Capítulo 15.

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Hola,al fin puedo volver a escribir :) estuve terriblemente ocupada con la universidad. Si les puedo dar un consejo, es este: No estudien medicina, es un infierno.

Pero estudien medicina porque es lo mejor del mundo. 


Por suerte la casa de Jay no se encontraba muy lejos.

Gil caminaba a su lado, un poco más adelantada, tratando de no mirarlo, pero no podía evitar que sus ojos se desviaran a él. Caminaba lento, porque estaba herido, y de seguro la carrera que tuvo que dar lo lastimó aún más.

Gil trató de no sentir lástima, pero verlo así le estrujaba el corazón. Se sentía culpable, no debió haber corrido.

—Es aquí —anunció Jay, deteniéndose frente a una casa.

Gil la observó, no era lo que se esperaba, pero tampoco sabía que había estado esperando exactamente.

Era una casa común y corriente, como las de al lado en el vecindario. De un solo piso, de color blanco con un jardín que parecía que acababan de empezar a cuidarlo.

Se veía tan normal...y tan completo.

Gil se encontró mirando las sencillas ventanas corredizas y se dio el lujo de imaginar una vida ahí, una vida así. Que en la noche todos estuvieran en casa, y las luces apagadas. No con un padre en Nueva york, y una madre en Francia, sin una hermana que revienta la casa en una fiesta a la que no te deja asistir.

Vio como Jay abría la puerta reja metálica que separaba el patio del resto de la calle y la sostenía abierta para ella.

Le hizo señas y ella lo siguió. Caminaron un poco hasta llegar a unos columpios ya oxidados. Jay se sentó en uno, que crujió bajo su peso, y le hizo señas a Gil para que lo acompañara.

—Vas a despertar a todo el vecindario sentado en esta cosa—dijo, pero de igual manera lo acompañó.

Jay sonrió un poco, una sonrisa apenada, de medio lado. Y tomó aire antes de hablar.

—¿De verdad quieres saber todo sobre mí? —preguntó—puede que diga algo que no te guste...

—Necesito saberlo, Jay. Necesito confiar en ti—pidió—si vamos a seguir adelante con esta locura, necesito saber con quién me estoy metiendo.

—De acuerdo —dijo, y luego de una larga pausa al fin volvió a hablar—esta es mi casa. Crecí aquí, en estos mismos columpios veníamos a jugar mis amigos y yo.

< Éramos un grupo. Tom, yo, por supuesto la encantadora Jo y su amiga de la escuela, Taylor.

Nos conocíamos desde siempre y adorábamos estar juntos de niños, pero crecimos, y cuando eres adolescente le das paso a muchas cosas...y pues yo, empecé a sentirme atraído hacía Taylor.

Por supuesto a todos le agradaba la idea, más que nada a Jo, porque sus dos mejores amigos estaban saliendo. Estuvimos juntos mucho tiempo, por años, y yo...yo llegué a sentir que era real, me imaginaba una vida con Taylor, y era feliz>

Gil trató de poner la cara más neutral que pudo, nada de su historia le molestaba. Era obvio que un hombre tan apuesto como él, había tenido otras historias, con otras chicas. Historias verdaderas.

—¿Y qué pasó? —preguntó ella con curiosidad— ¿Por qué terminaron?

Jay miró a lo lejos e hizo una mueca de desagrado.

—Mi vida se volvió un desastre, todos mis planes se fueron a la mierda—comentó—y simplemente me parecía estúpido conservar esa parte, y fingir que todo podría ser igual. Si no iba a tener todo el futuro que quería, no me apetecía tener los pedazos que quedaban.

She will be loved |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora