• Capítulo 22 •

4.5K 392 109
                                    

22:

" No podré dejar de amarte ni un solo día de mi vida, mi dulce Elizabeth. "

Ella sabía que él vendría a buscarla

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.


Ella sabía que él vendría a buscarla.

Él sabía que ella estaría esperándolo.

Pero lo que Ragnar nunca sospechó, es que Elizabeth se había pasado los últimos días dudando de la estabilidad de su relación.

Él jamás le había prometido separarse de Aslaug o darle un mejor lugar.

¿Como podría hacerlo? Si en tierras nórdicas jamás estaría bien visto su relación. Pero si algún día volvía a Inglaterra... ¿Acaso los sajones aceptarían esa relación? ¿Acaso su Dios aceptaría su amor con un pagano que supo conquistarla durante dos matrimonios? Si Athelstan está vivo esperándola en tierras cristianas, ¿Él aceptaría ésta nueva Elizabeth, ésta que no se calla, que aprendió a usar armas, a cazar, que bebe y que mantiene relaciones casi a diario con un hombre que no sólo no es su esposo, sino que tiene matrimonio e hijos con otra mujer?

Elizabeth cerró sus ojos con fuerza, mientras las lágrimas caían sobre la almohada, mojando las telas de su cama.

Su historia con Ragnar era triste e infeliz.

Ninguno de los dos, por más amor que se tuvieran, podrían llevar adelante una vida juntos. La alternativa sería vivir alejados de todos, pero... ¿y Ubbe y el pequeño Hvitserk? ¿Cómo Elizabeth permitiría ser feliz si aleja a un hombre de sus hijos?

Las lágrimas salían cada vez con más frecuencia de sus ojos al momento que los sollozos se volvieron imposible de callar. Trató de secar su rostro con las yemas de sus dedos, pero nada era suficiente para sosegar el martirio que estaban sufriendo su mente y su corazón en esos momentos. Era insoportable el amor que estaba creciendo en su ser por Ragnar. Ya no era cariño, ni placer sexual... Elizabeth se había enamorado de ese hombre y en su interior, su deber y su amor jugaban todo el tiempo.

Por más que no tenían un futuro juntos, lo amaba como nunca pensó amar a alguien. Y ese amor, ese maldito amor la había vuelto adicta a él.

Una adicción que compartía justamente con el vikingo que ahora mismo la observaba sollozar contra su almohada.

Como ambos sabían, Ragnar había esperado que la noche caiga para ir a buscar a Elizabeth e implorarle, de alguna forma posible, que no se aleje de él. Aunque aún no encontraba excusas válidas para hacerlo o no hallaba exactamente que palabras utilizar para rogar por su amor, él estaba allí, como si fuera que en su cuerpo ya no mandaba, y caminaba por sí solo en busca de la joven que tan loco lo tenía.

Empezó siendo curioso cuando las miradas lo llevaban a la joven y asustada Elizabeth, esa pobre muchacha que recién había arrivado a su vida, pero poco a poco, la curiosidad no alcanzó. Sus deseos por tenerla cerca, por saber como estaba, por besarla, por sentirla, por hacer el amor con ella... Ragnar se había enamorado de esa joven y le dolía admitirlo.

Más allá del destino • [ Vikings] •Onde histórias criam vida. Descubra agora