-¿Te crees que soy tonto Akechi? ¿Te crees que soy tan iluso como para creerme que solo ibas a fotografiar al club de atletismo para un reportaje? Estuviste escuchando lo suficiente como para grabar con un micrófono todo, que pena que alguien haya cogido sin tu permiso la grabación de tu taquilla. -Al escuchar eso me quedé desarmada, habían descubierto mis planes y encima nada ni nadie estaba a mi favor. -Retuércete todo lo que quieras pero que sepas que no va a pasar nada, aquí nadie te escucha ni te puede ayudar. -Hizo una pausa para aplicar más fuerza sobre mi brazo, estaba a punto de dislocarse y romperse. -Que sepas que pienso acabar con toda tu tontería de cuajo, veo que te llama la atención Sakamoto ¿verdad? Por tu culpa lo va a pasar mal ese malcriado, además que me saca de quicio, por cierto gracias por esos informes que nos enviabas al principio del curso, me sirvieron de mucho para hacerlo cabrear.

-¡Maldita sea! ¡Suéltame pervertido de mierda! -Gritaba mientras intentaba soltar uno de mis brazos, sin embargo un movimiento erróneo por mi parte hizo que mi brazo siguiera el curso de la historia y se rompiera como si de cristal se tratara, en aquel momento sentí un dolor enorme, no solo físico sino psicológico.

En ese momento recordé que esta tortura ya la había pasado años atrás, que había salido adelante gracias a alguien en especial a quien recordé en el acto:

-Sho Minazuki. -Susurré mientras caía inconsciente mirando a la nada.

-¿Ya se ha roto? Cada vez los alumnos aguantan menos.

-Sé más discreto Kamoshida, casi nos la tienen jurada, supongo que este es un pequeño aviso que se le quedará marcado para siempre, llévala a la enfermería aunque supongo que habrá que llevarla al hospital. Si vuelve a saltarse las normas supongo que tendré que sacar la carta definitiva.

-¿Puedo saber cuál es?

-Tiene un hermano que está comenzado a salir a la luz, su nombre es Goro Akechi, como no se controle tendrá que hacerlo por él...

Estaba todo oscuro, me dolía el brazo derecho a más no poder a pesar de las inyecciones y los tranquilizantes que me había metido por vena, soñaba en una sala oscura donde por fin conocía el nombre de aquel chico de cabellos rojos, pero al decir su nombre siempre me dolía la cabeza. Abrí los ojos para encontrarme con un techo blanco, observé un papel con la prescripción médica, al parecer me desmayé por el dolor y por un fuerte recuerdo; la causa del brazo roto y en mal estado se debe a una caída por las escaleras. Miré el reloj que había encima de la mesa era por la tarde del mismo día y absolutamente no había nadie por la habitación.

Después de unas horas alguien entró por la puerta, reconocí aquellos guantes y el uniforme de detective. Cerró con cuidado la puerta para después sentarse en el taburete que había al lado de mi cama.

-Te han dado el alta. -Comenzó a decir. -Pero veo que eso ya lo sabías, decía mientras observaba la prescripción.

-Goro...

-No digas más y vámonos a casa. -Soltó en un suspiro mientras se ponía de pie y me traía las cosas.

No tocamos el tema, por su bien y por mi bien, tenía un brazo escayolado no quería un trágico recuerdo más. Le pregunté a mi hermano qué tal su trabajo, qué tal le iba para rebajar tensión en el ambiente pero todas las conversaciones llevaban a un agujero del cual era inevitable regresar.

Aquel día lloré toda la noche, fui muy estúpida por escaparse un dato crucial que hay en las investigaciones, el culpable tenía aliados fuertes y encima tenía información sobre mí para poder hundirme más en la miseria tal y como lo hizo con Ryuji. Envidiaba a mi hermano porque sabía que esto pasaría, se lo noté en la última conversación que tuvimos pero él no me dijo nada.

Persona 5 & RoyalWhere stories live. Discover now