Capítulo 4: Escápate conmigo.

1.1K 25 0
                                    

Llegué al muelle esa tarde como cualquier otra, lentes oscuros y un sombrero de esos que se usan en los eventos de la realeza, todo para evitar que alguien pudiera reconocerme, estaba recargada sobre el barandal cuando esos brazos que conocía tan bien me rodearon, pero la sorpresa fue inevitable.

-¡Mi amor! ¡Me asustaste! – le dije mientras me giraba en sus brazos.

-Ven, siéntate conmigo… - me pidió, guiándome hasta una banquita cercana – Esto ya te lo había propuesto antes… - comenzó a decirme cuando nos sentamos – Y hoy te lo vulevo a decir, sabiendo que es la única opción que tenemos… ¿Te escaparías conmigo? – preguntó, y yo casi me ahogo con una bocanada de aire – No, no… Calma – me pidió – Sólo suponiendo que tus padres no acepten lo nuestro.

-No… Luke, no – logré decir – Eso es algo muy peligroso, mi papá es embajador aquí en Londres, tiene muchos contactos, conoce a demasiada gente, podrían perjudicarte.

-¿Y eso qué importa? – Respondió – Podemos ir a Sidney, mi familia está allá… Comenzar de cero… Y para cuando tus padres se den cuenta, tú y yo vamos a estar casados, y entonces no podrán hacer nada.

-¿Tú crees que tengamos que llegar a eso? – pregunté.

-No lo sé… Pero quiero asegurarme de que voy a tenerte en mi vida para siempre – respondió - ¿Qué me dices?

Coloqué delicadamente mi mano sobre su mejilla y lo vi a los ojos, no me estaba mintiendo, él realmente me amaba y lo único que quería era asegurarse que estuviéramos juntos siempre.

-Sí… Claro que me iría contigo – afirmé justo antes de que comenzara a besarme – Pero… pero no va a ser tan fácil – logré decir.

-Lo sé… lo sé – admitió – Sé perfecto que yo no tengo nada.

-¡Ya sé! Puedo cobrar mi fideicomiso, es dinero suficiente para llegar a Australia y rentar un departamento…

-No, no – me interrumpió – Eso no lo voy a permitir, yo voy a encontrar la manera de conseguir el dinero para irnos, tú no tienes que preocuparte de nada.

Lo dijo con toda la seguridad que yo necesitaba, sabía que él encontraría la forma.

La excitación corría por mis venas cuando me despedí de él, la simple idea de huir, de escapar con el chico que amo dejando todos esos protocolos y reglas atrás me pareció de repente la idea más brillante del mundo.

No me detuve a pensarlo dos veces, y a la mañana siguiente, justo después de desayunar, y en vez de conducir hasta la universidad, me dirigí hasta el banco donde estaba todo mi fideicomiso. El ser hija del embajador abre muchas puertas, pues me atendieron de inmediato y al ser mayor de edad en todo el mundo, mi fideicomiso era algo que podía retirar sin tener que llevar una autorización firmada por mis padres. Estaba inmersa firmando varios documentos que no me di cuenta que alguien más había entrado a la sala VIP del banco.

-Valery Van Der Woodsen… - se refirieron a mí, a manera de saludo.

-Harry Styles de One Direction… - respondí, cuando al darme vuelta me encontré con el chico de los ojos verdes – Dos días, dos encuentros… Debo ser la chica más afortunada del mundo – comenté sarcástica.

-En realidad son tres – corrigió – Tres días, tres encuentros… No me digas que has olvidado esa encantadora noche en la que literalmente corriste hasta mis brazos…

-Ah… - balbuceé, sintiendo el color subir hasta mis mejillas – Sí… Bueno, es algo que honestamente preferiría no tener que mencionar.

-¿Tarjeta de crédito robada? – preguntó, cambiando el tema, tratando de investigar mi motivo de visita al banco.

-Ah no, en realidad cobro de fideicomiso – respondí.

-¿Cobrando tu fideicomiso un miércoles a las 10 de la mañana? – preguntó retorico – Bastante misterioso.

-Soy una caja de sorpresas – dije mientras terminaba de firmar los papeles.

Antes de que Harry o yo pudiéramos continuar con nuestro sarcasmo matutino el amable joven que me estaba atendiendo regreso con un portafolio muy grande el cual me imaginé tenía todo el dinero que yo estaba solicitando. Agradecí rotundamente su discreción y rapidez y en cuanto me entregó el paquete me dispuse a salir del lugar.

-Espero que estos pequeños secretos sean el inicio de una amistad – comentó Harry cuando estaba saliendo a lo que yo contesté con una sonrisa.

Después de dejar el banco decidí que debía al menos hacer un breve acto de presencia en la escuela antes de volver a reunirme con Luke esa tarde, por lo que me vi obligada a resistir varias horas de ciencias políticas con tal de ver a mi chico un rato. Lamentablemente todo el sacrificio no sirvió de mucho, pues cuando llegué al puente él no estaba allí y después de esperarlo un rato decidí que lo mejor era volver a casa. Al llegar allí me llevé con la sorpresa de encontrarme con mi padre en la sala de estar.

-Papá, ¿Qué haces aquí? – le pregunté - Creí que te quedarías en Paris un par de días más.

-Afortunadamente fue un asunto que se resolvió en pocas horas, princesa – respondió –Así que decidí volver en el último vuelo.

-Eso me da mucho gusto – comenté, con cierta mentira, aún me sentía triste porque Luke me había vuelto a dejar plantada.

-Cariño, ¿qué pasa? – me preguntó – Te noto triste.

-No, papi, no es nada – dije.

-A mi no me engañas, esa carita la conozco demasiado bien – comentó – Ven, siéntate un momento conmigo.

Sin mucha oportunidad para poder escapar, terminé cediendo y me senté al lado de mi padre.

-¿Puedo preguntarte algo? – dije, a lo que el respondió con un asentimiento - ¿Qué pasaría si yo me enamorara de un hombre que no es de nuestra misma clase social?

-¿Y a qué viene esa pregunta?

-Es… curiosidad… - respondí – Me gustaría saber que pensarías si yo me encontrara en esa situación… Si yo no me enamorara de un chico dueño de empresas, de casas y propiedades por todo el mundo… Si no de un buen chico, honrado, trabajador, buena persona…

-Bueno… Pues yo no tengo nada en contra de las personas honradas y trabajadoras – comentó – Pero me gustaría que tu terminaras con un chico que pudiera darte la vida a la que estás acostumbrada, y sobre todo a la vida que tú te mereces.

Su respuesta me tomó totalmente por sorpresa, definitivamente no era lo que yo estaba esperando. Pero antes de que yo pudiera objetar algo más, mi madre entro por la puerta que yo había atravesado minutos antes.

-Oh, qué bueno encontrarlos a los dos – dijo cuándo se nos unió.

-¿Estuvo bien el té? – preguntó papá.

-Por supuesto, tedioso y lleno de comentarios y chismes – dijo – Pero tolerable.

-Oh, por cierto… Hablando de té – recordó mi padre – Me encontré al joven Styles hoy por la tarde, y lo invité a tomar el té aquí mañana.

Y por alguna extraña razón, mi corazón comenzó a latir fuerte cuando escuché su nombre. 

Bodas de OdioWhere stories live. Discover now