XXIV

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24 | Segundo prototipo de cita

(On My Mind - Ellie Goulding)


—No.

—¿No? —me cuestiona atónito, hiriendo directamente su ego.

—No —vuelvo a rectificarle y torno mi cabeza en dirección a el —Nuestra ultima "cita" fue casi un secuestro, y creo recordar que no fue muy de mi agrado todo lo que sucedió esa noche —Los flashbacks del apartado en el periódico hacen que un retorcijón azote mi estómago.

—¿He mencionado que es una cita?

—Me has invitado a salir.

—Te he invitado a divertirnos —se inclina en el capo de su auto hasta quedar a centímetros de mi rostro. Sus labios se entreabren un poco y logro sentir un destello de deseo acaparándose en el interior. Quiero besarlo, conscientemente quiero hacerlo. Mi pulso incrementa a medida que su respiración va en aumento. Ajusta sus manos sobre mis hombros y me impulsa hacia si mismo —Tengo mis métodos de persuasión, Barbie.

Evan guiña un ojo y pasa de mi como si nada. Anonadada, observo como se cuela en su auto y enciende el motor.

Un calor abismal se penetra en mis mejillas y puedo sentir la vergüenza correr por mi cuerpo. El sonido del claxon me hace dar un respingo en si. Evan acelera el auto hasta llegar a mi lado.

—Súbete.

Debo hacerlo, es claro que no tengo opción.

Todos los chicos se han marchado hace más de una hora y solo quedamos Evan y yo deambulando por la cancha, pero aún así no quiero sentirme cohibida por el. No es como si dependiera de él.

—Barbie, no tengo todo el día.

—Noche —corrijo en cuanto subo al auto. Maldigo en mis adentros a Liam y su manía de dejarme sin auto—¿Me llevarás a casa?

—Sabes que no es así.

Decido mantener mi boca cerrada y no mencionar ni una palabra más en todo el recorrido. El ambiente se encuentra sumamente tenso para agregarle algo más. Evan es del tipo de chicos que conduce sin prisa; su cuerpo no se mueve por la concentración, pero su cabeza se vuelve ligeramente a verme de vez en cuando. Acción que de hecho, me pone los pelos de punta.

—¿A donde iremos? —me atrevo a cuestionar después de mucho tiempo en silencio.

—¿Acaso importa?

—No se si eres un esquizofrénico con demencia que planea llevarme a una catedral a secuestrarme de por vida por tu obsesión conmigo —escupo como vomito verbal, recordando aquella película de terror que vi hacía unas semanas en cine.

Evan me visualiza en silencio unos instantes asegurándose de si en efecto, acabo de decir eso. Tres segundos tarde, una carcajada ruidosa llena todo el espacio. Su perfil se ve tan jodidamente sexy cuando ríe.

—No es mala idea.

Abro mi boca en señal de indignación y vuelco mi mirada hacia la ventana.

Las calles se hacen sumamente largas y un silencio nada incómodo llena el auto. Lo único preciso que puedo escuchar es el sonido de su respiración y como como mueve sus manos por el cuero del timón. No soy consciente que llegamos a algún sitio en concreto hasta que Evan frena en su totalidad. Una calle sombría y solitaria se alza justo frente a mis ojos, que incluso, siento más seguridad estando con Evan dentro de un mismo recinto cerrado.

El sale del vehículo y yo sigo sus pasos como pollito. Lo que menos deseo es quedarme sola en este lugar escalofriante.

—¿Podrías decirme en dónde estamos?

POPULAR GIRL © [#1]Where stories live. Discover now