☆Capitulo 20☆

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—No Taehyung—Su mano esta vez vagó por su rostro, tocando suavemente su mejilla sintiendo el pequeño temblor que genero en el cuerpo de Tae. Sus ojos se encontraron nuevamente y Jungkook no pudo ignorar todo lo que esa mirada produjo en su interior.

Si no era amor, entonces no sabía lo que era.

—No te debes rendir— Entre lagrimas, su cabeza se acerco a la camilla escondiéndose bajo los brazos de Jungkook, sin aplicar ni una pizca de fuerza, abrazó su cuerpo, lejos de la herida—Nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a hacerte tanto daño, nadie Tae—

Sus palabras sonaban lejanas en ese momento, el mundo se había alejado de el en cuanto se tumbo a su lado, en cuanto se acerco de esa forma hacia Jungkook, sin duda su tacto era algo tan distinto, sus manos le daban ese cariño que no tenía desde el día en que sus padres lo separaron de el, nunca había dejado de sentir tanto hacia el menor, no era nada sin el y ahora que lo tenía allí no quería dejarlo ir, tenía tanto miedo, no quería alejarse ni por un minuto, necesitaba cada tacto de su piel con la suya.

Pero Hoseok no iba a permitir que Taehyung lo dejara.

—Necesitaba...te necesitaba Jungkook— Sus latidos empezaron a correr justo luego de escuchar su voz, ¿Taehyung lo necesitaba? ¿a el?—No quiero alejarme de ti, no de nuevo—

Parecía un niño pequeño asustado luego de que sus padres apagaran la luz, dejándolo solo y tras el acecho del monstruo del armario, ese que la mayoría de los niños detestan. 

Ese monstruo aún seguía a su amigo, solo que este no era un producto de su imaginación, era real y parecía encantarle el hecho de tenerlo bajo sus garras, llenando su vida de dolor y de miedo.

—Yo te voy a sacar de todo esto Tae, Hoseok nunca más volverá a hacerte daño— 

Y con tan solo nombrarlo era suficiente para llenarse de odio, siempre había estado seguro de que Hoseok era un patán, incluso aquel apodo le quedaba corto, era un elogio para su persona, siendo el la peor escoria que había conocido jamás. Y aún peor era el hecho de que estuviera al lado de una persona tan amable y hermosa como lo era Taehyung.

Hundió sus manos en su cabello, explorando cada centímetro de su cuero cabelludo, tratando de que aquella acción lograra calmarlo, que dejara de llorar, de sufrir. Los sollozos empezaron a disminuir al igual que la fuerza que ejercían sus manos en su espalda.

—Tal vez si merezca todo lo que me ha pasado hasta ahora Jungkook— La angustia se asomo en su mirada, lo que había salido de su boca era una completa estupidez— Hoseok no ha sido el único que me ha hecho estas cosas, es como si yo hubiera nacido para esto—

—¿Como que no fue el único?— No supo como reaccionar a lo que le acababa de decir.

Sus miradas se conectaron una vez más, quería contarle sobre sus "padres", todo lo que había pasado, sobre esos demonios en carne viva que lo atormentaban en sus recuerdos, lo que le habían hecho durante cinco años, cada golpe, sobre las marcas en su piel, sobre lo que ellos pensaban respecto al amor.

Respecto a Jungkook.

¿Tendría que contarle lo que sentía por el?

En ese momento la puerta se abrió de golpe.

—Llegó por quien llorabas— Jimin observó la habitación y al ver a Taehyung junto a Jungkook sonrió ampliamente— Ups, perdón—

—No importa— Taehyung se puso de pie, secando de inmediato su rostro que momentos atrás habría estado inundado en lagrimas— Gracias por decirle que venga—

Detrás de Jimin apareció Yoongi, tenía el cabello despeinado y una gran y sorprendente sonrisa en el rostro.

—¿Qué le hiciste?— Con horror, Jungkook se preguntó que era eso, algo pasaba allí, era imposible que el señor seriedad estuviera sonriendo— No se si sentirme feliz por ver por primera vez una sonrisa en tu rostro, o sentirme con miedo, ¡puede que este poseído por Dios!—La habitación se llenó de risas, Taehyung empezaba a sentir una llama en su interior que solo aquellas personas eran capaces de encender, su mente se inundaba de recuerdos al ver a Jungkook de esa forma, tan feliz. Aquello logró que el también experimentara esa sensación luego de tanto tiempo.

—¿Sabes que es lo que me hace feliz?— Yoongi se acercó a Jimin, pasando sus manos alrededor de su cintura apegandolo a su cuerpo, el rostro de Jimin se tiño de un intenso color rojo— Este chico de aquí, es mi novio, y el me hace feliz—

La felicidad de Jungkook se expandió por todo su cuerpo.

—¡No puede ser!— El grito logró sobresaltar a los demás y al moverse con fuerza un pequeño pinchazo lo alejó de toda esa euforia— Ay, mierda—

—¿Estás bien?— Jungkook alejó las sabanas por un momento, encontrándose con las vendas impecables y todo en orden.

—Perfecto, solo fue un movimiento brusco— 

La habitación se quedó en silencio.

—Debo irme...— Las vistas de cada uno se posaron con firmeza en la de Taehyung.

—¿A donde?—

Cada uno de los presentes sabía la respuesta. 

—Con Hoseok— 

Jungkook apreció como Taehyung se escapaba de su vista, se alejaba con rapidez de la habitación y eso definitivamente no lo iba a permitir, no esta vez, se puso de pie sintiendo sus piernas flaquear, su abdomen le demandaba con firmeza una que otra chispa de quemazón, Jimin y Yoongi sin poder reaccionar lo vieron salir de la habitación casi corriendo, al salir de aquella zona de shock que sus mentes habían recreado, lo siguieron, pero al salir de la habitación lo único que pudieron hacer fue apreciar con tristeza aquel abrazo que Jungkook le brindaba a su amigo. Lo sostenía de la espalda con fuerza, ignorando cada pinchazo de dolor que su cuerpo le demandaba, los dos lloraban al sentirse de nuevo, a pesar de que hacia no poco estuvieron tan cerca como en ese momento.

—No puedo dejarte ir Taehyung— El mayor presionó los ojos, por su mente se pasaba una y otra vez la imagen de Hoseok, las miradas que recibió por parte de todas esas personas que lo vieron llegar hacia el hospital, ¿como iba a reaccionar Hobi al enterarse? 

—Y yo no puedo quedarme por más tiempo aquí, cuando más me tarde, peor será mi castigo Jungkook—

Kookie temblaba, se negaba rotundamente a soltarlo, no lo dejaría ir por nada en el mundo, no quería que el volviera a sufrir, que volviera a ese maldito infierno en el que estaba metido.

—No Tae, no pienso dejarte ir— Sin muchas ganas, Taehyung lo alejó de su pecho, dando unos cuantos pasos hacia atrás, alejándose de Jungkook.

Esta vez no lo siguió y segundos más tarde sus amigos se acercaron a el, con cuidado lo llevaron a su camilla, tratando de que el más pequeño lograra conciliar el sueño, sin mucho éxito.

«¿De que sirve matemáticas en el amor? // Vkook»Where stories live. Discover now