Más allá del destino • [ Vikings] •

• FLASHBACK I •

Ubicación de tiempo: En medio de parte final 4 y parte final 5.

Flashback I: Reencuentro.

" Por mi hijo Bjorn Ironside, quien ha sabido conquistar todo aquello que yo a penas logré desear. ¡Skoll! "

Elizabeth mantuvo sus ojos cerrados a pesar de estar despierta. Dormir en los aposentos del príncipe de Kattegat era el lugar más seguro de la región, por lo que el sonido de esos pasos pesados en su habitación no la asustaban.

Al contrario, hacia un esfuerzo por no sonreír y simular que aún dormía.

Bjorn se había ido hace casi sesenta días, justo dos días después de su boda, ya que la urgencia por defender uno de los límites de Kattegat necesito del príncipe y sus seguidores más cercanos.

Hace dos noches había llegado uno de los guerreros anunciando su victoria y pronta vuelta de la gran mayoría de los hombres.

Por lo que Liz no temió en absoluto cuando oyó voces provenientes del centro del hogar, recibiendo con alegria a su hijo pródigo. Pronto sintió como alguien dejaba caer armas de acero al suelo con claras intensiones de despertarla, pero prefirió seguir fingiendo hasta que ese alguien sacó las pieles de oso que la tapaban y se dejó caer sobre su cuerpo. Sonrió y rápido lo reconoció. Ese cuerpo pesado y gigante que la hacía sentir tan menuda y pequeña, pero le daba esa sensación cálida de protección, de una seguridad que se le estaba haciendo costumbre.

Su olor natural llegó a inundarla y no hubo forma que no pudiera sonreír aún sin haber abierto sus ojos azules.

– Hola, mi amor.

El aliento caliente de su boca choca contra sus labios y no hacía falta verlo para saber que la estaba mirando fijamente. Liz levantó sus manos y lo tomó de la cintura, apretando las yemas de sus dedos contra su piel. Finalmente, abrió sus ojos. El rostro de su esposo, con algún que otro corte no curado en él le obsequió la sensación de tranquilidad de saber que estaba a su lado nuevamente.

– Hola, esposo.

Bjorn sonrió naturalmente, aún le causaba una genuina felicidad saber que, al fin, se habían casado.

Aunque sabía que ir a defender Kattegat había sido una obligación, le había sabido demasiado a poco el tiempo estando juntos como esposos.

Solo habían tenido intimidad no más de cuatro veces, pero solo dos días como marido y mujer era demasiado poco de Elizabeth para él.

No perdió más tiempo y la besó salvajemente, dejando en evidencia la urgente necesidad que sentía de ella.

Liz paseo las manos por su espalda y los bajó acariciando su vientre, logrando que Bjorn moviera su pelvis, rozándola.

– Te he extrañado en Paris – murmuró ella cuando necesito un poco de aire aunque Bjorn bajo su rostro besando la piel de su cuello. – Luego cuando te fuiste al bosque a encontrarte a ti mismo. Pero ahora eres mi esposo, Bjorn Ironside, y necesito que estes aquí. Te quiero conmigo.