Todo Sobre Mí

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-¡Por favor, te encargamos a nuestra compañera! - Gritó Haru en un arrebato.

-No se va a morir, tan sólo está inconsciente. - Le tranquilizó Morgana que se puso en su regazo.

-¡No seas irrespetuoso! - Una colleja por parte de Futaba se llevó el gato quejándose de dolor.

Tras la pequeña comedia Takemi comenzó a revisarme, se sorprendió al ver unos cuantos cortes y ematomas a lo largo de algunas partes de mi cuerpo, fue levantar mi torso cuando encontró mis cicatrices que tanta vergüenza me daba enseñar antes de conocer a los Phantom.

-Estas son cirugías precisas y claras - Molesta miró al grupo. - ¿Puedo saber qué le ha pasado? - Preguntaba.

-Esto es malo... Si no inventamos una excusa lo antes posible no lo contaremos ¡Que alguien diga algo! - Rogó Morgana.

-Es una historia que aún desconocemos. - Se sinceró el detective. - Estuvo en un orfanato y en esos años le propinaron esas heridas. - La respuesta no calmó a la doctora, sin embargo, debido a la falta de información no dijo nada más, volvió a sus labores como si nada... Unas vendas por allí y unas cremas por allá y como nueva.

-Es posible que esté inconsciente durante la noche, si por la mañana sigue en ese estado recomiendo que la lleven a un hospital.

-¿¡Un hospital!? - Preguntó Ann.

-Toma. - Dejó en la mesa unas pastillas que parecían ser unos antiinflamatorios. - Si le duele alguna parte del cuerpo que se tome esto. También tendréis que comprar una crema especial para calmar los moretones que tiene. - Con esto cerró su maletín y se levantó dirigiéndose a la salida.

-¿No te debemos nada? - Se preocupó mi hermano.

-Digamos que... Mi conejillo de indias lo pagará en su lugar. - Sin preocupaciones se fue del lugar volviéndonos a dejar a solas.

-¿Se puede saber dónde habéis estado? - Quiso saber Ann quién miraba a los dos culpables con ojos inyectados en fuego. Sho no le hizo ningún caso y Ryuji todo lo contrario, de hecho se puso a cubierto al lado de Yusuke. Visto que la cosa no avanzaba y que el rubio estaba a punto de tirarse por la ventana con la presión que le metía, el pelirrojo decidió hablar.

-Estuvimos un tiempo peleando, sacó a su nueva persona y nos enfrentamos a la muerte.

-¡¿Qué os enfentasteis a qué?! -Impactado se quedó el gato.

-Teniendo en cuenta el poder que tienen ambos... Es muy sencillo derrotar a la muerte si lo piensas de ese modo. - Susurró Futaba que sacaba su ordenador para comprobar las estadísticas.

-Vale, ahora desesmbucha. - Fruncía el ceño Akechi mientras miraba de manera amenazadora al pelirrojo, él se rió como si con él no fuera la cosa. - ¿Qué le pasó a mi hermana durante aquellos años en los que yo no estaba con ella? - Su exigencia denotaba en toda la habitación.

El aludido se erguía mientras estiraba el cuello para volver a posarse en el marco, me miró para esbozar una sonrisa seguida de un suspiro, miró a todos y cada uno de los presentes.

-Es una historia no apta para menores. - Observó a Futaba, entonces ella alzó la cabeza confundida.

-Por favor, comienza a explicarte. - Salió Makoto.

Ante la mirada exigente de todos cerró los ojos y se cruzó de brazos para contar la historia.

-Supuestamente era un orfanato, supuestamente era un campo donde los niños se divertían y aprendían en conjunto, sin embargo, todos y cada uno de nosotros pensábamos lo mismo con respecto a ese lugar, eso era un campo de concentración donde los conejillos de indias eran los propios niños. - Tomó aire mientras me echaba alguna mirada de vez en cuando. - Ella fue de los últimos niños en llegar, lo recuerdo como si fuera ayer, llegaba de la mano de su padre que tenía cara de pocos amigos, otra rata podrida de esta triste e hipócrita sociedad. - Tras decir ello mi hermano se tensó. - Cuando se adentró en el infierno di por sentado que aquellos ojos brillantes y llenos de esperanza se apagarían al igual que su sonrisa. Al principio los recién llegados eran tratados de manera superior, algún que otro capricho se les concedía para que pensasen que eran especiales, sin embargo, ella no era así. Aquello que pedía o que se le consentía era por el bien de otros y no por el de ella misma... Aquello fue la gota que colmó el vaso, a los seis meses, mucho antes de finalizar los tratos especiales de los recién llegados, comenzó a vivir del montón.

Persona 5 & RoyalOù les histoires vivent. Découvrez maintenant