15

1.7K 168 220
                                    

CARSON

"Todo lo que hubiéramos podido ser
tú y yo, si no fuéramos tú y yo."

ALBERT ESPINOSA



La cabeza estaba comenzando a darme vueltas ante la nueva información sobre Savannah, pero en realidad, solo me demostraba que su obsesión conmigo era mucho peor de lo que me había imaginado alguna vez.

Aun así sentía un regusto amargo al conocerla de un modo mucho más profundo y personal del que pude hacerlo cuando aún estaba viva. No me sentía culpable por haber leído sus pensamientos más íntimos, pero aquellos no me habían ayudado a solventar las dudas que tenía, en realidad, quién había sido su amante. Se mencionaba en contadas ocasiones, pero nunca daba su nombre ni referencias sobre quien podría tratarse.

Solo había sacado en conclusión un par de cosas: habían comenzado a tontear seis meses después de que ella y yo comenzáramos a salir, que era a alguien que conocía de antes y que su relación era algo prohibido.

En algunos puntos la paranoia la dominaba al romper con el tío con el que me había puesto los cuernos. Por lo visto, era alguien mayor. En las últimas entradas hacía referencia a que se sentía acosada: la perseguían por la calle, la vigilaban..., parecía estar realmente fuera de control, sobre todo tras el tema del embarazo, ya que por lo visto el padre le reclamaba que el hijo que esperaba era suyo, aunque ella seguía diciendo que era mío; yo sabía que no era así, me había costado meses darme cuenta de que por las fechas era imposible que fuera hijo mío.

Ese niño no era mío, pero lo había querido como tal, y darme cuenta de que me había tomado por idiota no me sentó nada bien. No era que fuera mucho mejor, pero estar a su lado después de descubrir la verdad era complicado; me quemaba la rabia y la ira... Y Addison estaba ahí, tan accesible y dispuesta a complacerme que resistirme me resultó una gilipollez.

Todavía me costaba creer que el diario estuviera en manos de Harper, pero ahora comprendía porque sabía tantas cosas sobre ella y su obsesión.

Iba a matar a Daniel, joder, iba a hacerlo pedazos cuando lo viera. Ese capullo era otro paranoico que pensaba que estaba involucrado en la muerte de Savannah, pero yo no era el único que había terminado por odiarla; su otra cara se había ganado muchos enemigos, entre ellos, su amante parecía ser un tipo que no se andaba con juegos.

Incluso amarla era un trabajo que requería las veinticuatro horas del día.

Me froté los ojos entre el índice y el pulgar con cansancio y me dejé caer sobre los almohadones de mi cama. Los ojos me escocían y me sentía emocionalmente agotado.

Gruñí para mis adentros cuando el tono de llamada de mi móvil comenzó a sonar, irritándome todavía más si era posible. Miré el nombre en la pantalla, provocando que me incorporara de un salto al descubrir que se trataba de Harper.

¿Por qué demonios me estaba llamando? Le había pedido a Ethel que no le dijera que había estado allí y confiaba en que no lo habría hecho si de verdad no quería problemas con John.

Creía que no volvería a dirigirme la palabra, así que me preocupé de que pudiera haberle ocurrido algo.

—¿Har? —pregunté cuando descolgué la llamada.

—¿Qué cojones te crees que haces? ¡Eres un miserable y un cobarde de mierda! —me gritó con rabia desmedida.

«¿Qué cojones le pasa?»

—Pero ¿de qué coño estás hablando? —contraataqué más confundido que antes.

—¿De verdad creíste que aceptaría abortar solo por tu futuro de mierda? Ya te dije que no necesito nada de ti, así que puedes irte a la mismísima infierno si quieres. Puedes estar tranquilo porque ni este bebé ni yo te necesitamos: lárgate con Olivia y se feliz, capullo —chilló antes de colgar sin darme oportunidad de replicar.

TWISTED LIESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora