Capítulo 54||

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Emma Jackson


Dolor, esta vez era la palabra que describía como me sentía y como estaba, sentía un ardor horrible en mi mejilla izquierda, dolía como el demonio, pero no era nada comparado con el dolor interno, no era nada comparado con lo que sentía por dentro.

Al despertar me encontraba en una habitación con las paredes pintadas de blanco completo, esta vez estaba en una cama, atada con esposas contra esta y mis pies aún eran sujetados por las sogas. El dolor insoportable seguía punzando en mi cabeza, todo mi cuerpo dolía, el insistente sonido de mi estómago me hacia recordar que no había comido nada durante dos días o quizás durante tres, desde esa noche en la que Lucas inyectó aquel líquido en mi piel, he perdido la noción del tiempo, no tengo idea de cuanto he estado aquí, ni siquiera se que hora es.

Una vez más las lágrimas bajan silenciosas por mis mejillas, el dolor en mi estómago se hace cada vez más insoportable, como puedo me reincorporo en la cama, hasta quedar de espaldas contra esta. Trato de remover las esposas de mis manos ya que el dolor en mis muñecas es también insoportable. La cinta es lo único con lo que no me encontré desde que desperté, aún si la tuviera me hubiera dado igual, no es como si quisiera o tuviera con quien hablar.

La puerta de la habitación chirrío levemente, el rostro de Lucas con una sonrisa dibujada en sus labios se asomo para luego darle paso a su cuerpo y permitiese entrar completamente, busco mis ojos al instante para luego ampliar su sonrisa aún más, traía una bandeja en sus manos, la cual contenía una tasa llena de ramen o más bien sopa instantánea, junto a esta también se encontraban, unas uvas, una manzana verde y vaso de jugo que parece ser de naranja. Mi estómago gruño una vez más.

Lucas camina con pasos lentos pero decididos hasta llegar a la cama y postrarse frente a mí.

—Me imagino lo hambrienta que has de estar. —Dice a la vez que deja la bandeja a un lado de la cama. —Escucha te voy a soltar para que puedas comer pero si intentas algo, habrá consecuencias, ¿entiendes? —Asiento torpemente, tengo muchísimo miedo de él y no tengo claro de lo que es capaz por lo cual prefiero no enfadarlo, además de que estoy que muero del hambre.

Lucas saca un manojo de llaves de su bolsillo izquierdo, busca dentro de las llaves, hasta dar con la correcta. Se inclina un poco más hacia mí y abre las esposas con sumo cuidado, mis muñecas sienten un tremendo alivio al instante, las sobo suavemente con mis manos y me quedo sentada en el mismo lugar sin atreverme a moverme.

—Puedes comer. —Me dice y no dudo en tomar los palillos y comenzar hacerlo, acabo el tazón en cuestión de segundos bajo su atenta mirada, bebo todo el jugo de naranja de un solo tirón. Él sujeta mi rostro.

—Tranquila, come tranquila. No quiero que te vayas a lastimar. —Susurra, acariciando mi mejilla, yo volteo mi rostro al instante. —Emma, en verdad me gustas, te quiero, todo esto lo estoy haciendo por nosotros. No voy a permitir que nada te pase. —Vuelve a decir, esta vez volteo mi rostro y lo encaro con mis ojos vidriosos.

—Sí en verdad me quieres, Lucas, déjame ir. —Pido, siento mi voz débil y mi garganta reseca.

—No puedo, si lo hago de seguro irás corriendo a sus brazos. —Expresa frustrado. —No tienes ni si quiera una puta idea de lo doloroso que es para mí esto, no quiero verte con él, Emma, él no es bueno para ti, él no va a hacerte feliz. —Espeta algo molesto pero su voz sigue escuchándose suave. Sonrío de manera irónica.

—¿Y tu sí eres bueno para mí, Lucas? —Pregunto alzando una de mis cejas.

—No, pero voy a trabajar en ello. Te prometo que lo seré, seré bueno para ti, hermosa. —Dice llevando sus dedos otra vez a mi rostro.

—¿Te parece qué reteniéndome aquí en contra de mí voluntad, es algún avance? —Cuestiono con incredulidad. Él toma su cabello y lo jala con frustración.

—Es la única manera, Emma. —Indica con su voz sonando esta vez más fría.

—No, no lo es. —Murmuro quitando las recientes lágrimas de mi rostro.

—Entonces, ¿Cómo se suponía que hiciera? ¿Dime? —Pide demandante. Quiero abrir la boca y responderle, decirle que pudo haber insistido más pero las palabras no salen de mis labios. —¿Lo ves? Tu también sabes que no había otra forma.

—¡No! —Grito interrumpiéndolo. —Pudiste simplemente haber aceptado mi amistad, tal vez con el tiempo las cosas entre nosotros hubieran mejorado y quien sabe tal vez nosotros —Esta vez es el quien me interrumpe.

—Por favor Emma, todos sabemos que tus ojos solo lo observaban a él, solo era él para ti, a mí nunca me notaste solo lo hiciste aquella noche por que te hablé. —Replica molesto. Yo niego repetidas veces con mi cabeza.

—No, no es así. Si te observaba a ti, para mi eras el chico más amable de aquel grupo, me preguntaba cada día como es que podías encajar con ellos. Mis pensamientos y sentimientos por ti eran puros y genuinos Lucas, pero tu, te has encargado de empañar todo eso. —Susurro reteniendo los sollozos que amenazaban con salir de mi boca. Él sonríe de manera melancólica.

—Lo siento bonita, pero tú no me dejaste más elección. —Insiste. —No me importa que me odies justo en este momento, por que yo me voy a encargar de que pronto todo eso cambie. —Susurra para luego acercar sus labios hasta mi mejilla, donde deja un corto beso y se levanta para luego salir de la habitación. Apaga las luces y desde afuera lo escucho ponerle seguro a la puerta.

Paso mis manos nuevamente por mi cara, limpiando todo rastro de su ADN de mí y caigo en cuenta de algo, me ha dejado sin las esposas, sonrío esperanzada y a pesar del fuerte miedo que recorre mis venas, quito las cuerdas de mis píes y me pongo de píe, extiendo las cortinas y sonrío una vez más al encontrarme con una ventana pero mi sonrisa se ve interrumpida en cuanto noto los hierros desde el otro lado, más que secuestrada, estaba presa. Y pensar que el hecho de que Lucas me haya dejado sin esposas fue un desliz pero no, no se trataba de ello, él sabía perfectamente que no tenía como escapar de todas formas.

Volví a asomar mi cabeza por la ventana, esta vez pude notar lo desierto y oscuro que yacía todo afuera, la casa parecía estar en medio de la nada, solo unos cuantos árboles la rodean.

Mis pies empezaron a moverse por sí solos de un lado a otro, estaba desesperada y cuando me encontraba así era difícil para mí pensar, era difícil para mi poder planear una idea. Revisé cada rincón de la habitación y todo estaba vacío solo yacían algunas ropas y prendas de mujeres, nada, absolutamente nada que pudiera servirme para poder escapar o pedir ayuda.

Aron... ¿Dónde estas?

Las lágrimas empapan mi rostro una vez más. El tan solo pensar en él me devasta, estoy en una situación preocupante, desesperante y recordarlo solo me hace caer en cuenta de lo mucho que lo extraño a pesar de que tan solo llevo unos días aquí.

El hecho de que me sienta así no hace más que confirmar lo muy enamorada que sigo de ese imbécil.

Villano || Libro 1 Terminado©Where stories live. Discover now