Capítulo 9: Consejos.

930 17 0
                                    

-Hoy es el día más feliz de mi vida – le dije a Luke dije cuando aún estábamos recostados en la arena, con mi cabeza descansando sobre su pecho desnudo.

-Y esta felicidad puede durar para siempre si me dices que sí en este momento – sugirió besando dulcemente mi cabeza.

-No puedo decir que sí en este momento – contesté.

-Muñeca, si no nos escapamos ahora, después no podremos hacerlo – me recordó.

-Amor, no puedo ahora… Mi padre está atravesando problemas con la embajada, su corazón no está en su mejor momento… No puedo hacerle eso – le expliqué – Además, cuando las cosas estén más tranquilas, yo voy a hablar con él.

-No creo – contrarresto - ¿Qué no recuerdas como reaccionó tu mamá el otro día? Tu padre pensará lo mismo…

-No, ya te dije que mi padre es diferente – volví a aclarar, dibujando inocentemente círculos sobre su pecho, de verdad que era una delicia estar con él, pero el hecho de estar con él, allí en nuestra burbuja con su cuerpo desnudo debajo del mío hacia la experiencia totalmente surrealista, me hacía sentir terrible el pensar que debía terminar con ese momento – Cariño… Ya me tengo que ir…

-¿Irte? – Preguntó – No, no puedes irte ahora, quedémonos aquí un rato más.

-Me salí sin que nadie se diera cuenta – le recordé – ¿Cómo pretendes que explique esto? – pregunté señalando mi ropa y cabello mojado.

Luke me dedicó una mirada cómplice y besó mis labios antes de que ambos comenzáramos a vestirnos nuevamente; la ropa se sentía extraña, no por el hecho de que estuviera mojada, más bien me hacía sentir incomoda el volver a estar vestida, mi mente no se cansaba de revivir cada segundo que había pasado con Luke recientemente, sus dedos sobre mi piel desnuda, sus labios en mi cuello, mi pecho… Quería, deseaba, necesitaba volver a hacerlo.

Él insistió en acompañarme hasta mi casa una vez que nos pusimos en marcha de regreso a la ciudad, insistió en acompañarme en vez de que lo dejara  más cerca de donde él vivía. Me ayudó a guardar el coche sin que ninguno de los guardias lo notara y ambos nos escabullimos con ciudado hasta el jardín trasero; la noche se hacía presente, por lo que no nos fue difícil ocultarnos detrás de un árbol para poder pasar unos minutos más juntos… Luke me arrinconó y presionó contra el árbol y volvió a besarme apasionadamente, recorriendo mi espalda con sus manos, haciéndome sentir la necesidad que tenía de mí en ese momento.

-Luke… Luke… Gracias por acompañarme hasta aquí… Pero ya tengo que entrar – le decía entre besos – Y no nos conviene que mi madre te vea aquí de nuevo…

-Y, ¿Qué pasa si no quiero separarme de ti nunca? – me preguntó dulcemente, dándome un breve tiempo para acomodarme mi ropa y mi cabello que aún se encontraban húmedos.

-No quiero que mi madre te vea, no quiero más problemas con ella… – le expliqué – Además, con todo lo que está pasando, ya no quiero hacerla enojar.

-Val, ¿qué es lo que está pasando? – preguntó – No has querido decirme nada en concreto…

-Luke… mi familia está teniendo problemas con la embajada, cosas de políticos… Situaciones que quizá yo podría ayudar a solucionar, y bueno… algunos problemas económicos también…  – le dije – Mi madre quiere que me relacione con las personas de nuestro circulo, políticos, gente influyente que me ayuden a crearme una reputación, que me enseñen… Y bueno, insiste en que salga con algún heredero o alguien así para que me ayude a mejorar mi imagen y así ser la sucesora de mi padre… Eso sin mencionar la ayuda para salir de deudas.

Bodas de OdioWhere stories live. Discover now