Capítulo 38: Atrevete.

Magsimula sa umpisa
                                    

— Hermanita —chilla Nate, acercándose al auto de West en cuanto me ve bajar. Su séquito viene tras él, eso incluye a Nomar a quien ignoro.

Pasa su brazo por encima de mis hombros y me da un abrazo fraternal.

— Me asfixias —me quejo, divertida.

— ¿Cómo sigues? Mamá dijo que estabas enferma —pregunta, interesado. Me quita el bolso de las manos y lo guinda en su hombro para luego volver a asfixiarme.

— Mucho mejor.

— Pensé que morirías con eso —bromea, dándome un besito en la cabeza.

— Pues no, no te libraras de mí fácilmente.

— Como dicen por ahí: hierba mala nunca muere —agrega West, a lo que yo le muestro el dedo medio mientras le saco la lengua.

Él rueda los ojos y comienza a caminar hacia la entrada.

— Vamos —nos llama, alejándose poco a poco de nosotros.

Nathan y yo nos miramos, nos reímos y vamos tras él. Mis ojos se desvían a Nomar, el cual se encuentra hablando con uno de sus compañeros de fútbol sin prestarme la más mínima atención, lo sigo ignorando y continúo el camino con mi hermano.

Pasamos por los pasillos abarrotados de estudiantes esperando entrar a su primera clase. En el trayecto a mi aula de clases, el timbre hace su molesto sonido.

— ¡Y una mierda con ese maldito aparato! —chilla West, tapándose los oídos. Sí, odia el sonido de la campana.

— No seas grosero —lo reprendo, mientras le doy un golpecito en el hombro.

— Juro que un día traeré un bate y golpearé tanto esa cosa hasta dañarla.

— Ya cálmate, hombre —pide Nathan mientras nos detenemos frente a mi aula de clases. Aún siguen entrando pocos alumnos—. Parada para Natalie Blake.

Sonrío mientras tomo mi mochila. Estoy lista para enfrentar a Rachell.

— ¿Quedamos para almorzar? —pregunta mi hermano, pasándose la mano por el cabello. Está robándole pequeños suspiros a un par de chicas detrás de él.

Asiento.

— ¿Los veo en la cafetería?

West asiente mientras le pasa un brazo por los hombros a Nate.

— Ya sabes dónde encontrarnos, Dora —me guiña, jalando a Nate para que comience a caminar.

— Adiós, hermana —grita Nate sin mirarme y siendo arrastrado por West hacia su salón.

Tomo un suspiro, llenándome de fuerza y paciencia. Será una larga conversación.

Entro al salón y me encuentro inmediatamente con las chicas en el típico lugar en el cual solemos sentarnos. Mi puesto está vacío.

María es la primera en enfocarme, me sonríe y me hace un par de señas para que me acerque. Las chicas alzan la mirada y me encuentran. Mi pulso se acelera y dudo en caminar hacia ellas. Al final mis pies me dominan y comienzo a acercarme.

— Hola...—

— ¡Oh, Nat! Estábamos preocupadas por ti —María es la primera en ponerse de pie y rodearme con una abrazo el cual correspondo.

— Estoy bien —mascullo, tomando asiento.

— ¿Qué tenías? Pensamos en ir a visitarte pero no queríamos molestar —esta vez es Nairobi quien habla. Me sonríe, cariñosa, yo hago lo mismo. Las extrañé.

Estrella Fugaz © [Completa ✔] Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon