☆Capitulo 28☆

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Las horas pasaban, eso lo sabía por el ruido que hacía el reloj de Jungkook cada vez que se movían las manecillas, a parte de ese sonido, que al acostumbrarse pasa a estar en un segundo plano, el silencio estaba ahí y la oscuridad de la habitación esta vez no era un problema para Tae, siempre tenía miedo, porque no sabía cuando entre las sombras podría aparecer su mayor miedo. Pero aún así, a pesar de sentirse bastante a gusto en ese lugar, no podía dormir, de momentos sus ojos caían y parecía que por fin estaría a punto de conciliar el sueño, pero luego aparecía una sensación de pesadez que inundaba su pecho y le comprimía, la angustia y el miedo volvían a estar presente y sus ojos volvían a tratar de buscar ese peligro inminente, esa sombra que corría hacia el sin dejarle opciones de escapar, las ganas de llorar aparecían con fuerza, quería comprimir las lagrimas, no quería despertar a Kookie, pero no podía ignorar sus sentimientos, se sentía incapaz de continuar, esa presión que aparentaba estar en el centro de su tórax era dolor, pero no dolor del corazón, eso era hasta más fácil de curar.

Pero la herida que genera una vida llena de angustia, sin amor, la herida que generan las personas, esas son complicadas, sangran en cada momento, pero cuando estás en la oscuridad de la habitación, cuando nadie está ahí para ti, esa herida que a veces parece pequeña, que te hace pensar que puedes lidiar con ella, que solo es una cicatriz del pasado ocupando un lugar sin más, deja de serlo, los puntos que una y otra vez los pones con la ganas de que pronto estos caerán y dejaran ahí una línea fina que solo trae recuerdos tristes pero que ya no duele, estallan.

La herida sangra sin parar.

Y duele mucho. 

Duele hasta el punto que pareciera comprimir y apoderarse de su pecho, la respiración parece ser un acto difícil de manejar, la angustia que genera es tan grande que las lagrimas salen y no ayudan, parecen infinitas y sin afán de dar una pizca de tranquilidad, es imposible contener todos esos sentimientos, todo se desborda, Tae se lleva las manos al pecho con sus dedos intentando presionar para disuadir todo ese dolor pero el llanto no tarda en volverse más escandaloso, no puede controlar sus emociones, los movimientos y el sonido de su dolor llama la atención de su acompañante.

—¿Qué pasa Tae?— Jungkook se incorpora de inmediato, primero extiende su mano hasta la tecla de la lamparilla de su mesita, la luz se expande por toda la habitación, no puede evitar suspirar al ver a Tae en ese estado, de inmediato lleva las manos a sus mejillas y con delicadeza trata de atrapar en sus dedos cada lagrima que se deslizaba con rumbo a su mentón, su mente no procesaba lo que veía.

El dolor estaba a flor de piel, Tae sufría con los recuerdos, con el presente, tenía miedo y sabía que esto no era fácil, para nada iba a ser fácil, pero si alguien debía estar a su lado para contener cada una de sus lagrimas era el, se lo debía y lo iba a cumplir cueste lo que cueste.

—Perdón, no quería despertarte— su voz temblaba, era un hilo fino muy distinto al que el conocía, esto era lo que había detrás de todo ese sufrimiento físico, algo que es mucho peor, algo que marca más que los golpes y que es una mancha difícil de borrar. Tae quería hablar y explicar la situación, estaba al límite.

—Shh... solo deja salir todo— susurró Jungkook mientras lo recibía entre sus brazos y acariciaba sus mechones, los envolvía en un dedo o hacía algunos rulos, intentaba calmarlo con cada caricia pero estaba en una situación difícil y en cualquier momento el sentía que también empezaría a llorar, pero por la angustia que resultaba de ver a su amigo así. —Yo estoy aquí, siempre estaré aquí—.

Ver al amor de su vida así. En esas condiciones, es un gran dolor que con el tiempo se transforma en odio, intenta pensar con tranquilidad para evitar algún acto de locura.

Tras unos momentos la respiración de Tae parecía volver a la normalidad, el corazón dejaba de correr esa maratón que parecía infinita y lograban desaparecer esas palpitaciones que sentía en la piel, las ganas de llorar solo eran un vestigio de todo ese dolor repentino que lo había invadido y que por fin parecía dar tregua.

—Ya verás que el tiempo podrá hacer que ese dolor cada vez sea más y más pequeño, en algún punto pasará a ser solo un mal recuerdo, trabajaremos mucho en eso Tae, pero debes confiar en ti y en que eres mejor que esto y que merecer todo lo bueno que este mundo tiene para dar— Su ojos se encontraron, Jungkook le dedico una pequeña sonrisa, pero que le demostraba ese apoyo que necesitaba para intentar dejar atrás una vida llena de disgustos, intentar ser feliz, que parecía algo tan lejano pero que ahora Kookie lo hacía ver posible. —Yo estaré aquí Tae, lo prometo—.

—¿Cómo voy a hacerlo? todo parece cuesta arriba...— y claro que lo era, una gran montaña se alzaba a su alrededor, el parecía tan pequeño ante sus sentimientos que en vez de atenuarse parecían crecer cada vez más, era abrumador.

—Pensé que podríamos comenzar con ir al psicólogo ¿te parece?—. 

Tae no era de las personas que tenían mayor afinidad con esas experiencias, a pesar de no haber acudido jamás a uno, le daba mala espina, esa sensación como si estuviera enfermo.

—No lo se Jungkook...— sentía como sus caricias parecían no solo estar sobre su piel, la cual respondía erizando su vello ante el contacto ligero, sentía que las mismas le sostenían de ese vacío en el que se encontraba— Nunca fui a uno—.

—Es un buen momento para intentar— Jungkook apagó la lamparita y dejó todo bajo la oscuridad nuevamente, sostuvo sus manos y ambos se dejaron caer nuevamente en el colchón— No debes demostrar que eres fuerte, puedes necesitar ayuda de vez en cuando— dijo con suavidad, sin dejar de estar en contacto con el, siempre acariciando aunque sea una región diminuta de su cuerpo.

—Está bien lo haré— dijo Tae está vez más decidido, con más confianza, una que solo Jungkook era capaz de traer a la superficie. —Pero con una condición—.

—Ajá...¿cuál?— dijo Kookie con intriga. 

—Qué me des un beso— Eso lo había tomado por sorpresa, pero claramente no iba a dudar ni tampoco dejar a su amigo con los deseos, si el lo pedía el era capaz de darle lo que el quisiera con tal de ver una sonrisa de las suyas, que lo vuelven loco.

—Tae te voy a dar más de uno—.

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Ejem...

Volví :D

Perdón por tardar taaaaaanto, la facultad... exámenes...malas jugadas de la vida...etc.

Si es que todavía alguien me lee, muchas gracias por estar aquí de verdad <3

«¿De que sirve matemáticas en el amor? // Vkook»Where stories live. Discover now