Capítulo 51. Dragón Blanco.

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Arriba. —La voz tenía un toque suave a pesar de la firmeza con la que se alzaba.

Los brazos del menor temblaban en su aguerrido intento por ponerse de pie una vez más. En otras circunstancias su caída significaría la muerte, lo sabía muy bien. Xie Lian luchó contra cada grito de dolor que exclamó su pequeño cuerpo al erguirse, mordió la mejilla interna de su boca soportando el picor de sus ojos por las lágrimas y el ardor en su piel debido a los raspones que se había provocado. Ya podía verse tirado en su habitación con el médico atendiéndolo, nada nuevo.

—Si estás cansado no te levantes —dijo Jun Wu mirándolo fijamente. Ojos inexpresivos y postura intimidante para cualquier otro, pero para el niño se sentía como un reto.

Por más que intentara rendirse y quedarse tirado en el suelo, le resultaba imposible. Aquella voz le obligaba a levantar la espalda una y otra vez hasta que su visión fuera negra. En verdad quería tumbarse, pero al haber recibido la orden tuvo que callar su dolor y acatar lo que la voz indicaba.

—No puedo —murmuró el menor con voz ronca, desesperado por no poder cumplir con las expectativas del hombre. Porque sí, a pesar de la indicación sabía que Jun Wu realmente deseaba que no le obedeciera, habían realizado esta práctica varias veces, pero seguía fallando, obedeciendo en cada momento—. No puedo hacerlo.

Con el cuerpo casi a punto de colapsar la figura del pequeño niño se tambaleó hacia atrás y adelante varias veces, en un intento desesperado por mantenerse en pie unos instantes más.

Jun Wu entrecerró los ojos algo disgustado. Podía sentir su molestia, tal vez porque no estaba obteniendo los resultados que quería y Xie Lian deseaba llorar, disculparse por sus fallas; no le gustaba decepcionar a su padre.

—Claro que puedes —reiteró el alfa. Su voz profunda volvió a tomar forma en una palabra contundente—. Ataca.

—¡No puedo! —lloriqueó más fuerte Xie Lian haciendo justamente lo que se le pidió. Lanzando golpe tras golpe—. Soy muy débil.

Sus puños ni siquiera estuvieron cerca de rozar al alfa, deseaba gritar hasta que su garganta ardiera y sus lágrimas se secaran. ¡Realmente quería desobedecer la orden! ¡Ignorar la voz! ¡Lo anhelaba con toda su alma!

¿Pero qué podía hacer un niño omega en estas circunstancias?

Como era previsto, cayó una vez más de rodillas sobre el suelo, sus pies tropezaron consigo mismo lanzándolo sin piedad a la dura superficie. Mientras el menor tomaba rápidas y ardientes bocanadas de aire que causaban dolor en sus pulmones, Jun Wu se aproximó.

—Escucha con mucha atención Xie Lian —susurró desde arriba—. Un día yo no estaré y tú serás el juez de esta ciudad, de ti dependerá de qué lado caiga la balanza.

Con lágrimas gruesas surcando sus mejillas le miró. —¿Por qué yo?

Jun Wu lo contempló sin expresión, apreciando en primer plano como el llanto del niño iba en aumento. Lentamente bajó una rodilla al suelo para inclinarse con elegancia. Su mano grande se acercó a la humedad de la cara para retirarla, dejando que solo la rojez del llanto permaneciera. Sus dedos eran ásperos y callosos, Xie Lian sabía que en algún punto sus manos serían tan duras como las de ese hombre.

—Solo puedes ser tú. —Jun Wu se levantó con la misma gracia, ahora con un aura más autoritaria que antes, no tan cálido como hace unos segundos mientras le limpiaba las lágrimas—. Pero para que eso suceda deberás ser capaz de tomar tus propias elecciones, eso significa que nadie tendrá control sobre ti.

C O N E X I Ó N | Omegaverse & Crossover MXTX Where stories live. Discover now