Capítulo 21: Mis obligaciones como esposa. (+18)

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Nunca lo había experimentado, nunca lo había hecho, ni siquiera a Luke le permití hacerlo. Pero no me negué ni opuse resistencia cuanto sentí sus labios sobre mi parte más íntima.

Pero Harry no estaba siendo delicado en el sexo oral, y la verdad es que ni falta me hacía, me recordaba que eso que estaba pasando entre los dos era un acto puramente físico. Su lengua fuerte y sus labios hábiles se movían humedeciendo todo a su paso, mientras sus manos me abrían más las piernas, pensé que en algún punto iba a rompérmelas. Arqué la espalda más veces de las que quisiera admitir, ¿No decía la gente de la alta sociedad que el sexo era algo sucio y horrible? Que equivocadas estaban... Harry me hacía tocar el cielo con los dedos, ¿O sería el infierno?

No podía retener los gemidos ni suspiros que él me provocaba, así que tras respirar hondo me convencí a mí misma de que no pasaba nada, y de que era posible volver a vivir lo que sentí con Luke en el pasado. Claro, quitando la parte del amor y del romanticismo.

Robándome el pensamiento, su dedo índice de su mano derecha se deslizó dentro de mí y arqueé un poco más espalda, no sabía de donde venía tanta flexibilidad de mi parte. "Luke, para que terminaré" pensé, oh Dios, Luke también estaba allí en mis pensamientos. No dije nada, simplemente continué retorciéndome mientras la lengua de Harry hacia círculos y trazaba después líneas rectas dentro de mí.

-Para, por favor - le pedí por fin entre gemidos.

Harry se incorporó y tiró de la bolsa de sus jeans que estaban a su lado, sacó de su bolsillo un par de condones. Vaya, estaba preparado.

Se puso uno a penas sin mirarme. Su expresión había cambiado, de la sonrisa tierna y dulce a una mirada perversa con los labios entreabiertos, desesperados por mí. Estaba claro que Harry se tomaba muy enserio aquellas cosas.

Abrí las piernas rápidamente cuando vi que todo estaba preparado y Harry se echó sobre mí con la mano derecha entre nuestros cuerpos, para ayudarse a penetrarme. Lo sentí adentrándose tímidamente y se apoyó con los dos brazos sobre la cama para no echar todo su cuerpo sobre mí. En un movimiento de cadera toda su erección se me clavó y me quedé sin respiración. Le golpeé el hombro con un quejido, pero él no se movió en unos segundos, hasta que mi cuerpo se fue acostumbrando a su tamaño.

-Ah... Dios - me quejé, dolía terriblemente.

-Lo siento - jadeó - Voy a moverme.

-¡No, no! - le pedí con pánico - Sácala, sácala.

Habría llorado de no haber tenido tanta vergüenza.

-Shh... Mira... - Harry se movió despacio, sacando su pene de dentro de mí y deslizándolo otra vez con más cuidado - ¿Mejor?

-Sí - Mentí, queriendo gritarle cosas como "Saca esa cosa monstruosa de ahí adentro".

Apoyó los antebrazos en la cama y se balanceó. La fricción me pareció placentera. Cerré los ojos y me concentré en aquello. El dolor se iba.

Recordé que la primera vez que Luke y yo lo hicimos también empezó doliéndome. Pero Luke fue cuidadoso y muy dulce... Luke, vete de aquí...

Me di cuenta de que tenía que hacer algo para hacer desaparecer a Luke de mis pensamientos. Sí, yo le había dicho a Harry que pensaría en otro hombre cuando estuviéramos juntos, pero yo había sido inculcada toda mi vida con buenos valores, y faltarle de esa manera a quien ahora era mi esposo (a pesar de que lo era a la fuerza) era una cosa totalmente imperdonable... así que fui yo quien tomó la iniciativa, fui yo quien movió las caderas entonces. Harry casi gruñó de placer.

Sonreí sin querer y apretando los dientes, me penetró haciéndome lanzar un grito agudo.

Giramos y me senté sobre el a horcajadas, pero con las piernas lo más abiertas que pude. Lo tenía tan tan dentro... Sus manos grandes me agarraron los muslos y me movieron de arriba a abajo, marcaron un ritmo que hizo moverse mis pechos sin tregua, lo cual parecía encantarle a Harry, pues no apartaba los ojos de ellos, los veía saltar de arriba a abajo.

-No pares - gimió - Demonios... nena, no pares.

Apoyé las palmas de las manos en su estómago y me removí más despacio, ondeando la espalda y las caderas, provocándole sacudidas.

-Joder... Valery - susurró - Eres increíble.... ¿Eres de verdad?

Me aparté el pelo revuelto hacia un lado y seguí moviéndome sobre él. Me sentía orgullosa, no tenía idea de que era capaz de causarle tales sensaciones a un hombre... Eso me excitó todavía más, así que aceleré los movimientos de nuestras caderas.

No sé si era su tamaño, el ángulo, la postura o todo junto, pero estaba conteniéndome continuamente para no aceleras y en dos embestidas más irme.

De repente, Harry nos dio la vuelta a ambos y yo terminé de nuevo con la espalda sobre la cama.

La primera penetración me cortó otra vez la respiración, la segunda hasta me dolió, con la tercera pensé que no podría aguantarme y la cuarta me encantó. Le clavé las uñas en la espalda para demostrárselo y gimió tan fuerte y ronco que pensé que estaba terminando.

Se echó hacia atrás y llevándome con él me encajó en su cuerpo que estaba de rodillas. Aguantamos haciendo equilibrios en aquella postura un par de minutos más de lo que en un primer momento esperaba, sus manos se aferraban a mi cintura para ayudarme a continuar con la ritmicidad que llevaban sus embestidas al mismo tiempo que sus labios besaban desesperados mi cuello y mis pechos, Después se separó y yo, sin apenas darme cuenta, gimoteé, hambrienta, y me deje caer de nuevo en la cama.

Una vaga sonrisa se asomó en esos hermosos labios y, tras tumbarse sobre mí, me besó como si fuera la última vez que lo haría. Dimos la vuelta y me coloqué de nuevo sobre él. Harry empezó a jadear rítmicamente y su sonrisa se agrandó mientras me miraba cabalgar encima de él. Cerré los ojos. La última (y primera vez) que me acosté con alguien, en el estomagó seguía notando el revoloteo de unas tontas mariposas que me hacían sonrojarme. Pero eso que pasaba allí con Harry era un sexo más salvaje, brutal, sucio.

Un gemido me sacó del pensamiento y vi a Harry, bajo mi cuerpo, conteniéndose.

-Si sigues moviéndote así voy a correrme - me avisó.

-Espera... - supliqué ridículamente - Espérame...

-No me voy a ningún sitio.

Me empujó la espalda unos grados hacia atrás y levantó un poco más las caderas en cada embestida; y como si lleváramos años haciéndolo, acoplamos nuestros movimientos a la perfección.

-Más, Harry... Más rápido - le pedí con la voz entrecortada, no sabía que aún tenía la capacidad de hablar, me aferré a esos chinos sueltos y eso lo hizo penetrarme con más fuerza.

Un cosquilleo me avisó de que estaba a punto de correrme e intensifiqué la fricción mientras él hacía lo mismo con la profundidad de las penetraciones. Abrí la boca para gemir pero no me salió la voz, a la vez que una oleada de placer explotaba en mi sexo y me alcanzaba las piernas de arriba abajo, la cintura, los pechos, el cuello, los brazos y la columna vertebral.

Aquel orgasmo duró más de los que había experimentado antes, y hasta que no pasó, la voz no acudió a mi garganta.

Bajo mi cuerpo, Harry miraba mi expresión, conteniéndose.

-Ahora tú - le dije exhausta - Ahora tú.

-No sin ti, mi amor - sonrió.

Dimos la vuelta y agarré la cama con fuerza.

-Tócate - me pidió sorprendiéndome - Tócate, demonios, tócate.

No sé en que momento le pareció a mi mano que esa era una buena idea, pero mi mano derecha se metió entre mis piernas, entre ambos cuerpos, y me acaricié al tiempo que percibía la contundencia de los golpes secos de su cadera. Notaba su erección candente y palpitante llenándome por completo y cuando mis gemidos empezaron a brotar de nuevo de mi boca, Harry se corrió. Y yo, simplemente, me corrí otra vez.

Bodas de OdioWhere stories live. Discover now