Prólogo.

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La nieve blanca y fría fue manchada por un brillante carmín, esa sensación etérea que brindaba el paisaje era rota por el hedor a sangre, la sensación de miedo y desesperación invadió el cuerpo del joven. Frente a él había una mujer sin vida, su piel pálida aún conservaba algo de calor y los ojos brillantes que se mantenían abiertos le veía atentamente. Segundos después el sonido de un disparo resonó.

El impacto terminó haciendo que los ojos grises se abrieran de golpe.

Wei Ying se sentó con la respiración agitada y varias gotas de sudor bajando por su rostro. Algo aturdido miró a su alrededor, se encontraba recostado en un lujoso sofá de una habitación desconocida, probablemente de un hotel prestigioso. Los amplios ventanales permitían el paso de la luz, mostrando un atardecer brillante de color naranjo. Dentro de las cuatro paredes todo se veía costoso y de alto valor, el espacio adquiría un aire sofisticado por lo bien que encajaban las cosas, claro sin contar las manchas de sangre y el cuerpo inerte de un hombre que se ubicaba sobre la amplia cama.

Con un profundo suspiro el joven se dejó caer de nueva cuenta sobre el sofá, recordaba haber aterrizado en la ciudad ayer por la noche, después de cinco años había regresado al lugar que lo había acogido de niño, pero resultó más duro de lo que pensó al no reconocer lo que alguna vez llamó hogar.

Después de eso decidió adelantar un poco de trabajo, pero algunos tragos y sustancias un tanto ilegales se atravesaron en su camino, por lo que no recordaba mucho de lo sucedido, aunque al ver el cadáver era claro que había logrado su objetivo, sólo que debió estar demasiado ebrio para salir de ahí y en su lugar se tiró en el mejor lugar posible.

Para añadir la cereza del pastel había despertado con un agudo dolor de cabeza, sin contar que esas tortuosas imágenes de su sueño que se repetían sin cesar en su mente. Siempre era lo mismo, nieve fría y una mujer muerta que juraba no haber visto en su vida, detestaba martirizante por culpa de otros, suficiente tenía con sus propias pesadillas para que los miedos de su compañero lo atacaran también.

Wei WuXian aseguraba que algo peor que nacer como omega en el bajo mundo era nacer con un destinado, debido a la vida que llevaba no podía darse el lujo formar un vínculo, era muy arriesgado, después de todo siempre estaba al borde de la muerte. Realmente no tenía tiempo para preocuparse por alguien ajeno, así que la mayor parte del tiempo ignoraba el hecho de que en alguna parte del mundo se encontraba la persona con la que se supone debería pasar el resto de sus días.

El repentino sonar de su móvil lo hizo bufar y restregarse las manos en el rostro varias veces, sentía que no había descansado nada, el peso en sus hombro persistía aunque había dormido bastantes horas, además de que el dolor de cabeza sólo iba en aumento y comenzaba a molestarle.

—¿Si?—Contestó sin muchas ganas mientras se apretaba el puente de la nariz.

—¡WuXian será mejor que salgas de ese lugar ahora! ¡Están a punto de irse, no eches a perder esto!—rugió la voz de su hermano a través de la llamada.

—¿Dónde están?—preguntó mientras se levantaba y estiraba sus extremidades.

Abajo, esperando por ti—la voz molesta de Jiang Cheng era más que obvia para el de ojos grises, pero decidió ignorar ese aspecto.—Eres un idiota, no tenías que adelantarte. Lluvia Carmesí debe estar subiendo al piso donde estás.

En ese preciso momento la puerta se abrió revelando una figura alta y bien vestida, el alfa entró tranquilamente, su paso era relajado y daba la sensación de estar aburrido, pero aún así mantenía cierto encanto, con lentitud se dirigió directo al cuerpo para empezar a registrar sus bolsillos.

C O N E X I Ó N | Omegaverse & Crossover MXTX Donde viven las historias. Descúbrelo ahora