Capítulo 53: Hormonas controladoras.

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¡MALDICIÓN!

ESTOY EN ITALIA.

¡ESTOY EN ITALIA, JODER!

No puede ser, no lo puedo creer. Es un sueño, Dios mío, despiértame de una vez.

Si no fuese porque siento la cálida brisa de Cerdeña al bajar del jet no podría creerlo.

Son las seis de la tarde y acabamos de llegar a Italia.

Creo que jamás en mi vida había tenido tanta emoción contenida en el cuerpo.

Los chicos —Matt, Shawn, Ryan y Caleb— están bajando el equipaje del jet con ayuda de otros señores —que no sé de donde aparecieron— mientras Mikhail conversa con uno de los que puedo reconocer son los pilotos.

— ¡No puedo creerlo en serio! —Rachell deja escapar un chillido agudo mientras fotografía todo lo que ve con su teléfono.

— Es un sueño hecho realidad —concuerda María, observando como las gaviotas vuelan en el cielo.

Todo es tan hermoso.

— Mikhail es un chico súper espectacular, Natalie —asegura Naza observando al mencionado, Mikhail ya dejó de hablar con los pilotos y ahora ayuda a los chicos con el equipaje.

— No lo dejaría ir si fuera tú —Nai me sonríe y luego su vista se desvía a detrás de mí.

Yo estoy dándole la espalada a la puerta de entrada del aeropuerto.

— Papacito italiano a las tres —susurra, pícara. Me doy vuelta encontrándome con un chico de unos veinte años.

Tiene el cabello negro como el de Matt, es alto —muy alto— y algo fornido, de porte atlético —que me hace recordar al cuerpo Nate—, tiene una camisa común color blanco, bermudas color rojo y zapatos normales. Lo no normal de todo esto es que es un chico súper atractivo.

Una sonrisa se pinta en sus labios al vernos, tiene los colmillos levemente más grandes que toda su dentadura. Las facciones de su rostro son maduras, marcadas, y tiene una nariz bastante respingada. Un par de pecas salpican sus pómulos mientras que sus ojos café claro son el centro de atención de todo su bonito rostro.

— Adivinaré ¿Son los Gadaff? —pronuncia en un perfecto español pero sin dejan su acento italiano atrás.

Miro a Nairobi, parece que se le lanzará encima en menos de dos segundos.

Su mirada se dirige a mí después de escanear a todo el grupo cuyas chicas aún siguen embobadas con él.

— Creo que sí —titubeo a la hora de responder.

— Soy Travis —se presenta con una leve sonrisa que estoy segura le hizo tener un orgasmo a Nai—. Seré su traductor y guía durante los días que estén aquí.

— Travis ¿no? —los chicos se acercan y el primero en hablar es Mikhail—. Buenos tardes, soy Mikhail, el chico con el que has estado hablando.

Mikhail habla en un italiano perfecto y fluido que yo logro entender debido a que estudié el idioma por ser uno de mis favoritos.

— Buenos tardes, Mikhail. Sí, soy yo. Es un placer conocerlos. Bienvenidos a Italia —Travis le extiende una mano a Mikhail, el cual la estrecha casi de inmediato—. Son un grupo grande.

— Así es —Mikhail rodea mi cintura con su brazo sin despegar la vista del italiano—. ¿Ya están listos los autos?

Travis asiente.

— Los guiaré —vuelve a hablar, pero esta vez deja el idioma italiano a un lado—. Bienvenidos a Italia, chicos.

Las chicas pegan un pequeño grito que me hace sonreír. Tomo la mano de Mikhail y la aprieto.

Estrella Fugaz © [Completa ✔] Where stories live. Discover now