VI

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6 | Asechamientos irritantes

(7 Rings - Ariana Grande)


Aún estoy hablando por mi móvil, perfeccionando el envío de los pares de vinos que yacen estropeados tras la fiesta, cuando escucho un motor rugir desde el portón principal.

Demonios.

¡Es hora, ya llegó! —chillo como chiflada al salir disparada de la oficina. Lupe choca contra mi trasero en mi intento de huida, y Daisy se une al pelotón cuando intentamos bajar las escaleras al mismo tiempo.

—¡Hay porros de marihuana flotando en la piscina! —mi nana brama desesperada huyendo despavorida hacia el patio.

Estos son los momentos en los que maldigo haber organizado una fiesta en mi hogar, y mi humor no contribuye de a mucho al ver a mi hermano mayor sentado cerca al salón principal con total tranquilidad. La frase de "Te lo dije" resplandece en su frente, en tanto me brinda una sonrisa de superioridad que se me antoja borrar con una navaja.

Los llantos de los dos infantes no tardan en llenar la casa, y es allí cuando Daisy se fuga al salón de juegos en busca de los niños. Ambos formando desastre.

Me apresuro al lado de Liam tomando uno de los libros entre las manos. Abro en una página al azar y me empeño por lucir, aunque sea, un poco concentrada.

—¡Papá! —logro formular con pésimo entusiasmo cuando lo veo atravesando el umbral principal.

Luce... hecho mierda.

Su cortaba esta desarreglada al colgar de su cuello, haciendole compañía a la falta de su chaqueta oscura. Lo que antes fue un traje impecable, ahora se convirtió en telas mal hechas que opto por no preguntar el por qué están así. Sobre su espalda aparece el señor Gordon arrastrando las maletas de mis padres; el hombre también parece haber sido arrastrado por un huracán.

—Cariño... —me recibe gustoso dejando un beso en mi coronilla.

Se detiene en mi hermano el cual mira reacio. Se saludan como dos desconocidos con un leve movimiento de cabeza.

—¿Que tal estuvo el viaje?

—Como un demonio —comenta mientras suelta los botones de sus mangas —No es fácil arreglar asperezas que ni siquiera has ocasionado tu, sino hechas por tu hijo, el capullo problemático.

Liam suelta un bufido desinteresado como si el asunto no fuera con el.

—¡Lupe, por todos los cielos, tráeme una limonada! —mi madre entra agitada sujetando su bolso costoso de manos. Saca de un tirón sus gafas oscuras y las manda a volar. Ni se inmuta de nuestra presencia y se agota su paciencia cuando la mujer no aparece —¡LUPE!

—Baja la voz, mujer. Me das jaqueca.

—No es sorda, está ocupada —inquiero con cierto tono de molestia, siguiéndole el hilo a mi padre.

—Oh, —se torna casi impresionada cuando repara mi presencia —están aquí.

—¿Y que diablos sucedió allí? —papá inspecciona el interior de la casa, antes de dirigir su dedo alargado a la diminuta mancha roja que sobresale de la alfombra blanca del recibidor.

Cielos, ¿cómo pude olvidarme de allí? Mi cabeza divaga en mentiras tratando de rebuscar alguna excusa razonable para justificarla, pero no me da mucho tiempo de pensar antes de ser interrumpida.

—Christian derramó jugo de arándanos —gracias al cielo, Liam se adelanta a responder y me salva de mi claro castigo, como siempre. Papá lo visualiza con suspicacia.

POPULAR GIRL © [#1]Where stories live. Discover now