Capítulo 32. Demonios.

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Jiang WanYin miraba con rabia el auto que iba por el frente. Auto en el cual viajaba Wei WuXian junto a Lan WangJi. Los dos vehículos color plata contrastaban con el negro mate que conducía Wen Qing.

Los tres demonios dentro del auto no emitían ni un sonido, aunque tampoco es que fueran muy conversadores entre ellos, He Xuan estaba ubicando en la parte trasera ignorando al resto, Wen Qing no apartaba los ojos de frente y Jiang Cheng... sólo mataba a su hermano en sus pensamientos una y otra vez.

El omega notó que sus compañeros no parecían tan sorprendidos por todo aquello, así que no dudó en preguntar. —Ustedes también lo sabían, ¿verdad?

En realidad, ni siquiera lo tenía que preguntar, era obvio, como siempre, él era al que dejaban siempre al final. No era la primera vez que le hacían algo como eso, ya estaba harto.

—No—respondió He Xuan—, pero no me sorprende.

El alfa no estaba impresionado, después de todo él mismo llevó a WuXian a encontrarse con Lan WangJi, pero eso no se lo diría a WanYin, no si quería conservar su cabeza en su lugar.

Jiang WanYin miró a la alfa de su lado. —Tu sí, ¿cierto?

—Sí—Wen Qing no se sentía intimidada por lo explosivo que podía ser el Jiang, así que fue honesta con lo que sabía. —Hua Cheng lo trajo a mí en un lamentable estado.

Jiang WanYin apretó los dientes al escuchar aquello. —Entonces ese maldito también lo sabe—gruñó con frustración. —Siempre soy el último en enterarme.

—Si a alguien tienes que reclamarle es a WuXian, no a nosotros—dijo Wen Qing para no seguir escuchando las quejas del omega.

El auto una vez más se sumió en silencio, WanYin miró por la ventanilla dejando de lado su molestia. La vista era desolada, ya habían salido de la ciudad, por lo que toda civilización había quedado atrás, sólo había algunos árboles y la carretera que parecía no tener fin.

—Espero que ese niño los encuentre—comentó en voz baja Wen Qing.

Todo estaba en manos de QingXuan, quien con su habilidad de rastreo aparentemente había podido dar con la última dirección que arrojó el móvil y auto de los desaparecidos.

Ni siquiera había parado el auto, pero ya veían una ligera cortina de humo, característico de un fuego a punto de morir. Después de avanzar más la respuesta salió a la luz, el puente que atravesaba el río estaba en caos, aún ardían ciertas cosas, pero lo que más preocupaba es que les impedían el paso.

—Se detuvieron—acusó el Jiang mirando como los autos de enfrente frenaban, revelando las figuras que salían de estos.

Los tres demonios imitaron esas acciones y se aproximaron para hacer una inspección más de cerca. Había restos de cuerpos calcinados y destrozos de las partes de autos por todas partes, el fuerte aroma y densidad del humo también estaban por toda la zona.

—Hasta aquí llegaba el rastreo del auto de Hua Cheng antes de desaparecer—informó QingXuan en señal de ya no poder hacer más nada. —Y por lo que veo hubo una fuerte explosión, lástima por todas las víctimas, espero hayan tenido una buena vida, porque de seguro están ardiendo en el infierno.

—Tú no eres creyente—dijo XiChen mirando con extrañeza al menor.

—No lo soy, pero me gustaría creer que están sufriendo.

Jiang Cheng chasqueó la lengua por todo lo que decía ese chico, era la primera a vez que se relacionaba con él de cierta forma. A primera instancia sólo le pareció infantil y torpe, pero sí había encontrado el rastro de Hua Cheng y era parte de los colmillos sólo podía significar que era más de lo que aparentaba.

C O N E X I Ó N | Omegaverse & Crossover MXTX Where stories live. Discover now