XI

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11 | Un capullo malagradecido

(Swim - Chase Atlantic)


Abro la puerta del auto torpemente y corro a paso apresurado hacia el bulto sobre el suelo. El cuerpo de Evan se ciñe boca abajo, sus brazos tatuados están estirados por el pavimento totalmente abiertos. A pesar de no admitirlo, si me preocupa que este muerto. Doy una patadita en su abdomen para ver si reacciona, pero el chico no da señales.

—Evan —lo llamo desde mi lugar, pero no sale palabra alguna de su boca, ni un ligero movimiento. Nada.

Me agacho sobre mis pies inspeccionando un poco más de cerca su cuerpo. Mi dedo llega a la piel de su brazo que aún está cálida. Su cabello alborotado cubre la mayoría de su cara. Doy vuelta a su cuerpo y llevo mi mano a mi boca con sorpresa en cuanto veo su rostro.

Su ojo izquierdo se encuentra totalmente rojo con una hinchazón sobresaliente que asegura un golpe. Su labio está levemente roto y sangre brota por una de las comisuras de su boca. Un hematoma recién hecho se ve en medio de su pecho.

Mierda.

—Levántate —zarandeo el cuerpo inherente del chico. Pongo mi mano sobre su pecho buscando algún tipo de pulso. Al principio no siento sonido ni vibración y el terror no tarda en apoderarse de mi, segundos después siento el pálpito de su corazón en la palma de mi mano como alivio —Esto no es gracioso, Pride. Levántate —y sigue sin contestar.

Creo que no se trata una broma.

Me levanto del suelo en crisis al no saber que hacer; miro sobre la carretera en búsqueda de algún auto o persona que pueda ayudar, pero nadie aparece por la desierta avenida. Repaso las posibilidades mentalmente. Me agacho nuevamente hasta su nivel y lo visualizo con cautela.

No lo puedo creer.

Mis brazos se enrollan con fuerza sobre su abdomen en un intento de moverlo. El chico es una roca enorme e inmóvil. La cercanía provoca un bajón en mi estómago que se intensifica cuando un olor a roble seco y menta se desprende de su cuello y repiquetea en mi nariz. Impulso su cuerpo hacia afuera pero es imposible; Evan pesa una tonelada.

Cambio de planes.

Sujeto una de sus piernas y lo empujo por el tobillo. Su cuerpo da un ligero movimiento, pero noto como su camisa se levanta debido al roce con el cemento, dejando al desnudo parte de su abdomen bajo. Tras varios intentos y la espalda rasguñada de Evan, puedo llegar hasta la camioneta. Abro la puerta trasera e introduzco el fornido cuerpo en el sillón largo, no sin antes tirar a la alfombra los miles de papeles de papá y la silla de bebe de Gabe.

¿Ahora que?

¿Su casa? No tengo la más mínima idea de donde vive ¿Emily? Debe estar en la escuela, muy poco puede ayudar ¿Hospital? Lo más razonable.

Enciendo el motor del vehículo y retomo el camino que llevaba. Aún sin planearlo, Evan Pride sigue metiéndome en líos. Decido tomar un atajo al lado de la autopista principal para llegar cuanto antes. Mis manos tiemblan al pensar que podría morir en mi auto a causa de una hemorragia o que carajos.

Llegamos al hospital Mount Sinai, el único hospital que he venido desde mi infancia, por no decir que es el único hospital que conozco. Corro al interior del edificio en busca de ayuda. Una señora de bastante edad, con lentes de anciana y cara de pocos amigos se encuentra en la recepción y pide a unos paramédicos que recojan a Evan en una camilla. Minutos más tarde, ingresan al chico con aspecto de muerte antes de llevárselo por el largo pasillo.

POPULAR GIRL © [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora