• Capitulo 26 •

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"  ¿Cómo olvidarme de la mujer de la cual estaba enamorado de niño? "

"  ¿Cómo olvidarme de la mujer de la cual estaba enamorado de niño? "

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— ¡Ubbe! ¡Basta, Ubbe! Deja a tu hermano tranquilo.

— ¡Siéntate ahí, Hvitserk!

— ¡Ubbe ya basta!

A la condesa Aslaug ya no le daba la voz para retar a sus hijos. Los días habían pasado y con pesadez la princesa los sobrellevaba. Toda su vida había pasado rodeada de lujos y comodidades que hoy, alejados de todos, no los vivía.

Habían podido refugiarse en las montañas. El refugio los protegería del frío o del sol intenso, pero las comodidades no serían fáciles de encontrar. Suciedad, escasez de comida y agua limpia eran el plato diario. Los llantos insaciables del recién nacido tampoco eran de gran ayuda.

— Dame el bebé, Aslaug. — pidió con dulzura Elizabeth, al ver lo tan atormentada que se encontraba la condesa al ver a sus hijos pelear. Al cesar la pelea de los niños, Aslaug se dejó recaer al lado de su hijo del medio, Hvitserk. — Estás a salvo aquí. Tus hijos también lo están.

— ¿A salvo? — preguntó irónica. Se puso de pie y enfrentó a la inglesa. — En cualquier momento todos morirán de alguna enfermedad. Ya los puedo ver delgados y enfermizos. No puedo quedarme aquí.

— Debes quedarte aquí. — contestó con seguridad. — Mira, sé que no es a lo que está acostumbrada. Pero mucha de la gente de Kattegat y del mundo vive así. No todo es lujo y comodidad, condesa Aslaug.

Aslaug rió sin gracia y quitó a Sigurd de los brazos de Elizabeth. — Di lo que quieras, cristiana.

Elizabeth deseaba contestar, pero no era lo mejor. Aslaug ya se encontraba lo suficientemente alterada y asustada como para enfrentarla. No deseaba poner aún más nerviosa ni a ella ni a los pequeños hijos de Ragnar.

— No todos pueden acostumbrarse a vivir en la miseria.

Esa voz a sus espaldas logró hacerla girarse sobre sus talones y observar a la mujer que había comentado. Era una joven de la aparente misma edad que Liz, rubia y con trastos sucios y estirados.

Una esclava.

— Lo sé. Aslaug ha sido una princesa que lo tuvo todo en la vida. No debe de ser fácil para ella estar aquí con dos niños pequeños y un bebé al que cuidar.

— ¿Cuidar? — la joven sonrió mientras Elizabeth se sentaba a su lado, mientras ésta terminaba de cocinar. — He visto como estás con esos niños todo el día. Ella te odia, y sin embargo, deja que cuides de la vida de sus propios hijos.

— ¿Dices que me odia? — preguntó frunciendo su ceño. No era algo muy difícil de adivinar. La mitad del pueblo de Kattegat aún no aceptaba a Elizabeth entre ellos; sus miradas de reojo y comentarios por lo bajo cuando la veían, eran suficiente prueba de ello.

Más allá del destino • [ Vikings] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora