Capítulo 41. Dragón Blanco.

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Las manos del omega se aferraban con fuerza al alfa, destilando deseo y necesidad de más, mucho más.

Xie Lian apenas se dio cuenta de su entorno, así como del desastre de las ollas regadas por el suelo. Dejando atrás la encimera del área de cocina pasaron directo a la cama, donde ahora era presionado contra las frescas sábanas mientras sentía cómo su vida se iba en un beso.

La boca de Hua Cheng era mortal, pero el resto de su tacto era gentil, tanto que temía que fuera a parar en algún punto. Los brazos de Xie Lian abrazaron con más fuerza al alfa cuando sintió que se alejaba. El omega no quería detenerse, no ahora que estaban en ese punto. Jamás se había sentido así en su vida, su mente estaba llena de pensamientos vergonzosamente indecorosos sobre el hombre que tenía encima suyo.

Era difícil respirar, pero valía la pena perder la vida con tal de ser besado más tiempo por Hua Cheng.

—No... no te detengas... —suplicó Xie Lian en voz baja. Estaba tan deseoso que su vergüenza fue minimizada, mientras tuviera al alfa no habría arrepentimientos en sus acciones.

En medio de la placentera bruma pudo ver esa sonrisa ladina en el rostro de Hua Cheng. Esa sonrisa que sólo significaba problemas... problemas que Xie Lian estaba dispuesto a afrontar con gozo.

Las manos colándose entre su ropa le hicieron respingar durante el beso, sus ojos se cerraron con fuerza al no poder creer cuánto disfrutaba de ser acariciado de esa forma por Hua Cheng. Su piel quemaba por donde el alfa tocaba, el extraño cosquilleo en la zona baja de su vientre era nuevo, pero placentero. La parte de arriba de su ropa había sido retirada sin darse cuenta, y no faltaba tanto para que la parte de abajo sufriera lo mismo.

Aferrándose a la camisa de Hua Cheng anheló poder quitar de igual forma la prenda, pero no era tan desvergonzado para arrancársela, no quería parecer desesperado. La batalla mental le llevó a aflojar su agarre para volverse temeroso y lleno de dudas. En ese instante Hua Cheng le miró.

—¿Qué pasa?—cuestionó al ver como Xie Lian perdía valor. —¿Te estás arrepintiendo?

Xie Lian abrió sus ojos buscando con urgencia al alfa, lo último que quería era malos entendidos entre ellos. Habían pasado por tanto para que al final un problema por falta de comunicación lo arruinara.

Sentía sumamente caliente la cara, apostaba lo que fuera a que debía ser de un color rojo brillante. Si tuviera un espejo enfrente terminaría por perder su valor y ocultarse entre las sábanas al ver su apariencia. Lo mejor era fingir ignorancia e intentar ocultar su nerviosismo.

Sin importarle su vergüenza Xie Lian sonrió y negó. —Lo lamento, la verdad no sé qué hacer.

Hua Cheng lo observó y con una expresión llena de dulzura tomó la mano del omega y la besó. —No te preocupes, sólo trata de sentirte cómodo, haré lo que tú quieras.

Esas palabras cálidas le hicieron recuperar parte de su confianza, aunque la vergüenza también persistía.

—¿Lo que yo quiera?—murmuró Xie Lian aún con duda.

—Así es—asintió el alfa dejando un segundo beso en su mano. —¿Deseas que haga algo en especial?

Xie Lian desvió la vista de inmediato, haciendo evidente que en efecto había algo que quería, pero no encontraba las palabras para pedirlo.

Hua Cheng esperó, al ver que el omega necesitaba un ligero empujón volvió a insistir. —Gege, sé sincero.

Tragando duro y mirado a cualquier otro lado menos al alfa Xie Lian habló: —Quita...—sus palabras se vieron ahogadas por sus nervios, pero sin rendirse aclaró su garganta e intentó una vez más. —Quítala también...

C O N E X I Ó N | Omegaverse & Crossover MXTX Where stories live. Discover now