Capítulo 37: Un Bebé.

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Intento no gritar o lanzarle una silla por la cabeza.

¿Chica embarazada? ¿Qué?

West está llorando, parece muy afectado con la noticia y en realidad no lo culpo, digo, tener un hijo a los dieciocho años no es la mejor de las noticias.

Me pongo de pie e intercepto a Molly la cual se dirigía a la mesa. No quiero que vea a West así.

— ¿Le pasa algo a West? —me pregunta, mirando a mi acompañante por encima de mi hombro.

Sonrío forzadamente.

— Él está bien, solo que se...murió su pez y realmente lo amaba.

Ella hace un puchero.

— ¡Que tierno es!

— Sí —finjo la mejor de las sonrisas. No puedo creer que se haya tragado esa mentira—. Gracias por las cervezas. Encárgate de que nadie lo moleste ¿sí?

Ella asiente repetidas veces.

— Seguro. Nadie los molestará.

Le sonrío nuevamente y vuelvo a donde mi mejor amigo.

Tomo asiento a su lado y dejo las cervezas sobre la mesa. Sin pensarlo dos veces, lo envuelvo en un abrazo de oso.

Mis brazos no son lo suficiente grandes para rodearlo pero sí para hacerle saber que estoy con él. Verlo así realmente me conmociona. Por eso estaba tan distante, tan retraído, por eso desaparecía por días, esa es la razón...un bebé, West espera a una criatura.

West me rodea con sus fuertes brazos, devolviéndome el abrazo. Sus sollozos son tan dolorosos y sus lágrimas mojan mi ropa y cabello. Le acaricio la espalda que sube y baja descontroladamente con su respiración.

— Todo estará bien —le susurro tranquilizadoramente.

— No, Nat —sorbe por la nariz—. Nada estará bien.

Me parte el alma mirarlo así. West, el chico mujeriego, uno de los mejores jugadores de fútbol y con un futuro prometedor en el deporte, el chico fiestero y que siempre te saca una sonrisa, ese chico está destruido porque va a ser papá.

— No es tan malo, West —lo aliento, con una sonrisa que él no puede ver.

— Mi vida está arruinada, Nat...

Las lágrimas vuelven a aparecer haciendo mis ojos humedecerse, ver a mi mejor amigo así realmente me descompone.

— Hey —lo animo a mirarme.

Cuando alza la cara veo su rostro húmedo por la abundante cantidad de lágrimas, sus ojos están hinchados y rojos, acompañados de su labio inferior temblando. Parece un niño pequeño, cosa que hace que mi corazón se encoja.

— Ese niño no viene a arruinar tu vida, campeón —le aseguro.

— No podré ir a la universidad —gruñe, lleno de impotencia— ¡Su madre no podrá ir a la universidad!

Suspiro. Es cierto, su bebé los cohibirá de hacer muchísimas cosas, ya que un bebé es una gran responsabilidad por parte de ambos, ellos deben velar por la seguridad y el crecimiento de ese niño, amarlo, cuidarlo...ese bebé dependerá completamente de los dos.

— West —lo llamo mientras acaricio su espalda—. Si no están preparados —trago grueso. El aborto es un tema delicado para mí, no me gusta hablar del tema—...existen otras medidas.

— ¿Aborto? —cuestiona, sorbiendo por la nariz.

Asiento. Debo aceptar que no soy nadie para juzgar abortos de otras personas, cada quien hace con su hijo y con su cuerpo lo que le plazca, en serio no me gusta involucrarme en esas cosas, pero mi mejor amigo necesita de mis consejos, necesita de mi ayuda.

Estrella Fugaz © [Completa ✔] Onde histórias criam vida. Descubra agora