☆Capitulo 29☆

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Era lunes, otra vez, el fin de semana se había esfumado sin dejar rastro, bueno, si que dejó uno que otro recuerdo imborrable para algunos, como lo fue para Jungkook, el haber conocido esa sensación de pisar otros mundos durante un beso, de alcanzar el cielo con los dedos al recibir un millón de caricias de esa persona especial, eran sensaciones inigualables que nada podría repetir, pero con sabor a poco, porque además de durar solo unos instantes, había otras cosas en las que pensar antes de mandarse de lleno sobre un romance que habría nacido desde la primera mirada, porque había que construir todo de nuevo, pieza por pieza, Taehyung tenía que empezar de cero y comenzar a sumar experiencias que ayuden a superar todas esas épocas vividas que tanto daño le habían causado.

Primero había que cerrar algunas puertas de una vez antes de cruzar y golpear a la siguiente.

Pero el problema es que una de esas puertas estaba enganchada en el suelo, parecía cerrarse pero a cuestas, el borde inferior rasgaba el suelo sacando chispas,  a pesar de la fuerza utilizada, para cerrar etapas se necesitaba más que fuerzas, porque dolía como ninguna otra cosa.

Pero solo era eso, un rasguño. 

—¿Estás ahí Kookie? —murmuró—, ¿podrías bajar de una vez de esa nube en la que estás?— inquieto, Jimin le dio un codazo en el brazo, pero nada, un sacudón de lado a lado, tampoco—, mira, me vas a hacer enfadar y no creo que quieras eso.

Claro que no, Jimin enfadado era una fiera difícil de domar, pero el mismo Kookie estaba tratando de salir de ese trance sin tener éxitos, porque inmediatamente cerraba los ojos y volvía hacía atrás.

Era mucho mejor seguir recordando esos besos y los que vendrían. Porque la sensación que deja el primer beso es algo que pocas experiencias pueden igualar, se le suma el imaginar cómo serían los próximos, ¿Cuántos van a ser? ¿Podría guardarlos a cada uno y luego al recordarlos saber exactamente el número de besos que se dieron? El tan solo imaginarse siendo feliz con el le generaba una mezcla explosiva en el estómago, un suspiro se escapó mientras sentía a ese mosquito merodear a su lado con entusiasmo, en busca de su atención, que le era arrebata por alguien que no estaba ahí.

—Lo que debe haber pasado ha de ser muy especial para que no tengas miedo de Jimin en modo bestia—, Jimin habló de si mismo en tercera persona. Desconcertado se dedicó a observarlo, estaba enamorado y se veía desde aquí a los confines del universo, siempre lo había visto así, pensando en el reencuentro o recordando a su amigo, pero estaba vez había algo especial en esa mirada que ahora estaba perdida en la pizarra.

Jungkook tenía ambos codos apoyados en la mesa y con la palmas de su manos sostenía su mentón, estaba en otro mundo claramente.

—Hey— Yoongi apareció por detrás tocando suavemente el hombro de Jimin—, ¿Cómo está mi novio?— dijo con orgullo, respirando hondo y con toda la tranquilidad del mundo sobre sus espaldas.

Cosa que a Jimin le faltaba.

Mochi observó el aula en busca de sospechas entre sus compañeros, esperaba ver alguna que otra mirada acusadora, pero todos estaban en lo suyo, mirando los celulares, entre algunas charlas sin ganas, algunos quejándose del día tan pesado que se avecinaba, eran las siete de la mañana, muy comprensible ese animo por los suelos de cada alumno allí presente.

—¿Tienes miedo de que nos vean?— Jimin asintió avergonzado de si mismo—, que más da, al fin y al cabo ya termina el año y supongo que toda está banda de homofóbicos que tenemos de compañeros están concentrados en su futuro más que en ver lo que hace una pareja normal como nosotros.

Yoongi le transmitió un poco de esa seguridad que a él le faltaba. Presionó con firmeza su mano que los unía.

El Jungkook enamorado fijaba su vista en la parejita por primera vez en la mañana.

—Por fin estás aquí— Jimin cruzo los brazos sobre su pecho, se mordía los labios y miraba a Jungkook de una forma que daba un poco de miedo—, quiero que me cuentes que es lo que pasó con Tae y cuales son tus planes.

¿Sus planes? 

Solo pensaba en sus besos en esos momentos.

Pero si, tenía pensado hacer algo para que Tae no sufra nunca más y pueda estar en paz.

—Buenos días alumnos— todas las miradas se centraron en la profesora que entraba al salón—, me imagino que están listos para el examen.

Jimin, Jungkook y Yoongi se miraron entre si con intriga, habían pasado tantas cosas en esos últimos días que se habían olvidado completamente del examen, por el lado de Jimin no había problemas ya que las matemáticas no le eran tan complicadas.

Ya en el examen Yoongi y Jungkook miraban de reojo lo que hacía Jimin en su examen, cosa que se complicaba ya que la profesora levantaba la vista de sus papeles cada dos por tres y les echaba un ojo a cada alumno en busca de algún alguno que estuviera buscando formas de zafar del examen.

Al no tener alternativa, Jungkook y Yoongi terminaron escribiendo lo que más les parecía en esa hoja que más que números tenía letras y cosas raras, cómo si la profesora hubiera elegido cualquier símbolo extraño que le llamaba la atención y los escribiera en forma de códigos, secuencias extrañas en algún idioma que ellos desconocían.

Jimin fue uno de los primeros en entregar, la profesora sostuvo la hoja entre sus manos y sonreía mientras le daba una ojeada rápida, sabía que lo que tenía allí probablemente era el único examen que superaría sus expectativas. Jimin por su parte volvió a su lugar, juntó sus cosas y se fue del aula, esas eran sus reglas cada vez que daba exámenes, desarrollar, entregar y afuera.

Jungkook ya se sentía en el abismo, tenía esa incomodidad en el estomago al ver que todos entregaban y el curso se vaciaba de a poco, cosa que se asemejaba a su examen, que pasada la media hora seguía estando intacto, salvo por su nombre en una esquina y algunos intentos de resolver los problemas allí presentes sin mucho éxito, todos terminaban siendo borrados una y otra vez, la hoja se empezaba a manchar y eso solo le generaba más que frustración.

En un momento donde todo se veía perdido, sintió un poco de inspiración, no sabía si eso que escribía estaba bien, en la calculadora ponía hasta cuanto era dos por dos, pero a pesar de tanta inseguridad, pudo terminar de resolver la mayoría de los problemas.

El tiempo se acabó, Jungkook pegó una última mirada a su examen solo por mostrar de alguna forma que estaba interesado en lo que había ahí, camino hasta la profesora quien se encontraba de pie junto a su escritorio recibiendo los últimos cuestionarios que quedaban por entregar, extendió su hoja delante de ella y pudo apreciar como la miraba con sorpresa.

—Debo de estar soñando— con sus dedos empujó sus anteojos acercándolos hacia sus ojos como si al hacer eso todo se aclararía y tendría allí el mismo examen de siempre de Jungkook, una hoja completamente en blanco, el siempre entregaba en blanco—, supongo que debo felicitarlo, esto es un gran avance, más de lo que me esperaba, usted de verdad ha logrado sorprenderme señor Jeon Jungkook.

Sorprendido, asintió y fue por sus cosas para luego seguir a los demás, Jimin y Yoongi se encontraban a un costado de la puerta del aula esperándolo. 

—Estaba difícil— dijo Jimin, apoyado su cabeza sobre el hombro de Yoongi.

—No jodas Jimin, si estuvo difícil para ti entonces ya me veo recuperando el examen y peor aún, el año—. Jungkook resopló, los tres estaban mirando hacia la nada, cansados por el examen, por la tensión que les generaba el estar pendientes de un hilo con las materias, el tener que pensar en que hacer después del instituto. 

Pero había otras cosas que hacer antes de pensar en en las notas y en el futuro.

La seguridad de Taehyung estaba en sus manos.

—Voy a pedirle a mi papá que me busque, tengo que hablar con el.

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«¿De que sirve matemáticas en el amor? // Vkook»Where stories live. Discover now