Capítulo 45: Buena Suerte.

Start from the beginning
                                    

Rachell, al ver a su actual ligue, corre hacia él y lo enfunda en un abrazo, él hace lo mismo, apegándola fuerte contra él.

— Voy a vomitar arcoíris —digo apenas estoy cerca de ellos, haciéndolos reír a todos.

Caleb y Rachell dejaron de ocultar su romance. Ese que supuestamente ocultaban pero que todo el mundo ya conocía.

Las chicas sonríen en forma de saludo, puedo notar los ojos inquietos de María y Nazareth buscando con impertinencia a los chicos. Mikhail lo nota y decide hablar:

— Juegan hoy —les explica, abrazándome por encima de los hombros, apretando mi cuerpo con suavidad—. ¿Aún no puedo besarte?

Pregunta él, muy cerca de mi oído.

— ¿Qué tal una segunda cita? —le pregunto, también confidencial.

— ¿Me estás invitando a salir, Natalie Blake? —suena divertido mientras respira mi cabello.

— Puede ser, eso si no te aburre un largo maratón de Friends o The Big Bang Theory mientras comemos pizza.

— Nada me aburriría siempre y cuando sea contigo —se separa un poco y besa mi frente.

Alguien lo aleja de mí, jalándolo por los hombros.

— ¿Aún no aprendes que no debes acercarte tanto a ella? —Nathan gira los ojos, tomándome por los hombros.

Mikhail sonríe, burlón.

— Lo olvidé, cuñado —Nate aprieta los dientes, irritado.

— Camina —me toma de la mano y me arrastra con él.

— ¡Los busco dentro! —grito, intentando zafarme de su agarre.

— Hola, Dora —West aparece a mi lado luciendo el uniforme de nuestra institución.

Entramos al colegio —más grande y sofisticado de lo qué imaginé— repleto de alumnos, tanto cómo de nuestro colegio, cómo de éste . Los uniformes tan coloridos logran marearme con facilidad.

— ¿Listo para jugar? —le pregunto, desviando la mirada de los alumnos y dirigiéndola hacia él.

— Súper listo, ya sabes, mi segundo nombre es: Campeón —suelto una carcajada. No lo soporto.

— No, cariño. Tu segundo nombres es: arrogante —lo corrijo, rodando los ojos.

Caminamos sin rumbo fijo.

— ¿A dónde me llevan? —refunfuño, mirando que cada vez caminamos por un pasillo poco transitado.

— Ah, mierda. Vamos a vestidores, no puedes entrar —Nathan se disculpa, frunciendo sus labios en un mohín.

— Me largo —me doy media vuelta y comienzo a caminar.

— ¡No quiero verte cerca de ese idiota! —grita, haciéndome voltear a mirarlo sin dejar de caminar.

— Ese «idiota» es tu cuñado —le grito de vuelta entre una risa— y deberías acostumbrarte.

— ¡Jamás!

Choco contra una figura y enseguida me incorporo.

— Deberías mirar al frente ¿no crees? —Nomar me mira, divertido.

Es la primera vez que lo miro de frente desde que casi le partí la nariz. Muerdo mi lengua para no escupirle la cara otra vez.

— Lo siento —me disculpo con normalidad, más por cortesía que por cualquier cosa.

Estrella Fugaz © [Completa ✔] Where stories live. Discover now