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CARSON

"Algunas mentiras se convierten en
devastadoras verdades. Él nunca
fue lo que querías, sólo fue con
el que te conformabas."

DAVID SANT



Me dirigía hacia mi próxima clase de Economía con la misma sensación de satisfacción tras molestarla. Aunque la cosa se había puesto más interesante cuando Luke apareció; aquella mirada llena de indignación casi me hizo estallar en carcajadas, pero tuve que contenerme para que Harper no sospechara.

Mi sonrisa se ensanchó al imaginar que podría habernos pillado liándonos, y aunque sabía que era peligroso, me hubiera gustado que lo viera, que supiera que podía obtener a cualquier chica que me propusiera, incluso a las estiradas con ínfulas de encontrar a su príncipe azul.

Iba mucho más allá del afán de competir: era la necesidad de saber que era el mejor.

Así que Harper Baker había subido un escalón en mi lista de prioridades. Sabía que estaba cerca de tenerla comiendo de la palma de mi mano..., o al menos intentaba convencerme de ello. Unas veces la tenía completamente entregada a mí, pero al segundo siguiente la había perdido. Lo único que tenía claro era que le gustaba de una forma potente y fatal.

Su cuerpo hablaba por ella.

Debía aprovechar la oportunidad que se me había puesto a tiro de ser su tutor. Cuando propuse la idea de ir a su casa sabía que no la rechazaría, además de que tampoco podía. La conocía, era previsible que aceptara pensando que estaríamos en su terreno y que no podría hacerle nada, pero yo siempre conseguía lo que quería, incluso en las adversidades.

Era como acorralar una presa en su propia madriguera.

Salí de mis ensoñaciones al sentir una mano presionar contra mi espalda.

—Sigue caminando —murmuró con la voz cortante.

—Eso acaba de sonar como en las películas cuando te están apuntando —bromeé con una sonrisa sardónica.

La miré de reojo, sus labios rojos estaban apretados en una fina línea y sus facciones tensas, como si estuvieran a punto de romperse. La seguí con las manos metidas en los bolsillos y la media sonrisa imperturbable.

Se veía tan sexy enfadada..., y yo estaba tan jodido.

Salimos de la corriente de estudiantes y tiró de mi manga a la vez que abrió la puerta del aula de Biología. Cerró cuando me empujó dentro. Casi no tuve tiempo a reaccionar cuando me di la vuelta y su mano impactó en mi mejilla con una sonora bofetada que me ladeó el rostro.

—¿Creíste que no me enteraría, hijo de puta inteligente? —inquirió en ese tono cínico y afilado.

La miré de reojo mientras me frotaba la mejilla dolorida: seguro que dejaría marca. Aun así, no pude evitar reírme entre dientes cuando cruzó los brazos contra el pecho, mirándome con tanto resentimiento que me hizo estallar en una sonora carcajada que la hizo enfurecer todavía más.

—No pensaba que fuera de los típicos que le iba lloriqueando a su hermanita cuando una cita no les sale bien —comenté con la misma sonrisa de suficiencia.

—No, no lo hizo. —Se acercó a mí con los tacones resonando a cada paso y suspiró cuando alzó la cabeza, mirándome directamente a los ojos. No pude saber lo que estaba pensando, lo que borró al instante mi sonrisa—. Pero si jodes a mi hermano, me jodes a mí, y ambos sabemos que yo puedo joderte a ti —agregó con una sonrisa venenosa.

TWISTED LIESUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum