Capítulo 3: Tú otra vez.

19.8K 1.2K 204
                                    

— ¿No crees que es un poco exagerado? —intento hacerla entrar en razón. No me convence para nada su alocado plan— digo, es el último día de vacaciones, no querrás gastar tus energías ahí.

Intento que recapacite pero vamos, es Rachell, jamás recapacitará.

Por eso mismo es que iremos —me explica como si fuese lo más obvio. Niego aunque no me pueda ver. Mi amiga es muy terca.

— Eso no tiene sentido, Rachell. Debemos quedarnos en casa para no gastar energías.

Es el final de nuestras vacaciones, hay que vivirlas al máximo y ¿que mejor lugar que Amnesia para eso?

— Bien —suelto un suspiro sonando resignada. Odio no poder ganarle en nada.

Perfecto. Pasaré por tu casa a las seis para arreglarnos.

— Ok.

Bien, adiós.

Creo que Rachell se escapó de un manicomio y jamás la encontraron. ¿Cómo puede estar tan loca?

Lanzo el teléfono lejos y me estiro con pereza. Qué flojera tan inmensa.

Me siento sobre la cama y muevo mis pies de un lado a otro mirando a la nada, mi vista pérdida.

«¡Ah! Que vida tan inútil tengo».

Me acuesto de nuevo sobre la cama, tallo mis ojos y bostezo. Quiero dormir por otras tres horas más.

— Natalie —grita mamá desde abajo— ¿estás despierta, cielo?

¿Sería malo fingir estar dormida?

Creo que sí, posiblemente si no le contesto venga y me levante a punta de golpes que no estoy dispuesta a soportar.

Decido que lo más sensato es contestar.

— ¡Sí! —grito para que me escuche.

— Necesito que vayas a hacer las compras.

¡Ah, maldita sea! Mis días sagrados se están yendo a la mierda.

Suspiro en busca de paz interior.

Vamos, Nat. Inhala paz, exhala amor.

— Está bien, sólo...voy a darme un baño.

Reúno todas las fuerzas posibles hasta que me logro levantar de la cama. Me estiro ya de pie y abro las cortinas.

Dios, el día está precioso: el cielo está azul, aves cantando...el día perfecto para quedarse a dormir todo el día.

Lastima que mi madre y mejor amiga arruinan los planes, digo, son expertas en hacerlo.

Me doy una ducha rápida que me despabila por completo. Salgo del cuarto de baño envuelta en una toalla, mi ventana está abierta por lo cual se ve el cuarto de mi irritante vecino, por suerte a ésta hora está dormido, creo.

No me preocupo en cerrar las cortinas pues confío en que todo el mundo está durmiendo —como yo debería estarlo—, me quito la toalla mientras camino hacia mi armario.

Ya cerca de éste tomo una de mis prendas favoritas de ropa interior, unas bragas de algodón y sostén a juego. Amo las prendas íntimas en colores gris, negro y blanco. Mi armario está llena de ellas, también tengo una que otras de series animadas de TV —Sí, Bob esponja y Toy Story están ahí—.

Me la coloco rápidamente para luego caminar hacia la cama mientras pienso en que demonios ponerme. Remuevo con más violencia de la que deberías las perchas de ropa en el armario, como podrán ver soy bastante impaciente.

Estrella Fugaz © [Completa ✔] Where stories live. Discover now