LIV

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54 | Vestigio

(Blue Jeans - Lana del Rey)


Evan

Un último click hace eco en mis tímpanos. La silueta, anteriormente en movimiento, cae en seco sobre una tonelada de hojas pálidas que se ciñen sobre el cemento. Solo basta ese leve movimiento para que el caos termine de desatarse.

A mi extremo derecho, Connor asiente con seguridad antes de emprenderse dentro del frondoso bosque. Calculo el tiempo en menos de dos segundos con un vistazo al reloj y me decido a correr por el costado a modo de distracción. No es requerimiento de mucha espera para empezar a sentir los azotes de aire volar cerca de mi. Las balas lejanas chocan contra los troncos secos de los arboles y perforan traspasándolos. No me dedico a observar de vuelta dado que mi fin es no perder tiempo y cuando finalmente alcanzo la barrera, tomo la rendija como impulso y salto de lleno fuera de la propiedad.

A mi salida, la escena que me aguarda hace detenerme, incluso sin desearlo. Daniela espera con una navaja suiza deslizándose sobre las venas azules del cuello de un chico conocido. Su gesto de desagrado me demuestra lo mucho que está aborreciendo la situación; lanza el metal a un extremo con repugnancia al sentir el torrente caliente correr por sus manos y empuja el cuerpo inherente con repulsión. Connor alcanza la delantera y sujeta el mango de esta en cuanto llega al sitio.

—¡¿Que demonios fue eso?! —Daniela revienta al respirar sin coordinación. Pasa sus manos por su cabello con desesperación —¡¿Como lograron entrar aquellos?!

—No es común que Pride tienda una mala jugada.

—¡No se debía ir por el. Ese no era el plan!

—¡Lo se, maldita sea! —grito eufórico, cargado de ansiedad al plantear la situación. Me arrepiento al instante al ver la cara de cansancio de ella, pero la frustración y desconcierto no me permiten razonar con claridad.

—Estoy enferma de esto —estampa su palma abierta en mi pecho con fuerza, frotando el exceso de sangre en compañía de una tarjeta. Sus pupilas dilatadas me acribillan con intensidad —Y sabes a la perfección a que me refiero.

—No es momento para niñerías patéticas de cargas de conciencia —Karen menciona al salir de mi auto que aguarda tras los barrotes.

—No tienes mínima idea de...

—No tengo puta idea, —la corta en seco —no me interesa y tenlo por seguro que jamás me implicará conocer algo de aquellos. Tanto como si murió el principal, como si muere toda la puta familia; me tiene sin cuidado.

El entorno se rodea de silencio por unos segundos que parecen siglos en tanto tomo el trabajo de esconder las armas restantes en el baúl del coche. Raúl imita mi acción en la camioneta de al lado.

Ignoro el comentario lo máximo posible.

—El que seas una perra insensible no nos vuelve a todos indiferentes a lo evidente.

—¿Que sientes ahora, empatía? —de reojo, noto la cercanía que ha ganado Karen sobre Daniela —¿Así de mucho te han lavado el cerebro?

—Entra al auto —Raúl farfulla entre dientes al abrir la puerta del copiloto.

—Eres tarada Daniela, demasiado —la acusa con ansias de comérsela viva —Estas dejándote persuadir por la aparente amabilidad y al final saldrás peor de cómo iniciaste.

—Basta —Connor se suma al apartarla levemente, pero está se vuelve con violencia y le estampa un puño en seco al desviarlo.

—¡Por Dios, ¿es que acaso no lo ven?! —vocifera a gran voz cuando termina de retirarse por completo. Sulfúrica, hace que toda nuestra atención se pose en ella —Evan nos ha puesto a todos en un punto en el que nos contiene como carnadas vivas por una persona que ni siquiera se determina a inmutarse en nuestras vidas patéticas, ¡y un demonio, maldita sea! —jadea con fuerza a medida que su enojo va en ascenso —Daniela se ha tornado en una lamebotas empedernida a cambio de un parpadeo de ostentación netamente falsa, como si realmente perteneciera a ese mundo. Puedo jurar que Connor incluso llega a delirar por esta otra como idiota cegado y tu, —se enfoca en mi con sus gestos exuberantes que pretenden aniquilarme. Me mantengo sereno —no hay forma de siquiera describir lo bajo y sucio que has caído en todo esto. El mayor y primer involucrado, el más interesado en disponer y enredado hasta el fin, fuiste el primero en dar el brazo a torcer por semejante estupidez.

POPULAR GIRL © [#1]Where stories live. Discover now