38 - Dividido

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Adela se quedó paralizada, sus ojos azules fijos en los míos, su rostro pasando de pálido a rojo en cosa de segundos.

—Gabriel...

—Perdona por decirlo tan descaradamente, pero es así.

Adela bajó la vista al mesón, mordiéndose el labio.

—Gabriel, tengo novio. Te quiero, pero no así. Perdona si te he dado la impresión de...

—No necesitas disculparte —interrumpí para no oír lo que seguía, sintiéndome un estúpido—. Sé que no debe ser. Tú tienes a Martín y yo a Sara. Solo quería ser sincero contigo. He intentando engañarme creyendo que solo me caes bien, pero es más que eso.

Adela tenía la mirada perdida, torturada. Apoyó su espalda en el refrigerador.

—No sé qué hacer con esto, Gabriel.

Suspiré pensativo. ¿Qué había esperado de ella al decirle?

—No necesitas hacer nada. No te estoy pidiendo nada y no busco imponerte mis sentimientos. Es algo que yo tengo que resolver por mi cuenta. Solo necesitaba sacarlo de mi pecho.

Se hizo un largo silencio en que ambos nos quedamos estáticos contemplando el piso.

—Creo que ahora sería mejor que me fuera.

—Sí. Sería lo mejor.

Subí por mis cosas y me despedí de Sofía, que estaba en esos momentos en su cama en compañía de Florencia, que le leía un cuento. Me pidió que le leyera uno, pero me tuve que negar, prometiéndole hacerlo en otra ocasión. Sus lindos ojitos se llenaron de lágrimas y empezó a hacer gorjeos que presagiaban una tormenta emocional, así que tuve que dar marcha atrás sobre mis palabras y tomar el libro de cuentos para calmarla.

Me senté junto a Florencia, que apuntó a un cuento de solo dos páginas, para que saliera rápido del trámite. Trataba de un perrito tonto al que le regalan un hermoso hueso lleno de carne, pero que al cruzar un río ve su reflejo en el agua y siente tanta envidia del hueso que lleva el otro perro, que le ladra hasta que su propio hueso cae al agua, quedándose sin nada. Sofía lo escuchó feliz y luego me dio un gran abrazo con sus bracitos cortos, deseándome buenas noches. Me despedí de ambas y bajé al estacionamiento.

Adela condujo en silencio y tampoco yo dije palabra. Pensaba en todos sus gestos, todo sus actos, sus sonrisas, su tacto, sus sacrificios por mí. Me costaba creer que estuviera malinterpretando todo. Estaba seguro de que ella también sentía cosas por mí. Pero por otro lado su rechazo me aliviaba. Si no era mutuo podía simplemente descartar mis sentimientos, volver a meterlos bajo tierra, como habían estado hasta entonces.

Envié un mensaje avisando a Sara que iba en camino, con la esperanza de que entendiera la indirecta y sacara a Danilo de su departamento antes de mi aparición. No andaba de ánimo para tener un round con él ese día.

Llegados al edificio di las gracias, desabroché el cinturón y abrí la puerta del auto. Estaba a punto de cerrar cuando Adela se inclinó para retenerla.

—Gabriel...

—¿Sí? 

—Lo siento. En serio.

—Te dije que no tienes de qué disculparte. Buenas noches.

Cerré con suavidad y caminé al edificio. Adela esperó a que entrara antes de irse.

Arriba encontré el departamento de Sara patas arriba, cartones, rollos de papel y materiales por todos lados. Ella se encontraba inclinada sobre la mesa, trabajando sobre una lámina con su estuchito rojo lleno de lápices y plumones a su lado.

—Danilo se tuvo que ir temprano, tenía que trabajar en su propia entrega de Taller. No alcanzamos a avanzar mucho. Estoy bastante atrasada —explicó Sara con sonrisa amarga.

—¿Por qué no me avisaste?

—No quería molestar... y no quería que pensaras que no confío en ti.

La miré en silencio, todo el peso de mi traición cayendo sobre mí como un saco de cemento. Sentí lástima por ella y odio hacia mí mismo, hacia mi debilidad.

La abracé con fuerza, acariciando su largo cabello, deseando ser el tipo de hombre que ella necesitaba que fuera. Le pedí que me mostrara lo que llevaba avanzado y me senté a trabajar de inmediato. Sentía mucha hambre, pero no dije nada, esa incomodidad se sentía como un castigo merecido y una suerte de expiación. Trabajé largo rato en silencio en la maqueta mientras Sara se concentraba en desarrollar los planos.

—Estás tan callado... ¿pasó algo con Adela? —preguntó finalmente sin levantar la vista.

Había estado esperando esa pregunta, sabiendo que no podría responderla con sinceridad. Nada bueno podía salir de aquello. En su lugar di la respuesta que tenía preparada de antemano, sin pensarlo y con naturalidad.

—Con ella nada. Solo estoy preocupado. Nos ha ido bastante mal hasta ahora, si a Araneda no le gusta el proyecto estaremos en problemas.

—Te irá bien. Eres muy talentoso.

Asentí en silencio con un largo suspiro y seguí cortando cartones. De pronto sentí una de sus manos rodear mis hombros y deslizarse dentro del cuello de mi camisa, mientras la otra me acariciaba el pelo. Sus labios se posaron en mi cuello y luego sentí un mordisquito en la oreja. Cerré los ojos.

—Te amo —susurró en mi oído. Sus palabras quemaban.

Volteé a mirarla y acerqué sus labios a los míos, sentándola en mis piernas. Nos besamos dulcemente por largo rato. Luego besé su nariz, sus ojos, su frente y la abracé, suspirando con la cabeza en su hombro, envuelto en el aroma de su shampoo. Era tan agradable. ¿Qué más necesitaba? ¿Por qué complicar las cosas? ¿Por qué no ser feliz con lo que tenía?

—Gracias —le dije.

—¿Gracias por qué?

—Por quererme tanto. —Tomé una de sus manos y crucé sus dedos con los míos. Me miraba con curiosidad, acariciando mi cabello.

—Estás triste, Gabriel. No quiero que estés triste.

—No triste, melancólico.

—¿Por qué?

—Porque... no creo tener lo necesario para hacerte feliz.

Tomó mi cara en sus manos.

—Ya me haces feliz.

—No como debería. No como mereces.

—Gabriel...

—Pero te prometo esto: voy a dar mi mejor esfuerzo para lograrlo —dije tomando sus dos manos con firmeza. Solo tenía que sacar a Adela de mi mente y olvidarme de ella. ¿Qué tan difícil podía ser?

Sonrió con dulzura y puso un beso en mis labios.

—Vamos, tonto, a trabajar. Queda mucho por hacer.


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¿Cómo va el conteo? ¿Cuántos team #Sabriel y cuántos en el team #Gabdela?
(¿y cuántos multishipper a los que todo les sirve?) 😅

Próximo capítulo: jueves 10 de octubre

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