Capítulo 1: La manos equivocadas.

2.5K 43 1
                                    

El puente. Mi lugar favorito en el mundo, mi lugar favorito para pensar, despejar mi mente, tomar un paseo, mi lugar favorito para encontrarme con él.

Estaba, como siempre, recargada y pensativa sobre el barandal.

-La vista es preciosa, ¿no? – me preguntó a mis espaldas.

-Un poco más hermosa que ayer, pero menos que mañana – respondí, sonriendo por su llegada.

-Igual que tú – me aseguró, colocando suavemente sus manos sobre mi cintura, acercando su cuerpo al mío.

Suspiré profundamente antes de girarme para poder verlo. Estaba como siempre, el cabello desarreglado, mordiéndose travieso el labio inferior, aún estaba algo agitado, quizá por haber subido hasta allí, su camisa desaliñada en comparación con mi fino vestido de diseñador. Suspiré profundamente una vez más, esta vez para llenarme de su aroma y perderme en el, fue cuando se inclinó hacia mí para poder besarme y yo se lo permití, sin importarme donde estábamos, sin importarme de donde veníamos, sin importarme nada más que ese chico increíble.

-Luke… Luke… ya basta, espera – le pedía entre besos, tratando de recobrar la compostura.

-No – me pidió – No me rechaces, necesito tus labios, necesito tocarte – dijo, sin dejar de besarme – Demonios, Valery, te amo mucho…

-Yo también te amo – correspondí – Te amo sin importarme lo que opinen los demás, te amo más que a mi misma

-Lo ves… Entonces no me pidas que me detenga y déjame besarte – me advirtió antes de volver a unir nuestros labios – Es muy difícil tenerte enfrente mío y no hacerlo…

-Lo sé, lo sé… - admití – Pero no quiero arriesgarnos a que alguien nos vea y se enteren de lo que hay entre nosotros… No al menos hasta que hables con mi padre.

-¿Le has hablado de mí? – me preguntó.

-No, todavía no – admití – No he tenido la oportunidad… Pero estoy segura de que mi papá lo va a entender.

-Perdóname, Valery… pero no creo que a tu padre le guste saber que estás cambiando a cualquiera de tus valiosos pretendientes por mí.

-No digas eso – le exigí.

-Es que es la verdad – aseguró – Cualquiera de esos tipos es de tu mismo nivel social, puede ofrecerte muchísimo dinero… Yo sólo puedo ofrecerte amor… No creo que tus padres estén muy contentos cuando se enteren que lo que tú quieres es casarte con un simple aspirante a cantante con un grupo de secundaria.

-¿De qué hablas? Mi padre me ama… soy su adoración. Él estará feliz de entregarme en el altar a un hombre que me ame tanto como yo lo amo a él – le aseguré.

Le dije eso a Luke, sabiendo internamente que quizá él tenía un poco de razón. Mi madre en ningún momento aceptaría que yo estuviera con un hombre que no pudiera ofrecerme ni la mitad de las cosas a las que estoy acostumbrada; mi padre, por otro lado, era el hombre más comprensivo del mundo, y estaba segura de que él me apoyaría y respetaría cualesquiera que fueran mis decisiones. Y Luke era mi decisión.

Me despedí de Luke apresuradamente, necesitaba regresar a casa y alistarme para la gran cena a la que tendría que asistir en compañía de mis padres, no sin antes prometerle que me escaparía de la fiesta para encontrarme con él en ese mismo lugar en un par de horas más.

La fiesta era ni más ni menos que en un elegante y exclusivo restaurante al que por supuesto sabía que nunca podría ir con Luke; me esforcé en quitar ese pensamiento de mi cabeza rápidamente y me arreglé para estar lo más presentable y digna posible, era uno de esos eventos en los que necesitaba ser la chica de sociedad que mis padres educaron, la chica ideal e intocable.

Un vestido largo y negro era lo ideal para la ocasión, en la que mandatarios, jefes de estado y diversas figuras públicas asistirían.

Odiaba ese tipo de eventos, ser la chica perfecta, con sonrisa y modales intachables, siempre sonriente y educada, cuando en realidad lo único que quería era un momento de distracción y libertad para escaparme hábilmente para ir a mi encuentro con mi chico. Danielle, mi mejor amiga estaba allí conmigo, consciente de mi situación y lista para ayudarme en todo lo que ella pudiera.

-Oh Dios, creo que me desmayaré – me dijo.

-¿De qué hablas? – le pregunté confundida.

-One Direction está aquí – dijo emocionada.

-Oh, Vamos Danielle… Ya te he dicho que no está bien fantasear con esos chicos – le dije – Son como de plástico.

-No seas así – me pidió – Eso lo dices porque tú ya encontraste a ese chico ideal y perfecto… Yo no tengo a nadie así, es justo que yo pueda soñar con uno de esos guapos chicos, que claramente por el lugar en el que están, son de nuestra misma clase.

-No me hables de clases y dinero – pedí – Eso no es lo que importa…

-Te amo, y lo sabes – me aclaró – Pero aquí en nuestro mundo, importa… Y mucho… Pero bueno, hablando de eso… Tu madre acaba de entrar al tocador y tu padre está muy involucrado en una plática con el primer ministro, llegó tu hora cenicienta, el príncipe encantador te espera…

Y sin que ella pudiera decirme otra palabra, le planté un beso en la mejilla y camine rápida, pero discretamente, en dirección a la salida.

Uno de los ballets debió de notar que llevaba algo de prisa, pues enseguida me ofreció un taxi el cual abordé gustosa, le indiqué al taxista la dirección y en menos de 20 minutos, yo ya estaba subiendo a la cima del puente con unos tacones altísimos y un vestido largo que para nada me facilitaban mi ascenso. Al llegar al punto más alto me detuve un segundo para recobrar el aliento y arreglarme un poco para estar perfecta para él.

Debido a la hora no había nadie más allí arriba, sólo él; alto, guapo, con el viento jugueteando con esos exquisitos cabellos, allí estaba, de pie, esperando por mí.

No lo pensé demasiado, levanté un poco mi vestido para prácticamente poder correr hasta donde él estaba, y por sorpresa, enredé mis brazos en su cintura, recargando mi pecho y mejilla contra su bien formada espalda.

Cuando tomó mis manos entre las suyas, supe que no era Luke.

Entrelazó sus dedos entre los míos y el pánico me invadió por un segundo mientras él se giraba para ver a la descarada chica que había corrido a abrazar a un extraño.

Y en ese lugar donde le juré amor a otro hombre, en ese, mi lugar favorito en todo el universo, fue en ese lugar donde mis ojos se perdieron por primera vez en los ojos de Harry Styles. 

Bodas de OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora