39 - Consejo

409 68 39
                                    

Araneda movió la cabeza afirmativamente después de escuchar nuestra presentación, observando la maqueta con interés. Se volvió al resto.

Esto es un traspaso coherente de una observación a un proyecto. La observación conlleva proyecto. De nada sirve una fase de estudio si la obra no se hace cargo de lo observado. El concepto proyectual no puede ser fruto del voluntarismo del arquitecto, sino que debe anclarse en y hacerse cargo de los actos que va a alojar y el entorno en que se inserta.

El resto asintió en silencio con rostro sombrío. Hasta ese momento había sido una masacre. El profesor se volvió a nosotros.

—El martes espero ver esto en detalle. Solucionen mejor esos accesos y consideren más el entorno en la escala del volumen. Y saquen eso de ahí —De un tirón arrancó una pasarela en altura que habíamos pasado al menos cincuenta minutos construyendo—. Buen trabajo.

Dio media vuelta y salió del salón sin despedirse de nadie, seguido del ayudante, que nos felicitó con el pulgar hacia arriba.

Adela y yo soltamos un enorme suspiro de alivio. Alcé sonriente la mano para un high-five y ella lo completó con igual entusiasmo, pero al quedar enlazados nuestros dedos la realidad volvió a nuestros rostros. Su sonrisa se tornó incómoda y nuestras manos se separaron al instante.

—Bueno... no puedo juntarme hasta el sábado para ver esto —dijo volviéndose a guardar las cosas.

—Ni yo. Tengo clases mañana y tarde y clientes que atender.

—Trabajamos el sábado entonces.

—Sí, en los talleres del Centro de Alumnos —Era lo menos peligroso.  

—Sí, mejor... —Se giró hacia mí y nos quedamos mirando en silencio—. ¿Me odias?

—Para nada. Esto no es tu culpa.

Noté que Danilo nos observaba de reojo mientras descolgaba sus láminas. Decidí cambiar de tema antes que se enterara de algo que no debía.

—Te ayudo a llevar las cosas al auto.

—No te preocupes, yo puedo sola.

—¿Segura?

—Segura.

Claramente no estaba cómoda en mi compañía y no era para menos. Mejor sería mantener distancia hasta que la cosa se normalizara. Miré hacia la puerta y vi la cabeza de Sara asomarse. Me dirigí hacia ella.

—¿Cómo te fue? —preguntó luego de un breve beso en los labios.

—Inesperadamente bien.

—¿Ves? Y tú preocupándote, mi starchitect.

Sonreí y la rodeé con un brazo, besándole la coronilla.

—¿Y a ti? ¿Qué tal tu entrega?

—Meh... —se encogió de hombros— Con mi profe nunca se sabe. Hace correcciones bien extrañas. ¿A Danilo cómo le fue?

Me giré a verlo. Él y su compañera descolgaban las láminas en silencio con rostro grave.

—Digamos que su proyecto se transformó de un momento a otro en un rebuscado pisapapeles.

—Pobre...

—Sí, pobre. —Traté que mi comentario sonara sincero.  

Adela salió de la sala con las láminas y maqueta en brazos. Se detuvo un segundo a observarnos, dio un cortés saludo con la cabeza a mi novia y se fue caminando a su auto. Sara se quedó mirándola alejarse.

Selección MúltipleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora