece querer responder en absoluto cuando se le enrojecen las mejillas de la manera más brillante posible. Es encantador, Harry quiere apreciarlo, pero realmente espera por una respuesta.

—Es una, una práctica sadomasoquista en donde hay un dominante y un sumiso.

Harry no parece inmutarse ante la respuesta, Louis se mira un poco aliviado ante su carencia de reacción.

—¿Y qué significan las siglas?

—Eh, si mal no recuerdo es bondage y disciplina; dominación y sumisión; sadismo y masoquismo. BDSM.