Chapter sixteen: Eternal night

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Dante lo abrazaba de la cintura, mostrando cierta dominancia hacia él, atrayéndolo tan cerca que sus respiraciones chocaban entre ellas. Podía sentir, además, el calor que tanto extrañaba rodeándolo por completo. Notando el suave olor a canela desprendida de su barba, acercose lentamente, depositando un delicado beso en los labios del otro. Con sus ojos cerrados, se dejó inundar por los hilos de electricidad recorriendo cada rincón de su cuerpo. Sonrieron al final del tacto, sus ojos se encontraron.

Ésta vez fue Dante quien tomó el control sobre el beso; comenzanado lento, saboreando la piel rosada e hinchada, invadiendo su cavidad con la lengua. En su interior crecía la lujuria, ansiaba poseerlo, hacerlo retorcerse de placer, corromperlo. No aguantó más y, apretando más sus brazos, profundizó ese beso, dándole a entender sus intenciones.

Benjamín las aceptó sin dudar. Ahogó un gemido al sentir su cuello ser mordido por su amante. Su lengua pasó por la herida, y eso, sin saber por qué, lo estremeció demasiado. Expuso más su cuello, esperando más marcas. Dante, al ver esto, reaccionó llevando sus manos al trasero del moreno, lo apretó a la vez que gruñía en su oído.

Prontamente, Benajmín se hartó de la situación; por lo que decidió liberarse de su agarre, lo miró fijo a los ojos, y, empujando al otro, se colocó de cuclillas sobre sus caderas sin dejar de clavar su mirada en el mayor. Se mordió los labios, se quitó la remera tan rápido como pudo para volver a besarlo. Ésta vez de forma lujuriosa, llena de placer y tan primitiva que notaba el pecado capital creciendo e invadiendo sus pensamientos. Dante recorría con sus manos la espalda, hasta llegar a sus lumbares, allí hizo algo de presión, y levantó las caderas, permitiendo que sus miembros se encontraran.

Se separaron cuando el oxígeno escaseaba. Ambos guiaron sus manos hacia los cinturones, los cuales fueron sacados con suma velocidad. Dante lanzó a Benjamín a un lado, le quitó los pantalones, los arrojó hacia atrás y admiró la imagen de él, con las mejillas tornándose sutilmente rojas y los labios entreabiertos. Las manos del menor descansaban sobre la almohada, su pecho subía y bajaba al ritmo de una respiración apenas agitada. Aún mirando su abdomen, asercose despacio, llegando a la piel ardiente por más. Marcó con besos un recorrido hasta la tela cubriendo su erección tan reclamante de atención, y al llegar lamió el miembro sobre el boxer. Benjamín cerró los puños, arqueando la espalda, lanzando un jadeo ronco desesperado por más. Todo se volvió irreal en el momento en que Dante delizó la prenda, dejando expuesto su falo, y lamió desde la base del mismo hasta la punta varias veces, buscando exasperar al otro. Una vez logrado su cometido, lo metió entero en su boca, rodeándolo de una calidez que lo llevó al cielo. Jadeante. Excitado. No podía creer lo sucediente.

Despertó como si de una pesadilla se tratase. Miró hacia el costado, con la esperanza de verlo dormir a su lado. Pero no lo halló. Lo que lo acompañaba era una erección un tanto dolorosa. ¿Por qué tenía que seguir soñando con él? Y para colmo... eran de ellos teniendo sexo.

Dirigió, temerosamente, su mano hacia su miebro, totalmente duro. Apenas lo rozó sintió la sensibilidad, un escalofrío recorrió su espalda. Comenzó con caricias suaves, pero era obvio que no sería suficiente. Imaginando situaciones de extrema lujuria, aumentó la velocidad, pensando sólamente en el placer que sus fantasías le ofrecían. Y Dante como protagonista de todas ellas. Se imaginó de rodillas, mirando hacia arriba, recibiendo así la mirada tan inquisidora de él, levantando la ceja, dando una orden sin pronunciar palabra. Se imaginó acercarse al otro, a su miembro. Se imaginó saboreando la piel, en cómo sería ser tomado por el rubio. El orgasmo lo golpeó a la vez que la idea de Dante terminando en su boca, con el líquido blanquesino bajando por su garganta, y viendo cómo su amante sonreía satisfactorio. Cayó rendido.

Entre CadenasWhere stories live. Discover now