☆Capitulo 4☆

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Nunca había pisado la casa de un profesor particular, en cierto sentido era algo que detestaba, ya que, desde pequeño había jurado que nunca lo haría, claro, eso se había mantenido hasta ahora.

Tal vez el mundo estaba en mi contra desde que apareció la simple operación de "uno más uno" y allí, desde aquella insignificante suma, nació mi problema, lo peor que me paso en mis dieciocho años.

— Chicos, entonces quedamos en que la matemática es una ciencia que estudia las propiedades de los números y las relaciones que se establecen entre ellos—  Y ademas, se encargaba de quemar mis neuronas, profesora, se olvido de eso.

Volví a suspirar, la hora pasaba como si fuera cargada por una tortuga en su vejez, lento, super lento.

Tube una tortuga en mi niñez, le había puesto un mote extraño para aquel animal, "tortuga Ninja" si, así cómo la caricatura y no era que esta se movía a la velocidad de la luz, saltando por los edificios o rodando por el suelo, para nada, solo que cuándo transitaba en toda mi libertad por mi casa ella aparecía en todos los rincones, ¡Era ninja! Volteaba y ahí estaba.

—¿Entendimos todos?— Se escuchó un pesado "si" de todas las voces del curso—¿Seguros? ¿Y tu Jungkook? ¿Entendiste?— 

Puede meterse las matemáticas por donde no le entraba la luz del Sol.

A pesar de todo el odio distribuido por todo mi sistema asentí ante su pregunta sin sentido. Yo nunca entendía matemáticas, ni siquiera la teoría y sabía perfectamente que ella solo preguntaba para molestar mi existencia.

—Bien, pasemos a otro tema— Abrí mi carpeta y ni bien dijo tres palabras caí sobre esta quejándome de la clase, números, signos, ah, era el alfabeto del diablo.

—¿Algún problema Jeon Jungkook?— Levanté la vista y me encontré con la profesora de pié a unos metros de mi espacio, mirando mi carpeta y encontrándose con mis ejercicios incompletos, su vena en su cien se hinchaba y en mi mente pasaba una escena de como se vería el salón si esta explotaba.

Para eso si pensaba, bien Jungkook, bien.

Ignorando nuevamente su presencia, me encerré en la oscuridad de mis parpados.

Claro que luego recibí un castigo, este era un tanto diferente y me recordaba a mis primeros días de clase.

"No debo dormir en clase no debo dormir en clase, no debo..."

Mi mano estaba al borde de convertirse en una maquina, esas que usaban en las fábricas, poner un tornillo, girar, poner otro tornillo, girar y así, solo que con la diferencia de que yo no soy un robot y mi mano no puede soportar la rapidez con la que quiero escribir y eso que apenas iba dos renglones.

Eran cincuenta.

Había llegado el momento en el que estaba solo en el curso, solo respecto a mis compañeros, pues, la profesora seguía en su escritorio mirándome con malicia, era feliz de verme allí, escribiendo como si en segundos un gran rayo fuera a partirme en dos.

—Se acaba la mañana, Jungkook— Sonreí de lado, obviamente no era una sonrisa de paz, tranquilidad y buena vida, no, estaba todo mi odio concentrado allí, no le respondí, mientras menos escuchara su voz, más años de vida tendré.

No debo dormir en clase, no debo dormir en clase y... ¡Fin!

Estrelle la lapicera contra el banco, anunciando mi felicidad y mi completa libertad de esa estúpida hora, fin de mi tortura.

—Excelente Jungkook, espero que esto le sirva para las próximas horas conmigo y las demás materias— Si, si, si ¿Me puedo ir?

Como guepardo en sus éxtasis de ochenta kilómetros por hora, corrí fuera del curso y antes de poder salir del instituto, en una vuelta de esquina en uno de los pasillos, sin poder parar me encontré rumbo al suelo al chocar con Yoongi, entre mi mueca de dolor y el sonido que despedí, el soltó su antes desconocida risa para mi y creo que por poco mi corazón se enlista en una maratón.

—¿Estás bien?— Aún con su sonrisa marcada en el rostro, me enseño su mano, asentí tras comprender que quería ayudarme y con toda su fuerza me pude poner de pié.

El señaló un cartel en la pared.

"No correr"

Oh, mierda.

Con mis padres todo terminó bien, supongamos porque terminé pegando un buen portazo al salir corriendo del comedor, aunque al final me reí  tras escuchar el termino que usó mi madre tras sentir la puerta.

"Eh, no la hagas giratoria Kook"

¡Pero es que lo había jurado! No quería ir, y lo peor es que había que pagarle y por mi, supongo que le pagaríamos el triple, cuádruple no se.

En fin, tendría que ir prácticamente todos los días a ver al dichoso profesor, sólo que los fines de semana eran mis días de respiro con los números.

Y lo peor, comenzaba en unas horas.

Dos hermosas horas por día, hermoso.

—¡Jungkook!— Tengo la impresión que Jimin estos días lo único que pronuncia es mi nombre. —¿Porque te escapas de mi?— Hizo una mueca de tristeza, si esperaba que sintiera ternura o pena por el pues estaba equivocado.

—No me dieron ganas— Llevó su mano al lugar donde se hallaba el corazón e hizo una seña como si una espada cortara el lugar

—Me pierdes, Jungkook—

—Vete con azuquita— El sonrojo dominó su rostro y como era de esperarse me dio un tincaso en la frente —¡Y si andas más con esa leche que conmigo!—

A pesar del enojo los dos nos quedamos sin aire tras nuestras espantosas risas en el aire, la gente nos miraba mal, pero que va.

—Lo siento Kook— Estaba pasando con rapidez sus manos por sus brazos, tenía frío y no era para menos, había restos de nieve de la noche anterior.

Estaba a punto de decirle que sacara la campera que llevaba en mi mochila pero alguien se me adelantó.

—Toma, pareces un chihuahua— Yoongi se había sacado su abrigo y luego encogiéndose de hombros empezó a caminar a nuestro lado.

—Gracias...— Desde ese momento en el camino transcurrió en silencio.

Maldito Yoongi.
















«¿De que sirve matemáticas en el amor? // Vkook»Where stories live. Discover now