• Capítulo 28 •

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28:

" ¡¿Acaso también te acostaras con él?! "

Con el correr de los días, todo iba volviendo a la normalidad

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Con el correr de los días, todo iba volviendo a la normalidad. El ataque a Kattegat había salido exitoso, logrando así reestablecerse en su hogar.

Lagertha era recibida por las mujeres de Kattegat con amor y admiración, una que Aslaug no recibía en absoluto y provocaba una pequeña llama de celos en su interior. Mientras que Ragnar sufría un manojo de problemas dentro suyo: por un lado estaba Aslaug, quien acababa de confesarle que estaba embarazada nuevamente. Por otro, Lagertha había vuelto a su vida, y no podía negar que el amor entre ellos no había muerto del todo y ardía de deseos porque ella se quedará una vez más. Y por último, Elizabeth. La joven ocupaba un lugar cada vez más importante en su vida y era a la última a la que quería alejar.

Su cabeza no dejaba de dar vueltas, pensando en que quizás, Lagertha podría descubrir lo suyo con Elizabeth y los problemas serían mayores, pero aún así, no pudo evitar una sonrisa pícara al imaginar teniendo a ambas en una misma cama. Ambas entregadas a él.

Tanto Lagertha como Elizabeth siendo sus mujeres.

Negó con su cabeza y respiró hondo antes de entrar al gran salón, a dar una de sus pintorescos discursos. Todo iba bien, hasta que Lagertha pidió la palabra. Disimuladamente, Ragnar se acercó a ella y le preguntó si lo que debía decir no era mejor decirlo en privado, pero aún así, Lagertha quiso hablar.

Si decisión estaba tomada: ella se iría de nuevo a Heddeby, ya que se sentía con la responsabilidad de asumir sus actos. Había huido con su hijo y el ejército de su esposo sin su permiso, y sabía muy bien que debía de volver a dar respuestas.

Por su parte, Bjorn se encontraba junto a Elizabeth en el gran salón oyendo atentos a las palabras de la escudera.

— ¿Tú también te irás? — preguntó la joven, elevando su vista hacia el crecido Bjorn.

Éste bajo apenas su rostro y miró atento el rostro de Liz, viendo la madurez del rostro de la mujer con la que tanto soñaba cuando era un niño. Le sonrió de lado — No lo creo. Ahora que conocí a mis hermanos, quiero pasar tiempo con ellos y con mi padre.

Ambos se sonrieron y volvieron la vista al frente, cuando los ojos de Elizabeth chocaron contra los azules de Lothbrok, quien miraba curioso como los jóvenes se sonreían. Movió su cabeza de lado, pero no quiso que su mente se oscureciera con pensamientos exagerados respecto a su hijo mayor y su joven amante, por lo que sonrió y continuó con su discurso.

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Mientras tanto en Wessex, los ojos igual de celestes que los de Liz se concentraban en delinear delicadamente cada trazo de las pinturas delicadas que se encontraban frente a él. Athelstan estaba tan sumido en su trabajo, que no oyó cuando el rey Ecbert se posó a su lado. Éste carraspeó suavemente para llamar su atención, provocando que al fin el monje lo mire.

Más allá del destino • [ Vikings] •Where stories live. Discover now