Capítulo 17: De nada sirve negarlo.

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Llego donde Mikhail, está sentado en una banca debajo de un árbol en la entrada. No hay señales de Shawn. Me acerco y me siento junto a él. La sangre seca sobre su cara le da un toque escalofriante.

— ¿Cómo está él? —pregunta, admirando su alrededor.

Sé que se refiere a Nomar. Pongo el botiquín sobre mis piernas y lo abro.

— Le rompiste el labio y la boca. Estará bien —explico con algo de burla. Suelta una risita mientras mojo el algodón con el alcohol.

Limpio la sangre seca debajo de su nariz y él se queja cuando toco una parte rota de su piel.

— No seas cobarde, Mikhail —pido en medio de una risa.

— Nunca fui amigo del alcohol —comenta mientras yo sigo limpiando la suciedad en su rostro.

— ¿Ah sí? —pregunto, aprovechando la distracción para limpiar otra parte de su piel rota.

— Sí —afirma—. Auch —se queja nuevamente al sentir el algodón presionado en la esquina de su nariz.

Río.

— ¿Estás bien? —me intereso, tomando un nuevo pedazo de algodón.

Limpio su ceja rota mientras él hace muecas de dolor.

— Sí. ¿Tú lo estás?

Asiento.

— ¿Cómo empezó la pelea? —indago sin dejar de limpiar su rostro ahora más limpio.

Ríe.

— Bueno, después de nuestro muy mal fingido beso.

Suelto una carcajada.

— ¿Tan mal estuvo?

— Debemos mejorar ese beso si queremos que mis padres nos crean —señala, arrugando la cara cuando presiono el algodón sobre su comisura—. Bien, después del beso tu hermano te alejó, él se acercó a mí y me preguntó sobre la relación que tengo contigo, le respondí y él se alteró, me empujó, yo lo empujé y terminamos en el suelo.

Termino de limpiarlo y cuando por fin está listo guardo lo restante en el botiquín.

— ¿Él empezó?

Asiente.

— Él me empujó —repite— y como comprenderás no voy a dejar que me golpee sin hacer nada.

Asiento mirándolo detalladamente. Su rostro quedó sin un rastro de sangre, solo tiene la cara hinchada y algunas partes, como la ceja y comisura, rojas.

— ¿Seguro que te sientes bien? — pregunto poniéndome de pie y dándole la mano para que haga lo mismo.

— Sí.

— ¿Aún iremos al centro comercial?

No tengo muchas ganas de ir, pero mañana es sábado y debo tener todo listo.

— ¿Quieres ir?

— La verdad no. Quiero ir a mi casa ahora.

Sube a la camioneta y yo lo sigo. Shawn está atrás en su teléfono.

— No te preocupes, yo compraré las cosas y las llevo más tarde a tu casa ¿te parece?

Asiento poniéndome el cinturón de seguridad.

— Sólo necesito que me pongas tus tallas por aquí —desbloquea su teléfono y me lo da—, abre notas y escribe ahí.

Hago lo que me pide.

Estrella Fugaz © [Completa ✔] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora