Capítulo 49

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Grace rompió el beso, separándose un poco de él.

—Mejor no—dijo, tratando de regular su respiración—aún hay mucho de lo que tenemos que hablar.

Collin suspiró.

—Tenemos tiempo, cariño...—dijo, tratando de animarla.

Pero como siempre pasaba cuando él le decía algo así, Grace se alejó y le dio la espalda.

Collin alzó la mirada al techo.

—Grace...yo—se estaba riendo, pero no de felicidad, sino de incredulidad—ha pasado...hemos pasado por tanto. No entiendo porque actúas así de repente.

Ni ella misma lo entendía, no entendía porque después de todo quería alejarse de él casi tanto como lo quería cerca.

—Simplemente no quiero tener sexo ahora—dijo arrugando la nariz—¿Qué tal si entra alguien?

Él negó brevemente con la cabeza.

—Sabes muy bien que no estoy hablando de sexo—replicó.

Sí, ella lo sabía. Sabía que él estaba cansado de que ella le huyera al contacto, estaba cansado de que cuando las cosas iban bastante bien ella simplemente se levantara y se diera la vuelta.

Incluso ella estaba cansada pero no había nada que pudiera hacer.

—¿De qué más podrías hablar? —dijo con voz fría—entre tú yo solo hay sexo.

Collin se puso pálido por un momento, lo que no era nada difícil considerando que su piel era bastante clara de por sí.

Él sabía en lo que se estaba metiendo al entregarle su corazón a Grace Collins, lo había sabido desde que era niño, y aun así no pudo evitar irse de cabeza contra el pavimento en lo que se refería a quererla.

Sabía que esto iba a ser duro, pero cada día que pasaba se cuestionaba si no se habría equivocado...

Estar con Grace no era duro, era imposible.

Cada vez que se ganaba un pedazo de ella parecía como si esta le cerrara diez puertas a la vez. Grace tenía una fortaleza que él sencillamente no podía traspasar.

Había pensado que con los meses se ablandaría pero no había hecho más que endurecerse, parecía una estrella lejana.

Él abrió la boca para decir algo pero la volvió a cerrar.

¿Qué podías decir cuando te habían pisoteado el espíritu?

—Está bien—cedió él, ahora tan frío y distante como ella—bueno, pongámonos manos a la obra.

Grace lo observó pasearse por la cocina y llegar hasta ella. Le habló en tono calmado, hasta profesional, no se reflejaba en él el mínimo enojo.

No reflejaba nada.

Pero Grace podía notar la tensión en sus hombros, la forma en que su espalda se mantenía tiesa.

Le dolía lastimarlo, pero no creía poder corresponder a sus sentimientos de la forma en la que él se merecía.

Quizás era cierto, quizás algo de ella estaba roto y lastimaba a los demás al acercarse.





Después de escuchar las interminables historias de su madre, Gil se dirigió hacia la casa de Flor.

Últimamente su vida consistía en eso, en moverse entre casas, alejada del público.

No quería que nadie supiera que estaba embarazada todavía.

She will be loved |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora