Capítulo XIII

1.5K 63 29
                                    

Quiere matarlo. Luis quiere matar a Carlos.

Sospesa seriamente arrancar de una hostia la sonrisa radiante que tiene en la cara, y darle otro bofetón si sigue hablando de la supuesta nueva carta que está diseñando con su compañera de trabajo.

Pone los ojos en blanco y deja de mirar y escuchar a su mejor amigo para concentrarse en morderse las uñas y así borrar de su mente los pensamientos homicidas que le están ofuscando.

Están sentados en una mesa rectangular, en un rincón en el fondo del bar de copas que hay a solo una calle del restaurante Right. Luis levanta la mirada de sus uñas para echar un vistazo rápido a sus tres acompañantes. Todavía no se cree que esté viviendo esa situación: Solo unos minutos antes, estaba evitando que Aitana pillara a su novio poniéndole los cuernos con su amante, Nerea, y ahora está sentado en frente de esa misma pareja, y al lado de Natalia, una amiga suya de toda la vida con la que se enrolló por primera vez unos días atrás, en la fiesta de Aitana y Carlos, dónde también estaba Nerea.

¿Dónde coño se ha metido?

Vuelve a maldecir a Carlos por meterle en ese lío. Luis había quedado con Natalia para tomar algo en ese mismo bar, y cuando estaba llegando, divisó a lo lejos la figura de Aitana entrando por la persiana medio bajada del restaurante. Luis sabía que casi cada día, después del servicio, su amigo se quedaba haciendo horas extras. Pero no precisamente elaborando cartas nuevas o cocinando platos exóticos, sino comiéndose a Nerea. Hacía semanas que seguía esa rutina y como que Aitana normalmente a esas horas estaba trabajando, no había manera de que pudiera enterarse.

Sin pensárselo dos veces, en cuanto vio a Aitana entrar en el restaurante, empezó a correr para evitar que descubriera la verdad, que tuviera que ver con sus propios ojos lo que hacía su pareja a sus espaldas.

En este momento, sentado en frente de la pareja y viendo como Carlos se deleita con su mentira, piensa que lo que se merecía era que Aitana le descubriera y que se acabara esa farsa de una vez por todas. Que se jodiera. Pero era su amigo. Era su mejor amigo.

Y Aitana era Aitana. Y lo último que Luis quería era verla sufrir.

Mira a la chica de reojo y la descubre mirando a su chico con admiración, escuchándolo hablar de recetas y experimentos de cocina. La rabia vuelve a subirle por el esófago y no puede aguantarse más.

- Carlos – interrumpe al susodicho, con un tono de voz más grave del que quería proyectar, y los tres acompañantes lo miran de repente. Carraspea y trata de suavizar la voz. – Salgo a fumar. ¿Vienes?

Con la mirada que le echa, no hay manera de que Carlos pueda rechazar la oferta, así que asiente y se levanta rápidamente, para seguir el ritmo de su amigo.

Las dos chicas se quedan solas en la mesa, frente a frente. Aitana, incómoda, da un sorbo a su cerveza. Tuvo que aceptar la propuesta de Carlos de unirse al plan, porque no le quedaba otra alternativa: no quería ser una aguafiestas. Pero la verdad era que no le apetecía para nada tener que compartir mesa con el chico con el que había tenido tantos encontronazos y con la chica que ahora parecía ser su novia. Una novia, además, guapísima.

La observa y no puede evitar sentirse pequeñita a su lado. Durante todo ese rato, ha intentado no mirarla mucho, pero cada vez que lo hacía, la veía cada vez más guapa. Hacía años que la conocía, de salir con los amigos de Carlos, pero nunca había prestado atención a su belleza. En cambio, ahora se fijaba en sus facciones perfectas y su mirada interesante. Luego pensaba en sí misma, en su flequillo infantil, su baja estatura y su timidez, y entendía perfectamente que Cepeda se hubiera fijado en Natalia durante esa fiesta y a ella le dedicara un simple revoloteo de pelo.

Más Allá de lo Inevitable | AitedaWhere stories live. Discover now