XXIII

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23 | Tu, ante todo

(Here Comes The Sun - The Beatles)


—...estuvo fenomenal; incluso la hermosura de Liam me invitó un martini —me informa Diane Perkins, mi habitual compañera en ballet. Parlotea continuamente mientras estiramos para lograr el split —¿Cuantas veces al día te recuerdan lo precioso que está tu hermano?

—Ninguna.

—Si, no te creo.

Retoma su animado relato de la fiesta de celebración, hasta que la campana escolar resuena en todo el salón de danza, dando notificación al fin de las clases. De inmediato, me obligo a llegar a los vestidores en donde me incorporo en el uniforme escolar. Salgo del aula lo más rápido que mis piernas me permitan para así no cruzarme con nadie inesperado, y por inesperado me refiero precisamente a mi ex.

Camino hasta el estacionamiento y busco a mi hermano entre la multitud de estudiantes. Localizo mi móvil y marco su número repetidas veces cuando no lo encuentro, antes de escuchar el sonido ahogado zumbando a lo lejos. Doy con el origen del ruido y llego hasta el asiento trasero de mi auto; estrello mi puño contra el vidrio templado. Estoy a punto de maldecir por haberle dejado las llaves a Liam, cuando veo a uno de sus amigos caminando por el parqueadero.

—¡Logan! —el chico se sobresalta al notar mi presencia, para después saludarme amablemente —Por casualidad, ¿has visto a mi hermano?

—Supongo que estará en la cancha, tuvimos entrenamiento por el partido del viernes, pero ya sabes, —sube su pierna enyesada con ayuda de su mano —accidente en motocicleta.

—Maldita sea, —susurro por lo bajo y vuelvo a sonreír —gracias.

—¡Megan, espera! —Logan grita por en medio de los autos y yo freno en seco para escucharlo —¿Sigues teniendo el mismo número de teléfono?

—¡Claro!

He cambiado tres veces mi número telefónico.

Llego hasta la cancha central y veo al equipo formado en esta. Camino hasta las gradas de enfrente, en donde me siento a observar. Los jugadores de fútbol llevan sus típicos cascos gigantes que no dejan ver más allá de sus ojos, con las hombreras más grandes que su cabeza. Corren por en medio del campo, empujando unos bestiales sacos que llevan consigo más de 50 kilos.

Del lado lateral, el equipo de porristas sale del camerino principal con sus vestidos rojos y sus lazos gigantescos. Allí es cuando veo a Emily, quien se encuentra reunida con el grupo, hablando con la capitana en una de las esquinas. Levanta su cabeza hacia el frente y su mirada se cruza con la mía por menos de un segundo; en ese instante ruedo mis ojos hasta los jugadores del equipo de nuevo, e ignoro por completo a la pelirroja.

—Aquí estas... —volteo en dirección al origen de la voz, encontrándome a un Logan hiperventilando en completa sudoración.

—¿Que te sucedió?

—Estaba buscándote —saca su móvil del bolsillo —Tu número al parecer está errado.

—Si claro, de seguro es eso. Déjame revisarlo —Logan me pasa su teléfono y cambio los dígitos.

—¿Necesitas compañía? —se deja caer en la silla siguiente a mi.

—Creo que ya te has respondido la pregunta.

Me brinda una sonrisa como respuesta.

—Megan —otra voz vuelve a interrumpir mi concentración. Tuerzo mi cabeza hacia la derecha notando a Emily parada a unos centímetros de mi, con su uniforme completamente impecable —¿Tienes un minuto?

POPULAR GIRL © [#1]Where stories live. Discover now